POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
En otoño de 1999, en un viaje con Luis Aragonés, cuando entrenaba al Real Oviedo, hablando de nuestros jugadores Esteban y Unzué, me dijo que lo único que pedía a un portero era que no metiese dentro las pelotas que al rival le salían fuera. Luis tenía perogrulladas de este porte, de ahí lo de “el Sabio de Hortaleza”. Así, en la política no pedimos que nuestros gobernantes traigan la Luna que nos prometieron, tampoco que resuelvan un problema tanto como que no lo creen de nueva factura; bien estaría que construyesen puentes para salvar ríos, pero nos conformaríamos con que se ahorrasen de construirlos donde no hay río; en suma, que no agiten las balsas de aceite, que no provoquen conflictos en tiempos de paz, que busquen razones para que el ciudadano obedezca más que para sublevarse, que finjan saber lo que en realidad ignoran y, en fin, que no metan dentro las pelotas que van fuera.
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