POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
Contaba Pascual Madoz a mediados del siglo XIX en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España, que a esta fiesta de los santos patronos de Llerandi -cada 26 de septiembre- acudían cientos de peregrinos de todos los alrededores y otras localidades no tan cercanas, con el fin de darles las gracias por los favores recibidos o para pedirles ayuda en sus necesidades.
Contaba también cómo muchos subían al campanario y -con el fin de mitigar sus migrañas y dolores de cabeza- metían la misma bajo los vasos de las campanas (las cuales siguen ahí y cumplen ahora 389 años) y daban un único golpe con el badajo.
Creencias y supersticiones fueron muchos siglos de la mano, y aún hoy cuesta trabajo admitir que no se hayan divorciado del todo.