POR ANTONIO SANCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA).
No os ha pasado que después de un viaje intenso no sabéis por donde empezar a contar? Pues eso me ocurre a mí haciendo repaso de lo que ha dado de sí la escapada de fin de semana por Castilla y Cantabria. Desde el Monasterio de la Vid donde dormí el viernes, al Monasterio de Valbuena que visité el sábado, la espléndida comida que disfruté en Valoria la Buena, la impresionante iglesia de San Hipólito el Real en Támara de Campos, el bellísimo pueblo de Cartes, la Iglesia románica de Yermo, la larguísima y fina playa Salvé de Laredo, el Parador de Limpias dentro de un palacio, la Colegiata de Castañeda y el parque de la naturaleza de Cabárceno.
Por donde empezar?. Diferentes cosas para diferentes momentos. Se trata de contentar no sólo el espíritu sino el estómago y la vista. Siempre en mis viajes procuro compaginar estos aspectos porque todo es importante y todo forma parte de los mismos. Prefiero aprender poco de muchos temas que mucho de uno sólo. El arte es bonito pero en demasía empalaga como una comida en exceso suculenta y sabrosa. La justa medida de las cosas es quizá lo más difícil de lograr.
Dos días y medio me han permitido recordar porqué Castilla es Castilla, no en vano buena parte de la historia patria se forjó allí. Hoy os dejo simplemente unas fotografías, ya habrá ocasión de hablar de los monumentos en profundidad. Sirva esta entrada para abrir boca y preparar el ánimo para lo que vendrá después.