POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

Ya, en los siglos XVII y XVIII, las Cofradías de la Semana Santa, manifestaban su penitencia por las calles de nuestra localidad, ataviados con sus vestiduras talares, pidiendo limosna, flagelándose y con arrastre de cadenas.

Sin embargo, para algunos, la impunidad que les proporcionaba llevar el rostro cubierto les permitía que pudieran cometer desatinos. Por tal motivo, “Los Bandos del Buen Gobierno del pueblo de Ulea”, prohibían estas entre otras cosas estas manifestaciones ya que, si se cometían “atropellos” quedaban casi siempre, en el anonimato. Sí, además de pedir limosnas y saquear los escasos ahorros de los vecinos, con intimidaciones, se producían violaciones y asesinatos.

Como consecuencia de estos hechos y, para evitar tales desmanes, el abogado de los Reales Concejos y Corregidor de Su Majestad Don Juan Pérez de Prieto de Arroyo, exhortó a todos los municipios de Murcia, entre ellos Ulea, a que nadie se vistiera de nazareno en la vía pública fuera de las procesiones, con el fin de encubrir su identidad, so pena de un castigo de cinco años de cárcel y una multa, en ducados, según la gravedad de los delitos. Al mismo tiempo se prohibió que nadie vagara, en los días señalados de Cuaresma y Semana Santa, cometiendo tropelías ni blasfemando.

A partir de esas fechas, comenzaron a proliferar los pregones, anunciando la llegada de la Semana Santa, en los últimos días de Cuaresma.

La comunidad religiosa del municipio, tuvo la deferencia de ofrecerme en el año 2012 la ocasión de efectuar el Pregón de Semana Santa, en la Cuaresma. Sin dudarlo, acepté; a pesar de aquellos Bandos y Pregones del Buen Gobierno, en los que se aconsejaba luchar contra los desmanes de los ciudadanos. Al aceptar tan honrosa invitación, pensé:

– Voy a pregonar la inminente llegada de la Semana del año 2012; fechas de paz, amor y recogimiento. La haré cara al público, desde el presbiterio. Sin túnicas ni vestiduras talares. Versaré mis palabras sobre “La historia de la Semana Santa”, desde su origen; su religiosidad a través de los tiempos y el costumbrismo: con sus procesiones y recogimiento, tanto a nivel familiar como popular.Giraré mi alocución en torno al “Sermón de las Siete Palabras” e invitaré a todos los vecinos a que pasen unos días en paz y armonía.