POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Uno se inscribe en las redes sociales sin saber muy bien de qué van y luego no puede salirse; quizá el mundo virtual sea un ejemplo del mundo real, que somos polvo de estrellas, energía que no se destruye, almas, niebla, viento y sol, como diría Labordeta, y donde hay agua hay una huerta. Pero no vengo a filosofar sino a denunciar la moda de publicar en Facebook lo que zampamos, una moda de mal gusto aunque se trate de buena cocina sabrosona. Antes hacíamos fotos familiares ante la mesa, hoy han desaparecido los comensales y sólo interesa el cachopo chorreando el queso, como si se tratara de una orquídea al amanecer con las gotas de rocío sobre los pétalos. Por la Face observo el pan mojado en la yema rota de un huevo frito, visto desde la clara, pura pornografía; cada noche me entero de lo que comieron mis amigos; sólo falta que publiquen lo que jodieron.
Fuente: http://www.lne.es/