POR SAN MIGUEL LOS HIGOS SON MIEL
Sep 17 2015

POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

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La última quincena de septiembre, con final de San Miguel (Princeps militiae celestis) como protagonista en su fiesta, es la época otoñal de los en Asturias llamados FIGOS MIGUELINOS, delicia de dulzor de miel.

La FIGAR (la higuera) es árbol mítico y mitológico, aunque puede molestar a quienes defendemos al, manzano, a la manzana, a Eva y a Adán.

Digo esto porque hay estudiosos que afirman que el higo, y no la manzana, pudo haber sido el fruto con que la serpiente -víbora, que era una víbora- tentó a Eva en el Paraíso y ésta con aquel «su otro higo» engañó a Adán.

Dejándonos de malas interpretaciones bíblicas, también se cuenta que fue una higuera el árbol que dio cobijo a la loba que amamantaba a Rómulo y Remo, los fundadores de Roma.

Seguimos hablando mal, aunque tenga un puntín de verdad. Por Colunga, cuando se desea calificar despectivamente a una persona engañosa se dice de ella que «ye más falsu que madera de figar»; y si se pretende despreciar su fanfarronería se dice que se comporta «como la leña de figar: da fumu y non rescaldar» (al quemar da mucho humo y poca brasa).

Ello se debe a que la higuera gusta de terrenos húmedos, y sus troncos y ramas, con alto contenido en agua, son frágiles y de «poca madera».

Y ahora hablemos de higos (figos).

Sabido es que los mejores, los más dulces, los más sabrosos… son los robados y, mejor aún, si se recolectaron en aquella parte de la higuera que de «al sur»; es decir, la más soleada.

Es en ella donde los frutos alcanzan mayor proporción de aúcares.

Dícese también que los higos han de «comerse con la fresca», que no es la moza «alegre» del pueblo, sino al amanecer o al atardecer, cuando la temperatura desciende un poco, porque calientes «no sientan bien».

También se aconseja no beber agua con ellos «pues hinchen la barriga y dan cagalera».

Ya lo saben.

Y si lo dicen los antiguos (los viejos), por algo será; pues afirma el refranero que «el diablu sabe más por vieyu que por diablu».

Yo disfruté hoy de los primeros «figos de la mio figar», que son los de la foto. Los preparé así:

Con mucho cuidado fui quitándoles la piel procurando mantener el rabo (el del fruto, claro está); después envolví cada pieza con una fina loncha de jamón serrano (no lo tenía ibérico, que es caro) y en plan ducha fina humedecí con aceite de oliva virgen extra (D.O. Monterrubio de la Serena) para darles sol, brillo, aroma y sabor de Extremadura.

¡Qué gozada, mi brigada!, que decíamos en tiempos de la Milicia Universitaria.

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