POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
En mi etapa de responsable en empresas inmobiliarias elaboré, entro otros mil proyectos, un estudio económico, basado en supuestos fácticos, en números reales, para solicitar un préstamo a Caja España, que fue rechazado; años después, a base de postverdades, es decir, desde la ficción, logre el premio literario más importante que concede esa entidad. Postverdad, o mentira emotiva, es término de moda, cercano a la poesía, a pesar de que Zagajewski, “Princesa” de las Letras, aseguraba en el Teatro Campoamor que la poesía no está de moda y que no sabemos gestionar epifanías, en referencia, supongo, a cómo recibir a la musa, dar testimonio inspirado, manifestar la emoción desde nuestro temperamento. La postverdad es oficio de artistas, también de escritores, que con mentiras contamos verdades, y es recurso perverso de políticos arrebatados que tocan la lira para incautos y nos arruinan.
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