EL PROGRAMA DE LA FERIA DE AGOSTO DE 1918 DE ORIHUELA (ALICANTE) DESCRIBÍA ASÍ UNO DE LOS ÚLTIMOS APARTADOS DEL CASTILLO DE FUEGOS ARTIFICIALES DEL 22 DE AGOSTO DE DICHO AÑO, SEGÚN EL CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA (ALICANTE), ANTONIO LUIS GALIANO
Este título que podríamos considerarlo un poco cursi, no tiene nada de ello pues está justificado dentro de la descripción que, en el programa de la Feria de Agosto de 1918, se le daba a uno de los últimos apartados del castillo de fuegos artificiales disparado por el pirotécnico oriolano Joaquín Cánovas Cañete, el 22 de agosto.
Dentro de este apartado mediante tres ruedas llamadas de relámpagos y truenos, al concluir su giro daban lugar a la aparición del Astro Rey, confeccionado con tres focos de magnesio que terminaban con caracolas y con gran cantidad de estrellas y chispas. Pero, la apoteosis final que ofreció el citado “polvoristero” fue una lucha naval entre un acorazado y el submarino Isaac Peral, en la que después de enfrentarse a cañonazos, el primero terminaba hundiéndose.
Sin embargo, toda la belleza de este castillo de fuegos y la inclusión del “poema lumínico” no fue óbice para que por parte de la prensa local, concretamente de “El Conquistador”, se tachase el programa de actos de la Feria como de los peores. Por el contrario, “El Liberal” de Murcia se hacía eco de otros festejos como bailes populares, concurso de dulzainas, carreras de bicicletas, elevación de globos grotescos, sesiones de cinematógrafo, retretas y veladas musicales.
Pero, lo que era un verdadero “poema” que dejaba insomnesa los vecinos de la Plaza de la Constitución fueron las molestias que tuvieron de sufrir al tener prácticamente adosados a sus domicilios “cuatro artefactos”, entre los que destacaba una noriaque la ponían en marcha desde las seis de la tarde hasta las doce de la noche. Por otro lado, la poca participación de vendedores que habían instalado casetas hacía que se plantease la supresión de la Feria otros años.
La Plaza de Toros oriolana acogió dos novilladas, en las que se lidiaron reses de la ganadería de Ramón Flores. En la celebrada el día 16 alternaron los diestros Valerito, Calvache y Herrería. El primero actuó con las manos vendadas debido a haber sufrido una cogida días antes. Hay que destacar la intervención de los picadores oriolanos “El Trueno” e Isabelo López Martín de Ambrosio.
Hubo una buena entrada en las localidades de sombra, presidió el concejal José Martínez Arenas, y antes de la corrida, una banda de música interpretóen el centro del albero“La Canción del Soldado” del maestro José Serrano Simeón. La segunda, se efectuó el domingo 18 de agosto y fue un mano a mano entre Herrería y el oriolano Revertito. En ambos festejos, los estoqueadores tras dar muerte a los astados solo recibieron palmas.
En ese mismo día, el Excmo. Ayuntamiento ofreció una comida extraordinaria “suculenta y abundante” a los asilados de la Beneficencia Municipal y Asilo de Ancianos Desamparados. Enel acto estuvieron presentes los concejales Ángel Belda, Antonio Bonafós y José Luna, y entre las señoritas que sirvieron la comida se encontraban: Anita de la Vega, la Condesita de Montemar, Piedad y María Luisa Roca de Togores.
En esa misma fecha visitó Orihuela, la tropa de Exploradores del vecino pueblo de Benferri, que fue recibida por las autoridades locales y los Exploradores oriolanos. Por la tarde se les sirvió un refresco en el Café España y a las seis de la tarde, formadas ambas tropas entonaron el “Himno de la Institución”, tras lo cual se dieron vivas a España, al Rey, a Orihuela y a Benferri.
En esos días, no sólo preocupaba la Feria sino que existían otros asuntos que venían desde primeros de mes de agosto, como la propuesta que hizo a la Corporación Municipal el concejal Antonio Bonafós Amézua de que se le otorgase al director general de Obras Públicas, Luis Barcala Cervantes, la distinción de Hijo Adoptivo de la Ciudad de Orihuela.
A lo que el alcalde Antonio Balaguer Ruiz propuso que quedase pendiente mientras que ocupase el cargo. Sin embargo, al año siguiente, durante el mandato provisional de Abelardo L. Teruel se llevó a cabo dicho nombramiento, siendo declarado además como Hijo Predilecto y rotulándose la calle de San Pascual con su nombre.
Otros asuntos que se vivían era la posibilidad de que Orihuela acogiese un regimiento “por su situación topográfica y condiciones estratégicas”, destacando en las gestiones llevadas a cabo el general Pío Lopez Pozas, héroe de Mindanao. Sin embargo, no se pudo conseguir esta iniciativa.
Por último, la “grippe” de 1918, conocida también como “El Soldado de Nápoles”, “La Cucaracha” y “La Gripe Española” comenzaba a aparecer en Orihuela, pero, de momento todavía no había comenzado ha hacer estragos, pues sanaban los casos que se daban.
Sería meses después cuando “el poema” poco lumínico, más bien oscuro y luctuoso, hizo su aparición entre los habitantes de la ciudad, el campo y la huerta. Antonio Luis Galiano Pérez