POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Pedro era un alumno activo. Inquieto, participativo en las actividades escolares y extraescolares, vivaracho, amante del fútbol, integrado con los compañeros. Conocía su afición por la música, sus actuaciones en la Agrupación Musical Villanovense; después pierdo la pista de sus estudios, sus actuaciones con Orquestas de baile las temporadas de verano, su selección para actuar con una gran Orquesta… y en estos días me entero de su vida en Alemania, dedicado a los sueños que siempre ha perseguido.
Un encuentro en su rápida visita navideña a Villanueva del Arzobispo, seis días que pasan veloces, en torno a un café, charlo con Pedro Berbel.
Primero sobre Villanueva,
A pesar de la despoblación que sufre hoy en día el mundo rural, veo a Villanueva que intenta siempre mirar hacia delante y no estancarse en el presente. Se está intentando atraer a la gente por medio del turismo, poniendo de manifiesto la gran oferta cultural que tenemos (única en la comarca), nuestro Parque Natural de Cazorla Segura y las Villas; y nuestras tradiciones. Creo que están deben ser las bases para que Villanueva mire hacia el futuro y los jóvenes puedan permanecer en la localidad por muchos años más.
Estos días los he dedicado mayormente a estar con la familia y amigos. Ir a Villanueva para mí significa desconexión. A la mañana churros, una buena ajoharina a medio día y por la noche visitar algún amigo de los de toda la vida. Desde los tres años y ahí seguimos. Como si el tiempo no hubiera pasado. Es algo de lo que estoy muy orgulloso. A pesar de la distancia y el tiempo sin vernos, conservo mis amistades de toda la vida de mi pueblo.
La vocación musical me viene a raíz de la pasión por la Semana Santa. Creo que con solo dos o tres años ya intentaba tirar del tambor aunque no pudiera tocar toda la procesión. En mi casa se vivía mucho la Semana Santa y de ahí me viene la afición.
Creo que ahora que pasan los años, me doy cuenta de unos de los mayores bienes inmateriales que tiene nuestro municipio. La tradición de las bandas de música o Semana Santa. Tanto por calidad como por cantidad de músicos, es un lujo tener esto en la localidad y espero que siga siendo así por muchos años.
Después con ocho años comencé a recibir clase de percusión y música en la banda de Arroyo del Ojanco y posteriormente en la Agrupación Musical Villanovense. Allí me formaron personas como Juan Antonio Blanco, Pedro González Leal, Mercedes Poyatos a la que agradezco mayormente su ímpetu por enseñarme e inculcarme la pasión por la música.
No recuerdo un momento en el que me decantará por la percusión. Simplemente, como he dicho antes, del tambor de las bandas de Semana Santa a percusión, todo pasó de manera rápida.
Empecé con nueve años a cursar estudios de música en el Conservatorio de Música de Jaén donde estudié durante ocho años. Después me trasladé a Granada para cursar el grado superior durante cuatro años.
Una manera de ayudar económicamente en sus estudios fue, durante los veranos, actuar con distintas Orquestas de Baile, que recorrían España por los cuatro puntos cardinales, siendo aún un mozalbete.
Fueron seis años en total. Cuatro en la Orquesta “Fussis” de Segura de la Sierra y dos en Orquesta “Pentagrama” de Almería. Mis recuerdos de este periodo son geniales y divertidos. Podría decir que es la época que más he disfrutado y donde mejor me lo he pasado.
He podido viajar por toda la geografía española y he conocido muchísima gente. Además me ha servido para aprender muchas cosas del ámbito musical que normalmente no se aprenden en un conservatorio. La improvisación, tocar sin partitura o preparar una canción en menos de un día son cosas que en estas formaciones se aprenden bastante bien. En general guardo un grato recuerdo y me llevo de estos años amistades para siempre.
Cambiamos de tercio en nuestra conversación, ya que conozco su pasión por el mundo de los toros:
Desde muy pequeño he sido muy aficionado. Tanto mi padre, mis tíos Paco y Toñi amigos,… podríamos decir que me han inyectado en vena esta pasión. Cada vez que vuelvo a Villanueva, aunque sean pocos días, trato de ir a los festejos populares con mis amigos y sigo muy de cerca la temporada taurina de las grandes ferias.
Como anécdota podría contar que algún susto me he llevado en festejos populares. A pesar de no saber recortar o entender a los animales, me ha gustado arrimarme la verdad.
.- Nos volvemos a su participación en Orquestas Sinfónicas:
Actualmente participo bastante a menudo como colaborador de la Orquesta Ciudad de Granada. Uno de los últimos conciertos con esta formación fue en el mes de julio. Justo después de la pandemia tuve el honor de participar en la 9 sinfonía de Beethoven en el palacio de Carlos V de La Alhambra. Un concierto en agradecimiento al personal sanitario granadino que estuvo lleno de emoción y sentimiento.
Otras de las formaciones donde he tenido el gusto de colaborar ha sido con la Joven Orquesta de Andalucía donde interpretamos hace unos años la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler en Úbeda. Me intereso por su traslado a Alemania.
El profesor que tenía en la academia Barenboim-Said de Sevilla, me animó a continuar los estudios con él en Alemania. Entonces decidí, después de terminar los estudios en Granada, realizar un Máster en la ciudad de Rostock donde me encuentro viviendo actualmente.
En los años que llevo aquí he tenido la oportunidad de trabajar en diferentes orquestas de ciudades como Berlín, Brandenburg, Lübeck o Leipzig donde he pasado el último año. Allí conseguí ganar una plaza como academista de la orquesta de la radio de esta ciudad.
También he llevado a cabo diferentes proyectos de música de cámara junto a compañeros de mi conservatorio. El último fue presentado en el mes de febrero en Rostock. Un proyecto que aúna percusión, teatro, diseño sonoro y visual. Esta es otra de las inquietudes que tengo como intérprete y además que me aportan un punto de vista diferente a la visión clásica de la música.
En la lejanía hay tiempo para nostalgia, para el recuerdo, sobre mi pregunta de lo que más añora, en su estancia allí, Pedro me dice:
Sin duda una de las cosas que más echo de menos de España, son la familia y los amigos. Cada vez me cuesta más encontrar fechas en el año para poder visitar a mi gente y eso es algo que siempre ronda en mi cabeza. Otras cosas que echo bastante de menos es la montaña y los ratos en bici. Aquí por desgracia no tengo la suerte de tener la Sierra y los parajes que tenemos por allí. Es algo que también noto su falta, su belleza.
Por lo demás creo que me he habituado muy bien a este país. Me gusta mucho el idioma y la importancia que dan no solo a la cultura, sino a toda la gente que vive o se gana vida con ella. Ahora con el Covic, la programación de los conciertos está totalmente parada.
El trabajo en Alemania no me permite poder disfrutar más días de vacaciones. Si todo va bien el, día 4 de enero comienzo de nuevo con mis alumnos del colegio donde trabajo aquí en Rostock.- situado en zona costera, pero con temperaturas sumamente bajas-, Me dedico a dar clase de música y percusión. Esto me permite poder vivir aquí y seguir teniendo el tiempo libre necesario para formarme y estudiar. Aún queda mucho por aprender.
Ahora mis proyectos se centran en seguir formándome aquí, seguir dando clases y hacer pruebas para distintas orquestas tanto de Alemania como de España. De momento creo que algún año más me quedaré por aquí, pero he de reconocer, que echo mucho de menos España. Si tuviera la oportunidad laboral, no me importaría volver.
Pedro, apura sus últimas horas, viaje a Málaga, donde tomará el avión que le traslada a Alemania.
Un joven con talento que se abre paso en el mundo de la música, en la que nuestra localidad, sembró y siembra la semilla, que va recogiendo el fruto del trabajo y del amor por la música, el teatro, la danza, el deporte o las Bellas Artes.