POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Vi en mi móvil la película de Poladura en que el maliayés es director, guionista, protagonista y productor, productor en el amplio sentido de la palabra. La historia revela el caso real, autobiográfico, de un agricultor desesperado que desarraiga 90 ejemplares de su pumarada en protesta porque la Tesorería de la Seguridad Social le reclama en concepto de cotización y demora casi 900 euros. Desde la primera imagen, Poladura tiene al espectador en vilo y da la impresión de que terminará arrancándose el corazón para sacarle la magaya, o inmolándose en una hoguera con las ramas de los manzanos, pero queda en nada, no progresa el agonista y todo podría volver a empezar. “En mi final está mi principio”, escribe Eliot en “Four Quartets”. Eso sí, denuncias por maltratos a la Naturaleza aparte, ya veo a los inspectores reclamándole a Poladura otros 900 euros por no darse de alta como cineasta.
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