POR ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA)
Al carácter histórico del edificio, un castillo del siglo XIV reconstruido por Enrique II de Castilla, primer rey de la Casa Trastámara, fallecido en Santo Domingo de La Calzada en 1379 y enterrado en la Catedral de Toledo, se une la modernidad que todo viajero precisa hoy en día. Confort e historia se aúnan aquí a la perfección.
La experiencia no puede resultar más positiva. Desde las habitaciones, al servicio del restaurante, pasando por la recepción, ayudan y mucho a que la estancia supere las expectativas. Tuve ocasión de cenar en el Parador y quedé impresionado por la amabilidad del personal y la presentación y elaboración de los platos.
Un servicio de 10 que lamentablemente no podemos repetir con la frecuencia deseada por los altísimos precios que van teniendo ya estos hoteles del Estado que a mi juicio, deberían procurar ajustar precios para hacerles más asequibles al gran público, que en definitiva, como empresa estatal que es, ya lo sufraga con sus impuestos.