POR JOSÉ MARÍA SUÁREZ GALLEGO, CRONISTA OFICIAL DE GUARROMÁN (JAÉN)
Hace cinco años plantamos en el Parque Natural de Despeñaperros 17 encinas, en representación de las 16 poblaciones creadas por el Fuero y de la institución que las ha aglutinado en el 250 aniversario, la Comisión Nacional Ejecutiva Fuero 250, distribuidas en forma de Chacana, la mítica Cruz de los Andes, en recuerdo de Olavide.
Vivimos entonces la emoción de revivir la llegada de los 12 primeros colonos que pisaron el camino medieval del Empedraillo.
A la memoria me vino aquel duro invierno de 1767. Aquellos primeros colonos en su viaje hasta Sierra Morena sufrieron las inclemencias de las tormentas y las heladas cruzando el puerto del Rey.
Me imagino al jefe de la expedición arengándolos:
“¡Cuanto más arrecie la tormenta y sintáis como truenos los latidos del miedo y del desánimo, anudaos unos a otros por los brazos, levantad la cabeza, y avanzad, avanzad, siempre avanzad, que si alguno se rinde lo llevaréis en volandas y no caerá!
¡Avanzad, avanzad porque os espera el arcoíris!”
El Fuero era ese arcoíris de esperanza en una tierra prometida y un mundo mejor después de todas las tormentas.