Así calificaba el clásico y prestigioso semanario taurino, “Clarín” –Valencia 1922-1936–, al recién doctorado lidiador de toros, Pepe Gallardo (1908-1988), solo unos meses después de haber tomado la alternativa. El 25 de septiembre se han cumplido 90 años de aquella alternativa en la Monumental de Barcelona. No fue una tarde triunfal, pero el famoso crítico conocido como “Rafael” escribió: “Pepe Gallardo es un valor taurino”. No exageraba.
Había debutado fuera de Andalucía como novillero en abril de 1932 en el madrileño barrio de Tetuán, en una pequeña plaza de toros llamada Tetuán de las Victorias. El crítico taurino del periódico “El Heraldo de Madrid” pintó certeramente su figura: “Apenas pisó el ruedo y en el paseíllo avanzó la figura erguida, marchoso el tipo y alegre el paso, su presencia levantó rumor de grata acogida entre la muchedumbre. Porque el torero de Chiclana, que tiene nombre zarzuelero y español, mozo espigado de Andalucía baja, este Pepe Gallardo, que podía ser el protagonista de un romance popular, solo por las hechuras da la sensación de que nacido para torero. De casta le viene al mozo, que siempre fue Chiclana cuna de artistas elegidos y ese sol de las marismas presta a la sangre pasión y bríos …”. Y pasó que, ante un primer novillo sin nervio ni bravura, recibió una gran ovación. Al segundo le cortó una oreja y salió a hombros. Y sucedió lo que presagiaba el crítico: el nacimiento de una gran figura del toreo.
Las siguientes novilladas, otra vez en Tetuán de las Victorias, confirmó su arte. De él dijo el crítico López Cansinos: “Desde sus primeras intervenciones el público vio (…) muchas ganas de palmas en el joven novillero. Ejercicios lucidísimos para la ovación fueron las verónicas a su primero, adelantando la pierna y doblando con el novillo hasta terminar el lance (…) su más favorable saldo no fue lo que hizo, sino lo que dejó esperar”. A esta novillada le siguió, en junio, otra en Barcelona. El semanario barcelonés “Fiesta Brava” publicó: “Pepe Gallardo –el torero de Chiclana– resultó un gran muletero, condición muy estimable, porque con el capote muchos torean bien, mientras que los muleteros son contados”. Durante toda la temporada 1932 siguió cosechando éxitos como novillero hasta septiembre, el día de su alternativa. Entonces comenzó a convertirse en “torero cumbre”.
En la tarde de la alternativa demostró que era un torero completo. Ante más de 20.000 espectadores Gallardo vino a hacer lo venía haciendo: demostrar su valor y arte. El famoso matador, Manuel Jiménez Moreno, “Chicuelo” (1902-1967), le dio la alternativa y Vicente Barrera (1908-1956) actuó como testigo. “Clarín” hizo su crónica: “A su primero, el de la ceremonia de doctorado –“Regatero”– le brindó la faena al público, que le ovacionó. Lo recibió sentado en el estribo, aguantó y dio dos muletazos por alto. Ya de pie inició su faena tan firme y seguro, con arte, que sonaron las primeras notas musicales de un pasodoble con el público entusiasmado. No tuvo suerte con el estoque y perdió los trofeos, pero “dio la vuelta al ruedo y salió a los tercios a saludar”. Al segundo de la tarde, de nombre “Abad”, le hizo una gran faena a pesar de que era “manso y huidizo gazapón”; difícil de darle un pase bueno. Finalizada el semanario con la frase: “No habría toro, pero había torero (…) fue despedido entre una ovación en el que cerró gritas”.
Volvió Gallardo antes de un mes de la alternativa a torear a la Monumental. La llenó acompañado del rejoneador Antonio Cañero (1885-1952) y nuevamente con Chicuelo, en un mano a mano. Se estaba formando el mito que llevaría a multitudes de aficionados a las taquillas. A su lado tenía al apoderado Antonio Conde que sabía hacer bien su trabajo, pues ya había apoderado a varios diestros entre ellos al mítico Ignacio Sánchez Mejías (1891-1934), y contrataba corridas por los cosos de España y América. “Clarín” a finales de octubre le dedicaba estas palabras: “Pepe Gallardo con su arte ha logrado interesar a la afición que con verdadera ansiedad anhela verle (…) Sus triunfos este año le han abierto un ilimitado crédito (…) y su apoderado el gran Antonio Conde no cesa de recibir solicitadas proposiciones para la temporada venidera”. El mismo semanario un mes después anunciaba: “Ciento cincuenta mil pesetas le dan a Pepe Gallardo por torear en Maracay. ¡Caray y como ha corrido la fama del torero de Chiclana! Este contrato es la consagración como apoderado águila de Antoñito Conde”.
Ese mismo año de 1932 el periódico “El Imparcial” decía de Gallardo: “¡Del más puro, del mejor, del más templado acero que creara la fantasía forjadora del más famoso espadero de la tierra toledana es el estoque que guarda como un tesoro este mozo mimbreño y agitanado, que Chiclana ha ofrendado al arte del toreo con el nombre de Pepe Gallardo!”.
Bibliografía:
-BNE. Hemeroteca Digital. «El Clarín, semanario taurino defensor de la verdad». Año XI, nº 536. Valencia, 1 de octubre de 1932.
-BNE. Hemeroteca Digital. «El Clarín, semanario taurino defensor de la verdad». Año XI, nº 547. Valencia, 17 de diciembre de 1932.
-BNE. Hemeroteca Digital. «Heraldo de Madrid». Año XLII, nº 14.413. Madrid, lunes 11 de abril de 1932.
-BNE. Hemeroteca Digital. «El Clarín, semanario taurino defensor de la verdad». Año XII, nº 568. Valencia, 3 de junio de 1933.
-BNE. Hemeroteca Digital. «El Imparcial». Año LXVII, nº22.634. Madrid, martes 19 de abril de 1932.