POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Ahora que «están al uso» las ollas rápidas, antes ollas exprés, conviene que en recuerdo de honor y gratitud a su trabajo comencemos nuestro comentario hablando del físico e investigador francés Denis Papin (1647-1714), precursor de la máquina de vapor e inventor de la que él llamó «marmita de vapor» y hoy decimos olla a presión.
Este gran físico observó que para que un líquido hierva es preciso que su presión de vapor iguale a la presión exterior. De este modo si el agua, pongamos por caso, hierve a la temperatura de 100º C a presión exterior de 1 atm, su temperatura de ebullición disminuye si esa presión exterior es menor de 1 atm (pongamos por caso en las altas montañas); en cambio aumenta si la presión exterior es superior a 1 atm.
He aquí el fundamento de la olla exprés; hervir agua a temperaturas superiores a los 100º C aumentando la presión exterior y, así, los alimentos cuecen antes.
Papin denominó «marmita de vapor» (marmite de vapeur) a su «olla exprés»; palabra esta, marmite, que se generalizó a todo tipo de cazuela, olla, pota, pote, tartera… o como quieran llamarlo.
A los guisos en cazuela (en marmita) los vascos les dicen MARMITAKO, siendo de gran fama los que como ingredientes principales llevan patatas y bonito del norte.
La invernía no es costera de bonitos y tampoco lo es de salmones. Pero como estos se cultivan en piscifactorías ubicadas en aguas del norte (noruegas especialmente) y el transporte en avión garantiza su frescura, podemos disponer de exquisitos salmones frescos durante todo el año.
¡Vaya!
Que » el príncipe de nuestros ríos» quedó relegado a «clase de tropa» por culpa de la invasión vikinga.
Pues juntando ciencia, investigación e historia prepararemos hoy una buena y apetitosa cazuela (o marmita) de salmón con patatas y puerros.
Y algo más «pa con ello» , que todo suma.
En una cazuela guisaremos unas patatas, como si fueran «viudes», al modo acostumbrado, Aparte, preparamos un sofrito con ajo, cebolla y puerros (la parte blanca) muy picadinos y lo añadimos a las patatas.
Aparte, también, pasamos por la sartén unos trozos medianos de salmón y los agregamos al guiso cuando las patatas estén a media cocción. Bautizamos con un chorro de fino andaluz… y a esperar a que las patatas estén bien cocidas.
Reposa durante un tiempo, cerca del fuego, y se sirve muy caliente adornando con un espolvoreo de perejil picado en menudo.
Y como la Navidad se acerca, brindaremos con sidra champanizada asturiana.