POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Aunque con unos días de retraso y ya entrados en la semana pasional, no quiero dejar de felicitar a todos los Josés, Finines, Josefas, Pepes, Pepas, Pepitos, Finas, Pepitas y Josefinas, a todos los que el sábado celebraron su santo, si me queda alguien, lo siento, que se dé por felicitado y una especial felicitación para todos los padres.

Tanto se ha dicho y escrito sobre San José que, en verdad, nada sabemos de él, de su vida, de su profesión… San Lucas (1-26) nos dice únicamente que era descendiente de “la estirpe de David”.

Todo lo demás son especulaciones de santos y de escritores religiosos que han profesionalizado la actividad laboral del esposo de María sin fundamento histórico alguno. Desde tiempos antiguos se tendió, quizá por motivos pictóricos, a asignarle la profesión laboral de carpintero.

San Gilario de Poitiers (367), San Beda el Venerable (735) y San Anselmo (1109) insinúan que era herrero y herrador; San Agustín lo cataloga como albañil; San Ambrosio conjuga la carpintería y la herrería… Finalmente Fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios (1597), en su “Sumario de las excelencias del glorioso San Joseph, esposo de la Virgen María”, aúna todas las opiniones: “San Joseph supo muy bien y con mucho primor el arte del herrero y también la del carpintero y cualquier otro arte mecánico porque era industrioso e ingenioso sobre manera”.

Está claro que algún oficio debió ejercer para asegurar el sustento de su familia y, así hemos de aceptarlo, fue un artesano (faber) general, no específicamente carpintero (tignarius), ni jefe de obras (proefectus fabrum, ni un obrero asalariado por cuenta ajena. Lo que hoy llamaríamos “un manitas”.

¿Sabía cocinar? Pues me temo que no, y que la “artista de los fogones” sería su esposa María, siempre atenta al cuidado de los suyos.

Y como José trabajaba y el niño Jesús enredaba, había que sorprenderlos con alguna dulcería sabrosa, barata y fácil de hacer, como son los buñuelos.

En Torrevieja, era en la víspera del día San José o día del padre, por la noche, se freían ‘buñuelos de viento’ en hornillos de carbón, instalados uno en la Plaza de Constitución, frente a la imprenta de Acacio Rebagliato; y otro en la Plaza orgullo del alcalde Waldo Calero. Los buñuelos de viento se vendían por docenas y eran servidos en grandes cucuruchos de papel de estraza.

En Savona (Italia) también se preparan ese día los llamados “frittelle di San Giuseppe”, una especie de buñuelos rellenos. La receta de los buñuelos de Torrevieja es muy sencilla: dos huevos, rayadura de limón, medio vaso de aceite de oliva, medio litro de leche, una papelina de levadura royal, harina, canela y azúcar para rebozar. Freírlos y listos para comer.

En Torrevieja, las celebraciones de San José tuvieron en otras épocas mucho arraigo. En 1903, igual que en años anteriores, se prepararon solemnes fiestas en honor al glorioso patriarca, comenzando con gran entusiasmo los preparativos a más de un mes antes, los primeros días de febrero. El 13 de marzo se repartieron en los programas anunciadores de las fiestas por toda la villa y que se desarrollarían con gran regocijo y satisfacción los días 18 y 19, y no sólo del vecindario torrevejense, sino también por los muchos forasteros de los pueblos cercanos que en esos días, y principalmente el 19, acudieron a Torrevieja.

Con el fin de recaudar fondos suficientes para las celebraciones, el domingo 15 de marzo, en la glorieta de la plaza de la iglesia, se efectuó una rifa en la que se puso en suerte una preciosa imagen de San José de talla que costó cincuenta pesetas, mientras que banda de música amenizaba el acto entreteniendo a la concurrencia.

Llegado el día el miércoles, día 18, al amanecer hubo salvas y volteo general de campanas. Por la tarde, recorrió las principales calles la banda de música municipal a los alegres aires de bonitos pasodobles, al igual que las dulzainas de Elche y Torrevieja. Al anochecer se dispararon nuevas salvas, para en la oscuridad de la noche se dispararon celebrar una verbena en la plaza de la Constitución, terminando la velada con el disparo de un árbol de fuegos de artificio a cargo del afamado pirotécnico de Orihuela, Joaquín Cánovas.

El día de San José, en la mañana se celebró una solemne misa en el templo de la Inmaculada, encargándose del panegírico del santo el elocuente orador y canónigo la catedral de Orihuela, Francisco Iniesta. La hora y media que permaneció en la cátedra santa, al auditorio le pareció un minuto; tan conmovido he impresionado estuvo, que no perdió una sola de las palabras, que a torrentes y con una verbosidad asombrosa pronunció tan diserto predicador. El sermón estuvo lleno de hermosas comparaciones, de símiles admirables y demostraciones.

A las dos de la tarde, salió recorriendo las calles de la población la aplaudida banda sorda, dirigida por el célebre profesor Justo Montesinos, acompañándole en el acto las clásicas charamitas. A las seis, salió de la iglesia la solemne procesión con la imagen del santo, con un itinerario por las calles del centro de la población, viéndose un tanto deslucida, a pesar de haber concurrido y tomado parte muchos devotos, por lo desapacible de la tarde con un fuerte viento. A las nueve de la noche, hubo una nueva verbena en la plaza de la Constitución disparándose al final un gran castillo de fuegos artificiales.

Todos los encargados de los festejos cumplieron, tanto la acreditada banda de música como la banda sorda dirigida por Justo Montesinos. Durante todas las fiestas reinó mucho entusiasmo en todos los vecinos. Merecieron elogios la comisión organizadora de los festejos, el alcalde Rafael Sala García y otras autoridades por la protección, apoyo y facilidades que dieron para se realizaran los festejos; al cura y clero parroquial, por cooperar también con entusiasmo. Nada más que terminar las fiestas, se nombró una nueva junta de la Cofradía de San José, formada por personas de grandes condiciones y aptitudes que debían de continuar con la tradicional fiesta al año siguiente.

Fuente: Diario LA VERDAD – VEGA BAJA. Orihuela, 22 de marzo de 2016