POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Los bomberos rescataron a un hombre que hacía parapente a motor y se enganchó en un tendido de la luz, en Carreño; lo hallaron sumamente excitado, con la tensión altísima, la alta y la baja, a cuatro metros del suelo y a menos del Cielo, entre el ánodo y el cátodo; si no se llamaba Julio se llamaba Faradio. Mientras los técnicos de la compañía eléctrica procedían a cortar el suministro, los bomberos colocaban una colchoneta debajo del colgado por si en el ínterin caía de maduro; una vez que los empleados de Hidroeléctrica, o como se llame, confirmaron que ya podían arrimar una escalera a los bornes del afectado sin peligro de contagio, el personal de emergencias procedió a desenchufarlo, a base de galvanoplastia liberarlo de los calambres y polarizarlo para que remontase el vuelo. Ahora toca confiar en que la corriente alterna no lo enganche poco más allá, en los cables de Cancienes o, ya lo veo venir, en los de la Monxina.
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