POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Mucho me temo que me voy a meter en otro lío como me sucedió días atrás con la merluza; pero, en fin, tras documentarme al respecto, voy a ver si «atino y no chocheo» con mis «Histories».
Verán ustedes. El 8 de diciembre de 1854 el Papa Pío IX (léase Pio Noveno o Pío Nono) definió en su Bula Ineffabilis Deus el dogma de la Inmaculada Concepción; doctrina muy bien recibida en España donde la devoción a María, bajo la advocación de Inmaculada, tenía grandes raíces de tradición. Como «desahogo personal» les diré que la VIRGEN INMACULADA, junto con San Cristóbal, ejerce patronazgo en nuestra parroquia colunguesa de San Cistóbal el Real.
En 1897 un confitero -creo que de origen castellano- llamado don CEFERINO YSLA, establecido en la ciudad granadina de SANTA FE, «inventa» un pastel en recuerdo de la proclamación del dogma de la Inmaculada. Y como fue Pío IX quien proclamó tal dogma, lo cautizó con el nombre de PIONONO.
Ni qué decir tiene que «los piononos» se extendieron por toda Andalucía, primero, y posteriormente por toda España, al tratarse de un pastel muy suave, muy dulce, muy apetecible… «MUY LLAMBIÓN», que diríamos en Asturias.
En el primer cuarto de siglo pasado (entre 1900 y 1925) son varias las confiterías asturianas que apuestan por los PIONONOS en su oferta dulcera.
Normal, dirán ustedes. Lo malo es que el problema surge cuando algunos maestros pasteleros «bautizan» a ese dulce con el nombre de POLKAS (que es como se llama a un baile popular nacido en Polonia en 1830 y a partir de 1835 popularizado en Praga; un baile a modo de vals con giros y saltos muy alegres y dinámicos).
Esto sucedió, por ejemplo, en la gijonesa CONFITERÍA LA PLAYA, fundada en 1921, o en la confitería riosellana ESCUDERO (ya cerrada) donde un nieto del fundador abrió negocio en Lastres (Colunga) con el nombre de CONFITERÍA CRISTINA, y que actualmente, amplió a la villa capital con la nueva CONFITERÍA AMURA.
¿Y qué pasó con los piononos?
Pues que aquí algunos confiteros asturianos optaron por dar el nombre a una especie de pequeños brazos de gitano en los que un fino bizcocho envuelve a un núcleo de crema pastelera. El exterior se espolvorea con azúcar (el color blanco recordaría al traje talar del Papa) y se adorna con una tira horizontal o en diagonal de requemado (sería el báculo papal).
¡Oiga, oiga! ¿Y qué pasa con las POLKAS DE TORRELAVEGA, que son dulces de hojaldre con un baño de glasa real?
No se impacienten, que ya les contaré la historia.