POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS).
Y digo bien 71 edición (y no 72), puesto que la del año pasado no se celebró; no vaya a pasarnos lo mismo que con el Descenso del Sella, que nunca celebró su XIII edición por la ignorancia supersticiosa que arrastra consigo el número 13 (pasando directamente de la XII a la XIV edición) y así llevamos -desde el año 1950- contando un Descenso de más que nunca existió.
Toda España se convierte en verano en un coso de fiestas rebosante de emociones, una especie de tobogán por el que se desparraman distracciones, alborotos, jolgorios, divertimentos, recreos y desahogos varios.
Todo es un ir y venir de acá para allá, el caso es salir de casa con cualquier pretexto, especialmente en estas semanas que se abren a la holganza tras tantos meses de pandemia, aun no resuelta del todo.
Cada ciudad, villa, pueblo, ayuntamiento, comisión de fiestas, elige a su pregonero para que dé fe de las excelencias del lugar a los lugareños a los que se dirige.
No debe dejar atrás nada que se precie de lo que vivió y sintió en el lugar que pregona, y cuando el pregonero es ajeno y lejano al mismo, se informa previamente de lo que debe ensalzar y (casi nunca) censurar.
De modo que la hospitalidad que se le brinda debe quedar en un buen lugar protocolario, con un pregón que no sea pretencioso, ni demasiado conocido o repetido, a ser posible que llegue más al corazón que a la cabeza; contando con acierto las vivencias del pregonero, con ingenio, brindando por la buena vecindad, y así siempre provocará la curiosidad del público.
Con estas premisas qué grato ha sido escuchar a una persona como Luis Miguel Carrio Laria dando el pregón de La Peruyal de este año, porque aunque no haya fiesta como la conocemos desde 1949, nunca debe faltar tiempo para aupar a la tribuna a quienes pueden contarnos mucho y bueno de nuestro pueblo.
Luis, que -junto con tus hermanos y demás familia- tiene raíces muy profundas en este concejo, lleva la esencia de Parres allá donde esté, como bien pude comprobar en septiembre de 2019 cuando me invitó a dar el pregón de las fiestas del Centro Asturiano de Vitoria que con tanto acierto preside.
La luz de la identidad territorial que le iluminó en su nacimiento no se apagará por muy lejos que los avatares de la vida le lleven a otras tierras, a otras patrias, a otras culturas.
En la tarde de este 24 de julio de 2021, hemos seguido con atención el pregón que Luis pronunció desde el balcón del ayuntamiento, donde a lo largo de casi 45 minutos desgranó todo cuanto se puede contar de la Arriondas que él vivió durante su infancia, juventud y madurez.
Una auténtica ´catarata´ de emociones cayó sobre los asistentes al acto, y nada ni nadie se quedó en el tintero, con decenas de anécdotas y situaciones vividas y recreadas en un carrusel de sentires que llegaron al corazón, entre chispas de humor y entrañables recuerdos para tantos que formaron parte de nuestras vidas en todos los campos sociales del concejo, sin faltar la memoria de su muy apreciada familia.
Antes de cerrar el pregón Luis hizo a la Corporación Municipal tres peticiones: sobre la desaparecida “fuentina” de La Llera, sobre la cantera de Pilanegru y sobre mi persona (cuestión esta última muy inesperada, inmerecida y que le agradezco muy profundamente).
Estimado Luis:
Muchas gracias también por tu repetido e insistente interés en que estuviese a tu lado en esta tarde (tanto en el homenaje en La Peruyal como en la balconada del ayuntamiento).
– Francisco José Rozada Martínez, Cronista de Parres-(24-VII-2021) –