POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Fue don Alonso Pérez de Guzmán y Sotomayor (1550-1619) VII duque de Medina Sidonia, conde de Niebla y XII señor de Sanlúcar.

Persona mas bien tímida (podría decirse que hasta cobarde en asuntos de guerra y de lucha) fue honrado por Felipe II como almirante de la mar océana, dándole, además, el mando de la llamada Armada Invencible en sustitución, por fallecimiento repentino, del almirante de Castilla y marqués de Santa Cruz, don Álvaro de Bazán.

Don Alonso, que con sólo subir al barco ya se mareaba, condujo a la Armada Invencible al mayor de los desastres.

El señor duque de Medina Sidonia, mal militar y buen empresario, tenía otros intereses «más terrenales» : él era dueño, casi en monopolio, de la práctica totalidad de las almadrabas (pesquerías) de atún existentes entonces en Sanlúcar de Barrameda.

Dada su influencia en la corte, solían las gentes gaditanas buscar su apoyo para conseguir favores de los llamados «administrativos» y, claro, era «interesante» un «paso previo» por la almadraba para adquirir pescado, conservas, etc.

¡Vaya!. Una forma, hoy muy actual, de eso que se puede denominar «cohecho pasivo».

De ahí el dicho , ya frecuente en la literatura a partir del siglo XVII, «A SANLÚCAR, POR ATÚN Y A VER AL DUQUE» .

Correas, en su «Vocabulario de Refranes», obra del siglo XVII, comenta al respecto: «Dícese por los que dan a entender que van a una cosa y van a otra de principal intento».

Por cierto, ¿se dan cuenta que forma más elegante de designar la finalidad del «soborno»? Basta insinuar que es otra cosa «DE PRINCIPAL INTENTO».

En Asturias no hay almadrabas y los buenos atunes que se pescan son los BONITOS DEL NORTE, como esos que limpian y trocean las pescaderas lastrinas de la foto.

Estamos en plena COSTERA del bonito y los precios, poco a poco, van acomodándose a la realidad socioeconómica del momento.

Conviene aprovechar la ocasión.