Por sorprendente que resulte SÏ. No hace mucho pasé unos días en Italia y, naturalmente, probé diversas variedades de pasta con el toque que allí saben darla y que convierte cada plato en un auténtico manjar. Llevo acudiendo a comer a La Venta de Malanquilla desde tiempo inmemorial. Como todos mis seguidores y amigos saben es éste un restaurante casero a la vez que gourmet que podríamos definir como un lugar que destaca por la presencia de alimentos de alta calidad, preparados con técnicas culinarias de vanguardia, sin perder el estilo tradicional de su cocina y no deja de sorprenderme. En las últimas ocasiones he degustado varios platos de pasta de diferentes variedades y cocinados que nada tienen que envidiar a los de Italia. De hecho son los que más me han recordado a los que pude probar allí, con la ventaja de que en La Venta disponen de una carta y menú con abundantes opciones para quienes deseen deleitarse con otras especialidades como sus afamados escabechados.

Carlos Serrano, el propietario, con su reducido pero eficaz equipo, además de un enamorado de Malanquilla de donde llegó a ser concejal, ha sabido imprimir a su restaurante -heredado de sus padres- un toque innovador, sin perder por ello la esencia que le identifica, que ha revolucionado la gastronomía comarcal y que se percibe en cada una de sus elaboraciones. Y además se come. Nadie se va con hambre de La Venta, porque a uno que es de comer, se le caen las lágrimas al ver platos tan sofisticados como escasos de algunos de nuestros más renombrados chefs. Lo dicho pasta en Italia y por qué no, en Malanquilla también.