POR MIGUEL ALCOBENDAS FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE ALGETE (MADRID) – 2016
En primer lugar queremos recordar que en este 2016 hace diez años que se reabrió el edificio histórico del siglo XVI de la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción, tras más de cinco años de rehabilitación integral que nos ofreció su majestuosidad y esencia.
El edificio y el patrimonio que alberga necesitan seguir con su mantenimiento y recuperación. Así hemos ido viendo en estos años como se han ido reponiendo imágenes, se han restaurado y recuperado la pintura de dos bóvedas, la mazonería del retablo mayor y este mismo año se continúa con los lienzos de V. Carducho y E. Cajés, donde se descubren grandes detalles, pero además hay otras pequeñas obras como el control de humedades o la limpieza de tejados de este mismo verano. Y todavía necesita actuaciones como fachadas, bóvedas, calvario, puerta del sol,… que, como miembros de esta comunidad, sería importante que mostrásemos todo nuestro interés, apoyo y colaboración para descubrir, conocer, valorar, conservar y recuperar el patrimonio algeteño.
En estos dos últimos años las actuaciones más llamativas que se han llevado a cabo:
Tratamientos de conservación y restauración de la pintura mural en la nave sur del crucero, descubriéndonos esas pinturas románticas de finales del s. XVIII y principios del XIX que dan elegancia y calidez, con motivos florales y frutales combinados con formas geométricas y orgánicas, ángeles y paisajes.
Las pinturas de la bóveda del presbiterio con los cuatro evangelistas y sus símbolos en los medallones de los casetones de las cuatro esquinas con relieves y orlas tipo cartela coronadas por caras que generan la ilusión de mantener colgando de su boca la misma cartela.
La mazonería, es decir, el armazón principal del retablo mayor con sus elementos y el remate, favorecido por la fotografía del mismo en torno al año 1930, que encontramos en el Archivo de “Philipps Universität” en Marburg (Alemania).
Encontrándonos con una gran luz y brillantez en el mismo y los elementos decorativos como las zonas con esgrafiados sobre el pan de oro bruñido que nos dan esos estofados de flores y frutos tropicales. Como comentaba la restauradora María de la O Vargas el día de la presentación del trabajo “Es un gran retablo, como un trono central adornado alrededor”.