POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Mañana es Viernes Santo, día que la cristiandad destina al recuerdo de la Pasión y Muerte de Jesús Nazareno. Es para los creyentes cristianos un día penitencial, con ayuno y abstinencia, y un día de dolor. Recuerdo triste que culminará el próximo domingo con la alegría de la Resurrección del Salvador.
Me van a perdonar si antes de tratar de «cosas mundanas» dedique unos momentos de reflexión a lo que significa esta fiesta penitencial. Y no lo voy a hacer con mis palabras sino con las de aquel, el maestro don Miguel de Unamuno (1865-1937), que forjó escuela de pensamiento y de grandeza de alma.
Cito solamente unos pocos versos de su precioso poema «A Jesucristo muerto»:
«¿En qué piensas Tu, muerto, Jesús mío?
¿Por qué ese velo de cerrada noche
de tu abundosa cabellera negra
de Nazareno cae sobre tu frente?
Miras dentro de Ti, donde está el reino
de Dios; dentro de Ti, donde alborea
el sol eterno de las almas vivas…
Que eres, Cristo, el único
Hombre que sucumbió en pleno grado,
triunfador de la muerte, que a la vida
por Ti quedó encumbrada. Desde entonces
por Ti nos vivifica esa tu muerte;
por Ti la muerte es el amparo dulce
que azucara amargores de la vida…»
Si lo desean, mediten un poco sobre este sentir de don Miguel; a lo mejor, regala semillas que, germinando, nos darán frutos de esperanza y de consuelo.
Y ahora, a lo nuestro, lo cotidiano.
Les decía que Viernes Santo es día de ayuno y abstinencia. Nuestra comida ha de ser sencilla y exenta de carnes; por eso les animamos a que preparen un PASTEL DE BACALAO; deliciosa muestra de buena cocina.
Háganlo así:
En una sartén con aceite frían una cebolla hasta casi dorar y en ella rehoguen una cucharadita mediana de harina; añadan un vaso de leche y unos 450 g de bacalao previamente desalado y migado. Dejen que. de unos hervores y apártenlo del fuego para que enfríe.
Batan muy bien 4 huevos y en el cuenco de batido viertan el preparado anterior, removiendo bien con cuchara de madera, hasta tener un conjunto homogéneo.
Llévenlo a un molde rectangular y horneen a temperatura media hasta que cuaje perfectamente.
Sáquenlo del horno y, ya casi frío, desmolden el pastel.
Puede servirse así, templado; frío, o calentado en horno o microondas.
Hay quienes gustan de acompañarlo con salsa de tomate.