POR MARI CARMEN RICO NAVARRO, CRONISTA OFICIAL DE PETRER (ALICANTE)
La figura de Juan de Miralles y Trayllon nacido en Petrer en 1713 es poco conocida por muchos de nosotros, a pesar de que es un personaje histórico de gran calibre y que tuvo una importancia fundamental en el proceso de independencia de los Estados Unidos. Tal día como hoy, el 4 de julio de 1776, se reunieron en Filadelfia 56 congresistas estadounidenses para aprobar la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América en la cual el país proclamó su separación formal del Imperio británico. La redactó Thomas Jefferson con la ayuda de otros ciudadanos de Virginia y en todo este proceso hasta llegar a la firma de la independencia jugó un papel fundamental este petrerense.
La Corona española prestó una gran ayuda a los llamados “patriotas” estadounidenses en su lucha por la independencia de Gran Bretaña de distintas formas: víveres, munición, infraestructura… No son pocas las hazañas de la Guerra de la Independencia americana en las que participaron españoles, cuyas acciones resultaron en muchos casos decisivas para el devenir de la causa de George Washington y las Trece Colonias. Uno de estos españoles olvidado es Juan de Miralles Trayllón que viajó a Cuba en 1740, estableciéndose en La Habana. Desde allí comerciaban con las colonias norteamericanas y, con el paso del tiempo, congenió con los ingleses asentados en lo que hoy es la costa este de Estados Unidos, hasta el punto de que, durante la Guerra de Independencia, formó un servicio secreto que obtenía inteligencia para los “patriotas” mediante espías. Fue el capitán general de Cuba, Diego José Navarro, quien nombró al petrerense embajador para negociar con las Trece Colonias.
Miralles se ganó la confianza y la amistad del que sería primer presidente de EEUU, George Washington. Tal fue la relación que cuando el General se quedó sin fondos para pagar la soldada de su ejército de patriotas voluntarios, Miralles, junto con otros comerciantes, reunió oro por valor de 300 millones de dólares actuales y lo enviaron en barco hasta los territorios controlados por las tropas de Washington.
Juan de Miralles murió, según unos historiadores el 28 de abril de 1780 y según otros el día 30, de pulmonía en la casa de George Washington, donde recibía los cuidados médicos de su esposa, Martha, mientras aún se libraba la guerra de independencia. A su entierro asistió el Congreso de Estados Unidos al completo, como muestra de agradecimiento por la ayuda que prestó el petrerense durante el conflicto armado, que continuó después de su muerte hasta 1783 finalizando con la derrota británica en la batalla de Yorktown y la firma del Tratado de París.