POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
La historia de los pueblos, cuando pequeños, se nutre de microhistorias; de pequeños aconteceres que en un momento dado influyeron en la vida de sus gentes y después, pasado el tiempo, al rescatarlos, reviven recuerdos y añoranzas.
Colunga, el concejo, es una comarca de microhistorias.-Son como esas «huellas de dinosaurio» que aquellos grandes animales fueron dejando en nuestro suelo sin pensar que, en su paseo, iban «haciendo camino al andar».
¿Dejaron «huella» los poemillas de la Srta. Carmina Pertierra? Estimo que sí.
Este es el tercero que me envío XANA GANCEDO y que, a petición de muchos lectores (ya casi CUATRO MIL) transcribo para ustedes.
Se titula AL NIÑO DIOS.
«Erase un Niño rubito
de carita sonrosada.
Era así… tan pequeñito,
verdadera monada.
Sobre un lecho de pajitas
tiritaba el angelín;
yo me acerqué a calentarlo
con un besín.
Vi en sus ojos lagriminas,
y su corazón latía.
Apenas había nacido
y ya sufría,
Le pregunté con tristeza
¿por qué sufres, rico Niño?
Y me contestó mirando:
¡¡Por ti suspiro!!
Bajé del cielo a la Tierra
y aunque soy Dios infinito,
me hice como me ves,
tan pequeñito.
Me gustan mucho los niños
que su inocencia conservan;
por ellos daré mi vida
para que no se me pierdan»
Ignoro si más personas poseen «papelinos de libreta» con los versos escritos por Carmen Pertierra.
Sai es así, y nos honran colaborando con nosotros, será un placer comentarlos y publicarlos.
Los lectores… están asegurados.