POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
En agosto quedo solo en casa y realizo de aquella manera las labores del hogar, entre otras quitar el polvo, algo que siempre me pareció una entelequia, una suciedad etérea propia de los rayos de sol; jamás creí que se depositaba y tomaba cuerpo en el parqué. Por otro lado, descubrí que en los océanos existe el efecto Coriolis, una corriente relacionada con la rotación de la Tierra, que a los objetos flotantes arrastra hacia el Este de las playas, y que existen las corrientes del Atlántico Norte, la Ecuatorial del Pacífico Norte, la de Humboldt, la del Labrador…, corrientes giratorias cuyos vórtices atrapan la basura del mar y conforman islas de plástico del tamaño de tres veces España, y finalmente detecté corrientes domésticas en mi hogar y remolinos donde se acumula el polvo; así que no perderé el tiempo con el plumero, iré a esas tolvaneras a fin de mes y lo ventilaré en dos paladas.
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