POR MIGUEL ROMERO, CRONISTA OFICIAL DE CUENCA
El miércoles oía a la cadena Ser y me sentí reconfortado en mis sentimientos, como conquense y especialmente, como Cronista Oficial de la ciudad de Cuenca, al escuchar que por fin, Google Max, después de muchos años y muchos intentos, ha actualizado el nombre de nuestro emblemático símbolo de la ciudad, las Casas Colgadas y no «Colgantes» como tenían reflejado, haciendo con ello, que el visitante nacional y extranjero especialmente, cometiese el error que el conquense «despreciaba» al preguntar ¡Dónde están las Casas Colgantes, por favor¡
Creo que los errores son cometidos porque deben de serlo, ya que como humanos habitualmente estamos expuestos a ellos, sin duda, pero cierto es que cuando se advierte del mismo, deberían los receptores ser conscientes y subsanarlos y no dejar sentir ese orgullo de empresa que a veces tanto daño hace. Por eso, una empresa como google tan universal y decorosa en sus postulados, tan moderna y consecuente en sus propuestas y tan generosa en sus exigencias productivas, no debería haberse hecho «la remolona» tanto tiempo para subsanar algo que provocaba entre nosotros una repulsa cognitiva propia de ese buen sentimentalismo que nos define y que nos hace sentirnos los más conquenses del mundo. Si mirar para Cuenca o Mirando pa Cuenca se ha hecho exitosa como frase despectiva en muchos casos, ahora Mirar a Cuenca alcanza esos rangos de definición donde la excelencia marca el sentido, porque «Cuenca, ven y respira» como eslogan nos hace sentirnos especialmente bien, una ciudad sin polución -aunque la ironía es no tener fábricas de desarrollo industrial- pero saludable y acogedora como ninguna es esa seña de identidad que, afortunadamente, envidia el mundo mundial; pues bien, venir a esta ciudad, mirar hacia ella, conocer a Leo Mangana, recorrer sus callejas empedradas, visitar sus restaurantes con gastronomía de autor premiada, acercarte a la plaza mayor y recorrer su preciosa catedral, tendrá ahora mayor motivo si como final del trayecto uno pasea por el Puente de San Pablo y enmarca en su fotografía las Casas Colgadas, porque ya no serán jamás Colgantes, vamos digo yo.
Vaya pues este apelativo y con ello nos sintamos más conquenses nosotros, los vecinos de aquí, creyendo más en esta ciudad que nos acoge, que nos embellece el alma y que debe de ser el paradigma de la calidad de vida, de la ciudad saludable, de la ciudad de la cultura y de la ciudad de la música. Todo ello, en un marco excelente, adecuado y sentido, pero repito y nunca me cansaré de ello, debemos nosotros los primeros creer en ella, sentirla como la más bella y hacer que nuestros políticos sigan el buen camino de la prosperidad y el desarrollo y si se consiguiera, seríamos el «corazón urbano más preciado del mundo». Vayamos a por ello entre todos y seguro que lo conseguimos. Google, por el momento, ha reconocido su error, a ver si nosotros también reconocemos los que cometemos y podamos cometer.
Fuente: https://eldiadigital.es/