POR EDUARDO JUÁREZ VALERO, CRONISTA OFICIAL DE SAN ILDEFONSO (SEGOVIA)
Andaba el otro día cumpliendo con mi visita anual a la presentación de la revista Crónicas gabarreras, fruto del esfuerzo y la pasión de José Manuel Martín Trilla y su encantadora esposa, Mayte, y tuve la fortuna de coincidir con mi admirado amigo, Juan Manuel Santamaría. Dado que el número de este año de la revista se centra en el deporte, la presencia de Juan Manuel, experto esencial de la historia del deporte segoviano, resultaba inexcusable, así como su pluma, en la revista serrana.
Durante la presentación, Juan Manuel aludió a míticos personajes del deporte del Real Sitio y a eventos de primera magnitud aquí llevados a cabo desde principios del siglo XX. De todo lo contado, me impresionó la historia de Tomás Velasco, primer gran campeón nacido en Valsaín quien, a fuerza de acompañar a los señoritos y abastecerlos en sus descensos desde Navacerrada a la Venta de los Mosquitos, llegó a la conclusión de que los podía vencer en la competición.
Y así lo hizo. Y repetidas veces.
Llegó éste paisano a competir incluso en las olimpiadas organizadas en 1936 por el Tercer Reich hitleriano en la estación invernal de Garmisch. Para su desgracia, ´sólo´ obtuvo la cuadragésima plaza.
Ante las preguntas de los periodistas se excusó argumentando que el masaje que le habían recetado antes de la competición le había machacado las piernas. Algo normal para alguien a quien no habían masajeado los remos en la vida.
Esta tradición de piernas de acero se perpetuó en el tiempo, basada en dos ingredientes esenciales: el amateurismo y la pasión salvaje por el deporte de montaña. Hoy en día contamos con grandes y reconocidos campeones en este Real Sitio, tan atípico en todos los aspectos, incluido el deportivo. Desde los campeonísimos Manuel Pérez Brunicardi, Raúl García Castán y su primo, David López Castán; el destructor de kilómetros verticales, Oscar Baeza; los hermanos triatletas Israel y Abraham Tapias y tantos otros que no cito en todas las modalidades deportivas imaginables asociadas al paraíso en el que vivo, la nómina va en aumento cada año. No dejo de sorprenderme con las ingentes participaciones en eventos deportivos de cualquier tipo: ironman, kilómetros verticales, carreras de montaña, ascensos, descensos, maratones en altitud, travesías… De los más de cien nadadores en la travesía del mar organizada por la peña de la Berza a los ciento cuarenta locos que acometieron el ascenso al pico de Peñalara desde la fuente de la Cruz de Abastas, superando un desnivel de mil metros en apenas tres kilómetros de distancia.
No me extraña que hayan hecho justicia este año a Luis Alonso, nuestro campeón más viajero, embajador del Real Sitio desde China al Polo Norte, nombrándole Pregonero de Honor de las Fiestas del Real Sitio de Valsaín.
Y toda esta locura empezó con aquel gabarrero, Tomás Velasco, curtido en los inviernos infernales de la sierra, hacha en mano y pie en alpargata, quien, como dijo Martin Luther King, un día tuvo un sueño.
Solo espero que ese corazón de Valsaín y esas piernas de acero me sigan sorprendiendo desde las escarpadas lomas de mis montañas.
Y que las Crónicas Gabarreras lo cuenten año tras año.
Septiembre de 2013.
Fuente: http://www.devalsain.com/