POR MARI CARMEN RICO NAVARRO, CRONISTA OFICIAL DE PETREL-PETRER (ALICANTE)
En Petrer, por lo que se refiere a los patronazgos, se conoce desde antiguo el de San Bartolomé Apóstol, abogado contra los malos espíritus y titular de la iglesia parroquial desde el siglo XV, mucho antes de la expulsión de los moriscos.
Dentro del ciclo festivo de verano San Bartolomé es una de las festividades más celebradas entre los pueblos de la Comunidad Valenciana, registrándose más de veinte municipios que mantienen su patronazgo, sin embargo, no sabemos cómo ni el porqué de su advocación en Petrer.
La noticia fiable más antigua de que disponemos es ya tras la expulsión de los moriscos (1609). Las actas municipales de1617 recogen la celebración de una corrida con una oveja con motivo de la festividad de San Bartolomé . En el consejo del 16 de agosto de 1626 se dictaminó celebrar dicha fiesta que los consejeros de la villa tienen obligación de hacer al patrón del pueblo, San Bartolomé, todos los años.
En el siglo XVII la fiesta duraba tres días, asistiendo el conde si se encontraba en su alcázar de Elda. Se celebraba misa solemne con un predicador traído de Alicante u otras ciudades de nuestro entorno, casi siempre solía ser un fraile capuchino, franciscano o de la merced. Sirva como ejemplo las cuatro libras pagadas por acuerdo del consejo municipal al predicador Fray Marcos de Petrer, en 1744.
En 1783 se bendijo templo y la imagen del santo titular. En muchas poblaciones de la Comunidad Valenciana es frecuente encontrarnos con dos o más santos como patronos titulares de las ciudades o villas, éste es también el caso de Petrer. Junto al patronazgo de San Bartolomé nos encontramos con el de San Bonifacio, a diferencia del primero que no conocemos cómo fue nombrado, sabemos que, en 1614, los jurados, el justicia, el cura párroco y demás miembros de la comunidad hicieron voto de patronazgo y fiesta de guardar al mártir romano el 14 de mayo, para que con sus oraciones intercediera ante su “divina Majestad” preservando a la villa de granizos, piedras, rayos y otras inclemencias del cielo.
La imagen de San Bartolomé, como el resto de las imágenes del templo, fue destruida durante la Guerra Civil y el 23 de agosto de 1941, víspera de su festividad, el sacerdote D. Jesús Navarro, asistido por el presbítero D. Sebastián Marco Vinal se trasladaron a la casa de Luis Villaplana Reig, acompañado del Ayuntamiento, jerarquías y demás autoridades de la época para bendecir la nueva efigie del titular de la parroquia que él y su esposa Isabel Planelles habían donado. Después de la ceremonia se organizó una solemne procesión para trasladarla a la iglesia junto a la banda municipal. Las andas, construidas al efecto, fueron llevadas a hombros de los familiares de los donantes. La talla, con una decoración espléndida, fue construida en los talleres de Tomás Noguera Belenguer, de Puente Vallecas, Madrid. En agradecimiento a tan generoso regalo, se nombró a los donantes tutores de la imagen y su altar, con el encargo de cuidar su ornamentación y el derecho de arreglar y gobernar las andas con la talla en todas las procesiones y actos en los que tomase parte.
Tras la Guerra, a iniciativa del Ayuntamiento, se recuperó la fiesta de San Bartolomé la cual, a los dos años, pasó a celebrarse en día festivo. En la década de los años 50 y hasta mediados de los 60 del siglo XX, la víspera de la festividad, tras los acordes de la Marcha Real, se disparaba una alborada, desde la plaça de Baix, al igual que la de la víspera de la Virgen del Remedio. Era típico que el día de San Bartolomé, tras la misa mayor, se disparara una mascletà y que al finalizar la misma, el alcalde Nicolás Andreu invitara a toda la corporación a un aperitivo en su casa. Por la tarde se sacaba la imagen del santo en procesión y al paso de la imagen por el ensanche del Derrocat, desde la actual plaza donde se encuentra el busto de Azorín, se disparaba una mascletà que revestía gran espectacularidad.
Hasta hace unos años era típico que la noche de San Bartolomé los vecinos de Petrer se juntasen en la font del Pessic para degustar la refrescante sandía. Era típico ir a comprar la sandía más grande para comerla este día. Las sandías vacías servían para simular faroles colocando una vela dentro, alegrando así los patios de las casas en estas noches veraniegas.
Coincidiendo con la fiesta del titular de la parroquia de San Bartolomé se celebró durante varios años el popular baile de la Miss.
La fiesta de San Bartolomé fue perdiendo entidad a medida que la población empezaba a desarrollar tareas productivas del sector industrial, rompiendo con ello la primacía del ciclo agrario. En los últimos años ha sido la propia parroquia de San Bartolomé a través de su consejo parroquial, la que organiza un pequeño refrigerio al finalizar la misa con predicador, celebrada en honor del santo. También tras la misma se disparan fuegos de artificio.
Relacionado con el santo titular de la parroquia tenemos que hablar de la calle que lleva su nombre y que conecta Cánovas del Castillo con País Valencià. En la sesión del 18 de abril de 1958 se aprobó la denominación de la calle San Bartolomé que se prolongó hasta la calle Calvo Sotelo (actual País Valencià) derribando los edificios que la cerraban por Gabriel Payá. Fueron importantes las expropiaciones que tuvo que realizar el Ayuntamiento para la alineación de las calles Luis Chorro y Calvo Sotelo, produciéndose incidentes graves por parte de algunos vecinos.
En esta vía urbana se encuentra el Centro Cultural Municipal que se inauguró en 1998, en el que se ubica la biblioteca pública Poeta Paco Mollá y el edificio que alberga los servicios centrales de Caixapetrer que se inauguraron el 5 de octubre de 2001.
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