POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Como este diciembre-2015 nos salió «mes electoral», y tal parece que los resultados ya confirmados, o las encuestas engañosas que los preceden, anulan otros comentarios sobre las fiestas navideñas que nos esperan -¡ay, Dios mío, la crisis puñetera!- pues bueno será que «echemos nuestro cuarto a espadas» y combinemos votos y gastronomía.
Por cierto.
Eso de «echar el cuarto a espadas» no indica el apostar unos dineros a ese «palo» de la baraja española (oros, copas, espadas y bastos), sino la propina con la que se obsequiaba a los «espadachines» que, a modo de vendedores ambulantes, andaban por ferias y mercados enseñando a los jovenzuelos el manejo de esa arma. Todo aquel que pretendiese «tomar lección» debía depositar su óbolo (sus «cuartos») en el plato colocado junto al «maestro».
Costumbre esta que se mantuvo en España hasta bien entrado el siglo XIX.
Argentina -hoy le toca turno a esa nación- eligió nuevo Presidente, dando fin a la etapa «cristino-peronista» que rigió durante muchos años los destinos de ese gran país.
Como es lógico, y yo sobremanera porque tengo familia muy directa en tierras bonaerenses, deseamos a todos los argentinos días de felicidad, de bienestar y de progreso.
Pues nada.
Hurgando en mi estantería de «libros de cocina hispanoamericana», eché mano de una publicación, tipo agenda culinaria, del año 1962, titulado EL LIBRO DE CLAUDIA (Edit. Abril S.A.C.- Buenos Aires).
Una joya de libro.
En él se ofrece esta receta de PLATANOS AL FUEGO.
Pelados los plátanos, se colocan en una fuente y reposan un cuarto de hora en un baño de ron y azúcar.
Se escurren y secan y, rebozados en harina y huevo batido, fríen en abundante aceite bien caliente.
Ya fritos, se sacan y disponen sobre papel absorbente para eliminarles grasa de fritura y después se llevan a una fuente que resista el fuego.
Se cortan a lo largo en dos mitades y se bañan con el ron de la maceración inicial; se prende fuego al licor y se sirven, flambeantes, de inmediato.
Desde estas líneas deseamos a toda la colonia colunguesa en Argentina unas felices fiestas navideñas.