PRADOS Y DEHESAS: LAS VACAS EN PRIMAVERA
May 08 2024

POR SILVESTRE DE LA CALLE GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE GUIJO DE SANTA BÁRBARA (CÁCERES)

La primavera es una época de gran esplendor en nuestras latitudes, especialmente para los mamíferos herbívoros que, gracias a la abundancia de pastos, tienen su época de partos y en ocasiones también de celo.

También para el ganado doméstico extensivo, la primavera es sin lugar a dudas la mejor estación del año, sobre todo para las vacas que necesitan abundante pasto y prefieren el tiempo relativamente fresco.

La Península Ibérica tiene una gran diversidad climática, lo que hace que la primavera no sea igual en todos los sitios y que el ganado deba adaptarse al medio en el que vive y los ganaderos sepan también adaptar el calendario productivo de sus explotaciones a esas circunstancias.

Para las vacas explotadas de forma intensiva como las de aptitud lechera, poco importa la época del año, puesto que permanecen siempre estabuladas y son alimentadas con forrajes, piensos y alimentos específicamente preparados para ellas.Siempre disponen de un lugar confortable para dormir o refugiarse cuando hace mal tiempo, patios para hacer ejercicio y tomar el sol, zonas donde les dan el alimento, agua abundante…

Para las vacas explotadas de forma extensiva o semiextensiva, las cosas son muy distintas porque, aunque durante buena parte del año disponen de libertad y abundancia de pasto, hay épocas en las que las cosas se ponen difíciles y los ganaderos tienen que complementar su alimentación en el  campo o estabularlas.

No hablaremos aquí del duro invierno que viven muchas vacas españolas ni del duro verano que viven otras, sino que hablaremos de la primavera que es la estación en la que prácticamente todas las vacas disfrutan de buen clima y abundantes pastos.

Si el lector quiere conocer la vida de las vacas en invierno, puede leer el artículo cebillas y trashumancia: las vacas en invierno publicado en este mismo blog (ver enlace al final).

España presenta una gran variedad de climas que nos obligan a dividirla en regiones para poder analizar la explotación del ganado bovino.

Seguimos para ello el criterio del eminente etnólogo Antonio Sánchez Belda que en su magna obra RAZAS BOVINAS ESPAÑOLAS (1984) realizando la división que aparece en el mapa adjunto.

Seguiremos por lo tanto esta división pero no explicaremos el sistema o sistemas completos de explotación seguidos en cada región sino que nos centraremos en el manejo seguido por el ganado bovino de la España peninsular, dejando para otra ocasión el caso del manejo del ganado de los dos Archipiélagos por ser un poco especial.

REGIÓN I. COSTA CANTÁBRICA.

Se extiende desde las costas y zonas bajas interiores del sur de Pontevedra hasta el Golfo de Bizkaia ocupando terrenos de Pontevedra, A Coruña, Lugo, Asturias, Cantabria, Bizkaia y Guipuzkoa.

El clima oceánico con temperaturas más o menos constantes y el generoso régimen de lluvias, favorecen el crecimiento del pasto durante buena parte del año.

Los pastizales naturales y los prados de siega se alternan con terrenos de cultivo dedicados al viñedo (Bajo Miño), a las patatas y sobre todo al maíz.

Tradicionalmente, las explotaciones de vacuno de esta zona eran pequeñas y el ganado era manejado en sistemas mixtos de estabulación nocturna y pastoreo diurno recurriendo incluso a la estabulación permanente durante el invierno.

Dicho sistema se mantiene hoy en gran medida aunque con explotaciones de mayores dimensiones.

Aunque el pasto crezca durante todo el año, es en primavera cuando crece con mayor abundancia, lo que hace que los ganaderos organicen su calendario teniendo en cuenta este hecho, tratando de conseguir que la paridera tenga lugar en invierno para que las vacas den abundante leche en primavera gracias a la gran disponibilidad de pasto y los terneros puedan complementar poco a poco su alimentación láctea con la hierba.

Las vacas no permanecen siempre en el mismo prado, pues además de agotar la hierba destrozarían el suelo, por lo que desde tiempo inmemorial, durante todo el año pero especialmente en primavera, se cambian o «mudan» regularmente de prado.

Es el sistema seguido por los vaqueros pasiegos durante siglos que, tras pasar el invierno con sus vacas en las cabañas del fondo de los valles y de comenzar la primavera consumiendo la hierba de los prados cercanos, se iban mudando cada cierto tiempo a otra cabaña con el fin de aprovechar el pasto de los prados circundantes, reservando los prados más bajos para segarlos en verano.

A finales de la primavera o principios del verano, las vacas de esta región pueden ser trasladadas a los pastos de montaña o puertos situados dentro de la propia región o bien en la siguiente como veremos más adelante.

De hecho, este sistema de trasterminancia o trashumancia corta es muy antiguo en esta región de cría bovina y era practicado por ganaderos como los vaqueiros de alzada de Asturias que pasaban el invierno y la primavera en los concejos costeros y subían en verano a las brañas de las montañas.

REGIÓN II. MONTAÑA NORTE.

Ocupa un extenso territorio que abarca gran parte de Galicia, el noroeste y el norte de Castilla y León, el sur de Asturias, el suroeste de Cantabria, Álava, el norte de Navarra, norte de Aragón y parte del norte de Cataluña.

El clima, más continental que en la región anterior, presenta primaveras y otoños lluviosos, inviernos fríos con nevadas frecuentes en las montañas y lluvias en las zonas bajas y veranos cortos y relativamente secos.

Es esta la región vaquera por antonomasia de la Península.

Desde tiempo inmemorial ha destacado por la cría de vacas pero también de otras especies ganaderas como ovejas, cabras, caballos, burros y cerdos aunque la vaca ha sido la reina y señora de los prados y pastizales de esta región aportando leche, carne y fuerza motriz a sus propietarios.

En esta región encontramos una gran diversidad de razas bovinas autóctonas.

El crecimiento del pasto es bastante constante a lo largo de todo el año en las zonas más bajas pero en las zonas altas cubiertas por la nieve en invierno, el pasto sólo puede crecer durante el verano por lo que las vacas ascienden en esa estación a los pastizales de montaña o puertos.

En invierno, las vacas de esta región son estabuladas o trasladas a otras regiones pero la primavera es una época de gran esplendor para ellas como decíamos al comenzar este artículo.

Durante la primavera, las vacas disfrutan de los verdes pastos de las zonas bajas y de los valles.

Como ocurría en la región I, los vaqueros aprovechan el periodo de estabulación invernal para que las vacas realicen los partos con la doble finalidad de poder atenderlas mejor y proteger a los terneros evitando el ataque de los lobos pues esta es la región europea con mayor censo de este cánido.

Esto permite también que cuando las vacas sean sacadas de las cuadras y llevadas a los prados y pastizales, se alimentan con la abundante hierba y aumente su producción lechera para poder alimentar a los terneros que, ya grandecitos, se comienzan a alimentar también de pasto.

Muchas vacas de esta región son explotadas en régimen estante, permaneciendo todo el año en zonas bajas y siendo cambiadas regularmente de prados, algo muy frecuente en áreas como el interior de Galicia donde encontramos multitud de pequeñas parcelas divididas por cercas diversas para organizar el pastoreo de manera más eficiente.

Las grandes vacadas particulares, antaño también las comunales, son trasladadas a finales de primavera a los puertos con la doble finalidad de aprovechar los pastos de montaña y poder así segar los de las zonas bajas para almacenar hierba seca o ensilarla.

REGIÓN III. VACÍO INTERIOR.

Amplísima región que ocupa buena parte de Castilla y León, una mínima parte de Euskadi, parte de La Rioja, parte de Navarra, las provincias de Zaragoza y Teruel y parte de la de Huesca, parte de la provincia de Lleida, buena parte de Madrid y de Castilla-La Mancha, la provincia de Jaén y parte de la de Córdoba.

El clima es variable dada la gran extensión de la misma, pero podemos definirlo como mediterráneo continentalizado con inviernos muy fríos, veranos largos y calurosos y lluvias escasas concentradas en otoño y primavera.

Es, por lo tanto, una región muy poco apta para la cría de ganado bovino siendo el ovino el ganado dominante y dedicándose gran parte de la tierra al cultivo de secano (cereales, vid y olivo) y en las zonas de regadío a cultivos forrajeros para alimentar al ganado de esta región y al de las otras regiones.

Aún  así, esta región siempre albergó vacas y bueyes de trabajo durante siglos y posteriormente también un gran número de vacas lecheras. Hoy en día, las vacadas reproductoras, pertenecientes a menudo a razas autóctonas, se concentran en las zonas serranas (Serranía de Cuenca, Albarracín, Maestrazgo) donde durante el verano disponen de abundantes pastos.

En invierno, cuando las montañas no tienen pasto o se cubren de nieve, muchos ganaderos trashuman a las zonas bajas del Valle del Ebro o de la región V como veremos después, disfrutando las vacas de una primavera extraordinaria con abundantes pastos.

La paridera de las vacas suele producirse nada más llegar a los pastizales de invierno para que, en primavera, los terneros puedan consumir ya el pasto y, si no pueden ser vendidos, puedan caminar hasta los pastaderos de montaña para completar allí su desarrollo con los pastos estivales.

REGIÓN IV. MONTAÑA CENTRAL.

Se incluyen en esta región las zonas montañas de los Sistemas Ibérico y Central: La Rioja, Burgos, Soria, Segovia, Ávila, Salamanca, Guadalajara, Madrid y Cáceres.

Clima con inviernos largos y fríos en los que son abundantes las nevadas, veranos cortos y suaves y otoños y primaveras con abundantes precipitaciones.

(c) Silvestre de la Calle García.

Aunque no tanto como la región II, ha sido siempre una zona destacada por el ganado bovino, si bien las ovejas y cabras fueron siempre muy abundantes, especialmente en épocas pasadas.

Durante el invierno, debido a las heladas y en ocasiones a las nevadas que cubren el suelo de las zonas más altas durante meses, el pasto no crece y en primavera y otoño sólo lo hace en las zonas bajas y abrigadas. En verano, el pasto de las zonas altas, crece como si fuera primavera gracias a la humedad y la abundancia de agua del deshielo y a la temperatura suave.

Esto obliga a los ganaderos a establecer un riguroso calendario para el aprovechamiento de los recursos, forzando a las grandes vacadas realizar trashumancia de largo recorrido o movimientos estacionales más cortos.

En las zonas más altas, las nevadas son las que marcan el momento en el que el ganado debe ser bajado a las cercanías de los pueblos para concentrarlo y trasladarlo a las dehesas tan pronto como sea posible a pie o en camión. En el primer caso, las vacas recorrerán hasta 15 ó más jornadas para realizar un viaje de 250 kilómetros.

Tradicionalmente, las vacadas eran raras, limitándose muchos ganaderos a tener 2 ó 3 reproductoras que pasaban el invierno en cuadras como en las regiones I y II alimentándose de heno y saliendo a pastar en primavera y otoño en las zonas bajas y subiendo en verano a las zonas más altos.

Todavía hay explotaciones relativamente pequeñas o asentadas en las zonas más bajas de las sierras, que siguen este sistema propio de las épocas pasadas en las que el ganado bovino era fundamentalmente utilizado como animal de trabajo y cría así como para la producción de leche.

Durante la primavera, las recias vacas que se quedan en esta región, disfrutan de los pastos de las zonas bajas tras haber pasado el verano a la intemperie complementando su alimentación heno, paja y ocasionalmente pienso.

Dependiendo de la climatología de la zona, la paridera se organiza antes o después pero siempre buscando que los terneros puedan alimentarse de pasto en primavera y procurar que no tengan subir a las zonas altas con las madres, donde los ataques del lobo son más frecuentes.

Terminada la primavera, las vacas ascenderán a los pastos altos de verano, llamados en esta región agostaderos, donde permanecerán todo el verano y parte del otoño hasta que tengan que ser trasladas a zonas bajas para comenzar un nuevo ciclo.

REGIÓN V. MEDITERRÁNEA.

Como su propio nombre indica, se corresponde con las provincias bañadas por el Mar Mediterráneo: Girona, Barcelona, Tarragona, Castellón, Valencia, Alicante, Región de Murcia, Almería, Granada y Málaga, además de las Islas Baleares. Cádiz, aunque bañada por el mediterráneo entra a forma parte de la región VI como veremos luego.

Clima mediterráneo con escasas precipitaciones durante todo el año y muchas horas de sol, ideal para el turismo pero no para las vacas, aunque que las hay.

Región muy apta para la agricultura con cultivos hortofrutícolas y especialmente indicada para la ganadería ovina y caprina, encontrándose en ella algunas de las razas caprinas lecheras más famosas del mundo como la Murciana-Granadina o la Malagueña.

Las vacas fueron en esta región utilizadas durante siglos como animal de trabajo, teniendo en una enorme importancia en las zonas bajas y también en las zonas altas que llegaron a especializarse en la cría de yuntas para enviarlas a la región III. Actualmente, aún se crían vacas en las zonas altas pero dedicadas ya a la producción de carne.Los pastos naturales en esta región crecen poco aunque en las zonas serranas, la situación es similar a la descrita en la región IV pudiendo hablar de «montaña cálida», entorno desconocido en Europa.

Durante la primavera, el pasto crece en las zonas bajas y en verano muchos rebaños realizan trasterminancia desde los valles a las sierra o una peculiar trashumancia desde la región VI conocida como trashumancia horizontal (invierno en Sierra Moreno y verano en Sierra Nevada).

Se suele aprovechar el invierno para que paran las vacas y críen a sus terneros durante la primavera pues, llegado el verano, los pastos se secan salvo en las zonas más altas.

REGIÓN VI. LA DEHESA.

Amplia región que abarca el cuadrante suroccidental de la península Ibérica extendiéndose por el norte hasta el río Duero. Se incluyen en ella parte de la provincia de Zamora, prácticamente la totalidad de las de Salamanca y Cáceres, las provincias completas de Badajoz, Huelva, Sevilla y Cádiz así como parte de las de Ávila, Toledo, Ciudad Real y Córdoba.

El clima en esta región es mediterráneo continentalizado con inviernos cortos y suaves, veranos largos y en ocasiones verdaderamente calurosos y precipitaciones concentradas en otoño y en menor medida en primavera. Esta última estación puede comenzar y terminar antes de las fechas que marca el calendario.

El pasto crece durante el otoño y en menor medida en el invierno pero lo hace sobre todo a comienzos de la primavera, época de gran esplendor para el ganado.

La dehesa es un sistema muy peculiar. Constituye un bosque aclarado por el hombre pero que se ha convertido en un auténtico ecosistema. Se trata de un sistema agrosilvopastoral en el que la ganadería ocupa un puesto fundamental estando representada por ovejas y cerdos pero también por vacas, cabras y equinos.

La peculiaridad de la dehesa estriba en que durante el verano, a veces incluso ya a finales de primavera e incluso durante buena parte del otoño si las lluvias tardan en llegar, no hay absolutamente nada de pasto ni más recurso disponible que el ramón de ciertos árboles como el fresno en las dehesas relativamente húmedas. Esto marca el calendario ganadero de manera decisiva, obligando a muchos ganaderos a trasladar a sus vacas a los pastos de montaña de las regiones II y especialmente IV.

En el otoño o el invierno, dependiendo si la bellota es aprovechada por los cerdos Ibéricos, las vacas regresan a la dehesa y tiene lugar la paridera con el objetivo ya conocido de que los terneros estén bastante desarrollados en la primavera para complementar su alimentación con el pasto y poder ser así vendidos al final de dicha estación sin necesidad de recibir pienso ni ellos ni las vacas si el año es bueno o mínimamente aceptable.

Al llegar en otoño, las vacas se alimentan del rebrote herbáceo y de las bellotas, en invierno consumen el pasto más escaso pero que nunca falta bajo el abrigo de las encinas así como el ramón de éstas si el campo niega otro sustento.

En primavera, el pasto es muy abundante hasta el punto de que algunas parcelas pueden ser segadas y proporcionar henos que, aunque de poca calidad comparado con el heno de prado, puede ser una valiosa reserva para épocas de carestía.

Al organizar la paridera en otoño e invierno, los sementales deben permanecer con las vacas desde principios de año o antes. De esta forma, los partos comenzarán en septiembre y finalizarán antes de que concluya el invierno.

Esto especialmente acertado teniendo en cuenta que con la abundancia de pasto, los sementales pueden ser mantenidos recibiendo una ración mínima de pienso.

En muchas zonas donde se siembra cereal, las vacas son trasladadas a final de la primavera a las rastrojeras donde permanecerán todo el verano alimentándose de paja y grano caídos durante la cosecha.

Sin embargo, la mayoría de los ganaderos optan por realizar la trashumancia entre las dehesas y los pastos de montaña como ya se dijo anteriormente. A pie trashuman miles de vacas hasta los agostaderos de la región IV aunque el transporte en camiones es realizado por muchos ganaderos. Este último medio de transporte es utilizado por ganaderos de la región II que acuden a la dehesa durante el invierno y la primavera.

REGIÓN VII: CANARIAS.

Corresponde al archipiélago Canario. Las particularidades ganaderas de esta región dan para mucho y serán tratadas a su debido tiempo en un artículo a parte.

LOS VAQUEROS DE CADA REGIÓN.

Si en cada una de las regiones estudiadas se dejase al ganado en la más absoluta libertad, como ocurre con ciertas razas manejadas de forma asilvestrada como la Monchina, la Betizu o la Marismeña, las vacas se las arreglarían perfectamente solas realizando desplazamientos estacionales en función de la disponibilidad de alimento y de la climatología igual que hacen todos los herbívoros salvajes a lo largo y ancho del mundo.

Pero esto no puede hacerse así como así en los tiempos actuales pues debido a la actividad humana y al crecimiento urbanístico, el ganado invadiría propiedades privadas, pueblos, carreteras…al desplazarse en busca de alimento y de mejores condiciones climatológicas. Además, su productividad se vería mermada y su explotación sería escasamente rentable.

Por ello, es decisiva la figura del VAQUERO en cada una de las regiones ganaderas españolas siendo preciso aclaran que no es lo mismo ser vaquero que «cuidavacas» o «guardavacas».

El vaquero es un experto conocedor del ganado que maneja y del ambiente en el que vive, no necesitando ni reloj ni calendario para saber lo que hacer en cada momento: si hay que cambiar a las vacas de prado o de finca, si hay que estabularlas, si engordan, si adelgazan, si hay que echarlas de comer más, si hay que retirar ya los terneros y soltar los toros….

Veamos algunos ejemplos de cada región citada más arriba.

REGIÓN I.

Aunque menos que en épocas pasadas por el cambio de usos del suelo y el crecimiento urbanístico, quedan muchas vacas en esta región donde veremos el ejemplo de varios vaqueros.

– ÁUREA QUINTIAL ORTIZ.

Junto a su hijo Juan, gestiona la única explotación de raza bovina Pasiega dedicada exclusivamente a la producción lechera. Además, mantienen perros Loberos Cántabros y gallinas Pedresas.

La Pasiega, es la única raza bovina autóctona de la península Ibérica especializada en la producción lechera. En la explotación de Áurea, realizando un manejo extensivo y ecológico se alcanzan producciones de 7000 a 8000 kilogramos de leche por vaca y lactación, cifra superior a la alcanzada por cualquier otra raza en el mismo sistema de explotación.

Esta raza estuvo a punto de desaparecer y de hecho se la dio por extinguida aunque gracias al trabajo de la ganadera Matilde Arnáiz, algunos ejemplares lograron sobrevivir. Posteriormente y gracias al enorme trabajo realizado por Áurea Quintial Ortiz.

– SERGIO CANALES GARCÍA.

Junto a su esposa Vivi Alonzo es propietario de la Granja La Ferrería en San Mamés de Meruelo (Cantabria) donde mantienen vacas Pasiegas y algunos ejemplares de Cabra del Asón.

Sergio maneja sus vacas de forma totalmente extensiva realizando las mudas propias del ganado pasiego pero teniendo en cuenta los fundamentos de la ganadería regenerativa con el fin de favorecer la recuperación del suelo tras ser pastadas las parcelas por las vacas.

Su proyecto es sacar próximamente al mercado una serie de productos con la leche de vaca Pasiega como ingrediente principal.

– GANADERÍA ARBAIZA AMUNDARAIN.

Bajo la dirección de la matriarca Leire Amundarain Ganadutegia encontramos esta ganadería en Orozko (Bizkaia) dedicada a la cría de excelente ganado bovino de raza Pirenaica además de algunos ejemplares de raza Terreña

Actualmente, Ustariz y Joritz Arabaiza Ganadutegia colaboran activamente en la explotación siempre bajo las directrices de su madre, haciéndose cargo también de un magnífico rebaño de cabras de raza Azpigorri.

REGIÓN II.

Una amplísima región con gran número de vacas y de vaqueros.

Comenzamos en Galicia tomando como ejemplo al joven DAVID OUTEIRO FERNÁNDEZ criador de la mítica y singular raza Cachena, el bovino más pequeño de la península Ibérica y uno de los más pequeños del mundo.

David maneja su ganado de forma extensiva y en pastoreo permanente pero realizando un exhaustivo manejo teniendo en cuenta los principios de la ganadería regenerativa con el fin de que el ganado no dañe el suelo con su pisoteo.

En Cantabria, concretamente en el Valle de Liébana, se encuentra la localidad de Caloca donde tiene sus vacas Tudancas y Casinas uno de los ganaderos más renombrados de Cantabria, CARLOS FIDEL VEJO que, según otra gran ganadera de esta región y que se marchó pronto,  Teresa Callejo Fernández (1980-2022) «En Tudanca y en Casina, lo mejor lo tiene Vejo en Caloca».

Carlos Fidel mantiene una extraordinaria ganadería compuesta por varias decenas de vacas Tudancas y Casinas que maneja de forma extensiva con estabulación invernal en modernas naves, pero prendiendo a las vacas con las viejas cebillas, y subida a los puertos durante el verano.

Pero Carlos forma un binomio inseparable con su hija CARLA VEJO CUESTA que, pese a su juventud es ya una de las vaqueras más importantes y conocidas de Cantabria, teniendo por delante una prometedora carrera como ganadera cimentada sobre la roca de sus antepasados.

REGIÓN III.

En el llamado «vacío interior» hay menos vacas que en otras regiones pero también las hay.

– JUAN MARTORELL GARGALLO es propietario de una importante vacada integrada mayoritariamente por ganado de raza Avileña. Sigue un sistema de manejo extensivo trashumantes y comercializa la carne de su ganado bajo la marca SABOR TRASHUMANTE.

Además de carne fresca y madurada de vaca vieja, Juan ofrece productos como hamburguesa, cecina y salchichón de vaca que pueden ser adquiridos online.

REGIÓN IV.

Región destacada siempre por sus vacas y, en tiempos pasados, por los abundantísimos bueyes de labor con verdaderas organizaciones carreteriles como la Real Cabaña de Carreteros de Burgos-Soria y la Real Cabaña de Carreteros de Gredos. Hoy el ganado se destina a la producción de carne casi en su totalidad.

– IVÁN URETA.

Ganadero de la localidad de Quintanar de la Sierra (Burgos) que mantiene ganado vacuno de raza Serrana Negra o Serrana Negra Ibérica, bovinos utilizados durante siglos para el trabajo, la producción de carne e incluso la producción de leche. No

Todavía utiliza Iván su yunta de vacas para trabajar y participar en fiestas y exhibiciones así como en la recreación de oficios antiguos.

– ROBERTO GARCÍA CARREÑO.

Ganadero de El Espinar (Segovia) que trabaja como vaquero en la importante ganadería Quintanar del Espinar dedicada a la cría de ganado bovino selecto de raza Charolesa, aunque él mismo tiene también su propio ganado.

No resulta fácil ser vaquero en estas frías montañas que en invierno se cubren de nieve y donde además el lobo siempre está al acecho, pero después del duro invierno vendrá la primavera.

– ESPERANZA DE LA CRUZ CASELLES.

En la localidad abulense de Pascualcobo, tiene su excelente ganadería de raza Avileña-Negra Ibérica, en la que destacan extraordinarios animales de la variedad bociblanca, Esperanza de la Cruz Caselles.

Esta ganadera, que además tiene una docena de cabras recuerdo de las más de 700 que tuvo hace años, maneja sus vacas de forma extensiva en dehesas serranas y praderas que en primavera disponen de gran cantidad de hierba.

– JUAN MANUEL YUSTE APAUSA E ISABEL LÓPEZ ARRABÉ.

Ganaderos de Barajas y Navarredonda (Ávila), mantienen una excelente ganadería trashumante de raza Avileña-Negra Ibérica de las capas negra, beciblanca o bociblanca y bardina, luchando especialmente por salvar de la extinción a esta última variedad.

Como tantos ganaderos de Ávila, Juan Manuel e Isabel son trashumantes y en invierno marchan con su ganado a Extremadura, regresando en el mes de Junio. Para facilitar el manejo, realizan el transporte en camiones.

LOS CERRILLAS.

La familia Torres de Navarredonda de Gredos (Ávila), conocida popularmente como la familia de Los Cerrillas, es una de las principales familias trashumantes de la provincia de Ávila.

Poseen más de 500 cabezas de raza Avileña-Negra Ibérica de capa negra y galana.

Con su gran vacada realizan la trashumancia a pie entre los pastizales de Gredos y las dehesas extremeñas y viceversa. Más de 250 kilómetros de camino que suponen más de 15 jornadas marcha conservando esta milenaria tradición.

Junto a Juan Manuel Yuste y otros ganaderos y aficionados de la zona, forman parte de la Cabaña de Carreteros de Gredos, realizando multitud de actividades con sus yuntas de bueyes.

– DAVID BERNALDO DE QUIRÓS PABLO.

Ganadero de Navas del Marqués que mantiene excelente ganado de raza Avileña-Negra Ibérica además de un auténtico tesoro bovino español como son la media docena de ejemplares de raza Blanca Cacereña, una de las más antiguas del mundo, que pastan en la explotación.

Es también ganadero trashumante aunque parte de su ganado pasta todo el año en tierras abulenses donde las vacas tienen que estar siempre atentas a los movimientos del lobo.

REGIÓN V.

Decíamos que esta es una región dominada por el ganado menor pero también una región agrícola de gran importancia donde los bovinos fueron utilizados como fuerza motriz durante siglos.

– FRANCISCO PORRAS es un ganadero de Cártama (Málaga) que tiene una explotación en la que mantiene ejemplares de vaca Castellana de la Axarquía, raza no reconocida oficialmente y que se encuentra en grave peligro de extinción.

Francisco sigue trabajando en el campo con las vacas para labrar la tierra o cosechar el maíz, además de mantener toros enteros domados (no bueyes) para el tiro de carretas en fiestas y romerías.

REGIÓN VI.

Entre ovejas, cerdos, caballos, cabras…en la dehesa pastan y abundan también las vacas tanto de ganaderos de otras regiones que acuden en invierno y primavera en busca de los magníficos pastos como aquellas pertenecientes a los ganaderos locales.

– ALEXIS ÁVILA PULIDO Y CAROLINA MARTÍN FUENTES.

Joven pareja de ganaderos de la localidad de Montehermoso (Cáceres), aunque Alexis es originario de Almoharín.

En su explotación mantienen medio centenar de cabezas de excelente ganado ovino Fleischschaf, 7 cabras y un par de vacas.

Las vacas pastan durante todo el año en prados y parcelas adehesas donde cuando es necesario se complementa su alimentación con piñas (mazorcas) de maíz aunque durante la mayor parte del año disponen de abundantes pastos.

Cuando el pasto de una parcela comienza a agotarse, Alexis y Carolina cambian a las vacas de finca realizando cortos recorridos a pie. De esta forma, aprovechan eficientemente los recursos sin necesidad de suplementar excesivamente al ganado.

– GONZALO LORENZO GÓMEZ.

Ganadero de la localidad cacereña de Acehúche, propietario de 300 ovejas, 45 cabras y una treintena de vacas. Perteneciente a la mítica familia de Los Trochas, importante saga ganadera, es también uno de los principales responsables de mantener viva la fiesta de Las Carantoñas.

Las vacas de Gonzalo pastan todo el año en las dehesas, prados y rastrojeras de la localidad de Acehúche siendo su alimentación complementada cuando es necesarrio.

– PILAR DOMÍNGUEZ CASTELLANO.

Ganadera de la localidad cacereña de Brozas. Mantiene un magnífico rebaño de ovejas de raza Ile de France cuyos ejemplares han recibido no pocos premios, además de vacas de las razas Limusina y Frisona o «Suiza».

En las extensas praderas de Brozas, donde apenas no hay arbolado, la primavera puede ser realmente extraordinaria si el tiempo acompaña, proporcionando suficiente hierba a las vacas, incluyendo a las voraces «Suizas» que Pilar no tiene para ordeñarlas sino para utilizarlas como nodrizas de terneros de otras vacas.

– DAVID MAHÍLLO GONZÁLEZ.

Joven ganadero de la localidad de Casar de Cáceres que mantiene con gran entusiasmo unas cuantas cabras aunque se dedica fundamentalmente a la cría de excelente ganado vacuno de aptitud cárnica.

Buena parte del año, las vacas de David pastan en las extensas dehesas extremeñas, aunque en verano son trasladadas a la provincia de Ávila de donde es originaria la familia paterna de David disfrutando allí de los extensos agostaderos serranos.

GUIJO DE SANTA BÁRRBARA: EL PUEBLO DE LOS VAQUEROS.

No podemos terminar este artículo sin mencionar el caso concreto de Guijo de Santa Bárbara, pequeño pueblo de menos de 400 habitantes pero con un censo de más de 1000 cabezas de ganado bovino.

Por su situación geográfica, este pueblecito de montaña quedaría encuadrado claramente dentro de la Región IV o Montaña Central. Su clima presenta veranos cortos y calurosos e inviernos largos y fríos, con una pluviometría que supera los 1000 ó 1500 mm anuales, no siendo raros los años que rebasa los 2000 mm, concentrándose las lluvias fundamentalmente en otoño y primavera, permitiendo el crecimiento de los pastos durante buena parte del año en las zonas bajas donde se encuentran abundantes prados de siega y diente.

Durante buena parte del año, las vacas de este municipio pastan en la sierra pero en invierno y primavera, la inmensa mayoría de los ganaderos realizan una trashumancia corta o trasterminancia, llevando sus animales a las dehesas del Campo Arañuelo, donde permanecerán hasta la llegada del verano, regresando entonces al pueblo.

Como curiosidad, debemos decir que entre 1930 y la primera década del siglo XXI hubo un gran número de vacas lecheras de raza «suiza» (Frisona) cuyo manejo era similar al llevado a cabo por el ganado vacuno de las regiones I y II.

Lamentablemente, esto ya desapareció.

A MODO DE EPÍLOGO.

En este artículo, tal vez demasiado extenso, hemos repasado pormenorizadamente el manejo del ganado bovino de la península Ibérica durante la primavera, época de esplendor para estos animales.

Confiamos que haya sido interesante para los lectores.

NOTA FINAL DEL AUTOR.

Este artículo ha sido escrito por un «vaquero sin vacas». 

Me crié en casa de mis abuelos Juan García García y Marcelina de la Calle Vicente que fueron ganaderos toda la vida y que tuvieron vacas hasta el año 2000, cuando tuvieron que venderlas por causas forzosas.

Pero aquellos días siempre quedarán en mi recuerdo y el manejo de nuestras vacas en Guijo de Santa Bárbara, similar al que habrían llevado mis antepasados gallegos con sus vacas en la localidad pontevedresa de O Rosal, me viene muy bien hoy para escribir todo esto.

A la memoria de mis abuelos, dedico este artículo.

FUENTE: https://elcuadernodesilvestre.blogspot.com/2024/05/prados-y-dehesas-las-vacas-en-primavera.html

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