POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
¡Con lo afamada que era la palabrita “piropo”! Pues nada, que no hay que usarla mucho ni poco ni “tropo”. Es violencia machista hablarle así a la mujer, dice Angelita Carmona. -¡Señora, lo que hay que ver! ¿No le place a usted oír su música celestial en boca de hombre?- Pues, no, replica la angelical.
Y sin cortarse los labios de arriba, que no de abajo, insiste en que no hay derecho a piropear a destajo. ¿Piropos? Sanseacabó. ¡Ay pena, penita, pena! Ya no se podrá escuchar “hola, rubia, ole, morena”.
¿Falta de respeto, entonces? ¿Y no será lo contrario? Adiós a la poesía y a su clásico ideario. Ovidio, Dante, Zorrilla, Espronceda y cientos más, a raerlos de la historia de la lengua en un plis, plas.
No me lo puedo creer. No lo cumpliré jamás. En saco roto lo echo. A ver qué hacen los demás.