POR MIGUEL ROMERO SAIZ, CRONISTA OFICIAL DE CUENCA.
Los sentimientos afloran cuando entre las personas hay humildad expresada, por su forma de ser, sus actos y su propio carácter; y eso es lo que flota en la atmósfera cuando te encuentras con Paulino Fernández Calvo. Persona entrañable, dicharachero como dirían los vecinos del lugar, amable y afectuoso, jovial y generoso.
Todos los tiempos tienen sus recuerdos y tal vez, remontarnos al año 1950 –para quienes pudieron vivirlo in situ- sería disfrutar con este muchacho vestido de jugador de baloncesto e intentando encestar en aquellas canastas de madera y aro rígido. Podría ser en las pistas de tierra de parques, de la plaza de toros, del Serranía después, y bastante más tarde en las pistas del Colegio Menor, luchando entre colegiales, amigos o compañeros para ver quién o cómo, conseguía recuperar el balón, por entonces de cuero y dureza extrema. Todo tiene su valor y su propio sentido. Su desparpajo y tenacidad en el deporte del aro le llevaron a un fichaje rápido en el equipo del Cuenca Recreativa, disputando la liga en aquella Segunda Regional de extremo duro.
Cuatro años tardarían en ascender de categoría y enfrentarse a los mejores de Madrid –zona a la que correspondía nuestra provincia-, destacando los enfrentamientos contra el Real Madrid y el Estudiantes, dilucidando el valor de una Cuenca que empezaba a emerger en el deporte de equipo. Sin embargo, el sacrificio y la dureza de las pistas en las que debían dilucidar sus valores deportivos le arrastraron a una dura lesión de muñeca que no lograba recuperar como jugador, decidiendo tempranamente abandonar el juego activo y dedicarse a otras labores propias del mismo deporte. Árbitro durante unos cuantos años –cerca de diez- y luego directivo de la Federación Española, sin olvidar que su Club Baloncesto Cuenca era la ilusión de su vida. Como presidente inició un camino sin retorno para llevarlo a lo más alto posible, limitado eso sí, a la ciudad y a sus posibilidades. El abanderó a ese grupo donde Román Solano, Pepe, Chule, Carlos, Víctor, Yubero, Piter o Chachi, entre otros muchos que sería interminable exponer, fueron capaces, en dejar sentir entre generaciones y público lo que era vivir con intensidad el deporte del baloncesto en Cuenca.
Sin duda, un hombre con tanta ilusión como Paulino no podía más que dejar una impronta inigualable a lo largo de toda una vida dedicada a ese deporte al que tanto ama, sin olvidar que su trabajo profesional en la banca era esa responsabilidad principal para poder criar y educar a una gran prole de hijos que recibirían de su parte y de esa gran mujer que es Alicia, la esmerada educación en el respeto y en los más ricos valores sociales.
Ahora, cerca de cumplir 90 años, la pista central de El Sargal recibe su nombre mientras Paulino sigue disfrutando del deporte que ha marcado su vida, el baloncesto. Un reconocimiento de Cuenca a uno de los suyos, un deportista que demostró su implicación dentro de la pista y, lo que es más importante, fuera de ella.
Por eso, cuando el Ayuntamiento, en sesión plenaria del mes de mayo –por unanimidad- decidió hacerle un homenaje en vida y ponerle su nombre a la pisa central del polideportivo municipal –en esa calle Sargal al lado del Júcar- donde tantas y tantas veces hemos derrochado esfuerzo y diversión bajo la canasta, donde ha jugado la selección española, la estadounidense o la argentina, entre otras, donde han corrido Corbalán, Petrovick o Thachenko, fue una satisfacción y un orgullo para quién como yo, ha compartido tantas horas dentro de este bonito deporte, como jugador, como entrenador de los equipos femeninos y luego, como directivo federativo –responsabilidad que heredé de su maestría y apoyo-, cogiendo las riendas cuando él decidió dejar esa labor. Todo un privilegio para mí, en esa humildad que ofrece un hombre que no sabe más que aportar su ayuda constante para que los que estábamos a su lado, aprendiéramos los grandes valores que éste y otros deportes ofrecen a la sociedad en ese buen tratamiento de su ejercicio.
Pero Paulino no se quedó ahí. Su amor por el deporte le llevaría a ejercer de concejal de esta área durante una legislatura, volviendo a dejar su sello en la gestión de las instalaciones y de las actividades que una ciudad como Cuenca requería. Una nueva prueba más de esa constante dedicación a su ciudad, a sus gentes, a sus deportistas, a la cultura y al desarrollo social.
Por eso, disfruté el pasado sábado en la pista central, moderando el acto de homenaje que el Ayuntamiento le ofrecía, ante numeroso público y en la previa del último partido en casa de su equipo del alma, el C.B. Cuenca. Mi labor, sencilla, fue introducir el acto, dando paso a las palabras de Santiago Yubero, jugador, profesor y amigo, a las palabras del homenajeado y a las de nuestro alcalde Darío Dolz, recibiendo el aplauso de un público volcado con el que tantos años ha derrochado gestión, apoyo, deseo e ilusión.
Se descubrió la placa entre aplausos de un numerosísimo público, concejales de todas las ideologías, amigos del deporte, familia y conocidos, conquenses en general. Se escucharon las palabras, recibió Alicia unos ramos de flores y luego, se hizo el saque de honor del último partido de la temporada en la pista Esperanza Calvo. Todo un lujo para un día especial y para un hombre único.
Paulino sigue dándonos ese ejemplo y todos los días del año en que el equipo entrena, temporada a temporada, se acerca a verlos, para con su presencia dar ese ánimo que su propia persona expande, les acompaña en los viajes por toda Castilla La Mancha, les anima a conseguir objetivos, se preocupa de que todo concurra con la normalidad necesaria y es, en definitiva, ese Paulino Fernández al que todos le profesamos respeto, admiración y afecto, sí, mucho afecto por ser como es y por todo cuánto merece.
Mis palabras en el acto del sábado se resumieron a este texto que expongo a continuación para dar por finalizado mi artículo personal de aplauso y reconocimiento:
“Es para mí un motivo de orgullo, y no como Cronista Oficial de la ciudad, que también, sino por la amistad que me une al que hoy homenajeamos aquí: a don Paulino Fernández Calvo y cuya semblanza de vida y recorrido la hará a continuación el que fuera un excepcional jugador del CB Cuenca y ahora profesor y decano universitario Santiago Yubero, perfecto conocedor de la trayectoria deportiva y humana de nuestro anfitrión.
Pero no quisiera dejar pasar por alto, mi experiencia personal junto a Paulino Fernández y lo quisiera hacer de la forma más breve e intensa posible, en función del escaso tiempo que disponemos para este acto.
Dijo Magic Jhonson, el magnífico jugador americano “No preguntes qué pueden hacer por ti tus compañeros, pregúntate qué puedes hacer tú por ellos” y esta frase se cumple en quien ha sabido transmitir a todos cuantos hemos estado a su lado, bajo su especial bonhomía, compartiendo deporte, gestión o acción social, esos grandes VALORES que encierra el baloncesto y en definitiva el deporte en general: Cooperación, Sacrificio, Superación y Motivación; y sin duda, para quién ha sabido ser grande entre tanta pequeñez como es su caso, me siento feliz de ver cómo en vida puede disfrutar de un homenaje merecido y puede seguir ejemplarizando lo que ha hecho de mí y de tantas y tantas personas, sentir el VALOR DEL RESPETO, LA AMISTAD Y LA ILUSIÓN, factores claves de esa Calidad Humana con mayúsculas que atesora en su persona. A su lado he aprendido en mi calidad de jugador, entrenador y delegado federativo que he sido, -y lo quisiera hacer también en nombre de todo este Baloncesto Femenino Conquense al que tanto has ayudado-, lo que es la ilusión, la buena gestión y, sobre todo, el sentimiento que desprende un corazón como el tuyo, en definitiva, tu más grande virtud que es la GENEROSIDAD, ese dar todo para los demás. Gracias Paulino por ser como eres y gracias Alicia por permitírselo. Te queremos, Cuenca te quiere y en particular yo, por eso lo queremos manifestar en público. Gracias por la oportunidad que se me ha brindado para ello.
A su lado, toda tu familia, vivo ejemplo de tu personalidad, a los que has adornado de tus mismas virtudes, por eso, hoy es un día especial, de una familia ejemplar para una ciudad única como es Cuenca.
Gracias al Consistorio por decidir unánimemente en ese pleno ordinario del mes de mayo pasado, lo que hoy conmemoramos porque con estos detalles, hacéis como Ayuntamiento, más grande la sociedad conquense a la que nos debemos. Enhorabuena y Gracias”.
FUENTE: https://www.liberaldecastilla.com/paulino-fernandez-un-ejemplo-en-los-valores-sociales