POR RAFAEL ÁLVAREZ RODRÍGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLACASTÍN (SEGOVIA)

En la fotografia (Centro Segoviano de Madrid, CSM) , a la derecha el Presidente del Centro Segoviano D. Antonio Horcajo Matesanz, el homenajeado Arquitecto, D.Alberto García Gil, el Alcalde de Villacastín D.Jesús Grande Lozano y el Presidente del Consejo General de Arquitectura Técnica de España, D.Jose Antonio Otero Cerezo.

Con un trabajo constante, meritorio , a lo largo de un año, El Centro Segoviano de Madid, que desde hace veinte años, viene concediendo el Premio a la Restauracion del Patrimonio heredado, dirirgido por D.Antonio Horcajo Matesanz, ha conseguido llevar a buen término la soñada idea, de entregar éste importante galardón, en la Villa Segoviana de Villacastín. El trabajo ha dado sus frutos y en torno al “Monolito” de “granito gris” castellano, se congregaron un buen número de invitados y vecinos que al son de la dulzaina y el tamboril presenciaron la colocacion de una corona de flores a cargo del Pte., del Consejo General de Arquitectura Técnica y en galardonado D. Alberto García Gil. Tomo la palabra D. Antonio Horcajo que resalto las virtudes e importancia del monje Jeronimo, que gozaba de la total confianza de Felipe II. El paraje donde se levantó el Monolito en 1944 ( que fue bendecido por el Sr., Obispo de Segovia Excmo., Sr., D. Luciano Pérez Platero, el Dtor., General de Arquitectura D.Pedro Muguruza Otaño y D.Luis Bellido , Decano de la Real Academia de Bellas Artes y otras muchas personas relevantes y entre ellas el escultor Villacastinense Florentino del Pilar, que inmortalizo la imagen del frayle en la fachada del Ayuntamiento, con una placa de bronce), ha sido cuidado y mantenido con esmero por los sucesivos ayuntamientos, cosntituyendo un verde y fresca pradera, donde concurren los vecinos de la zona. En el granito gris, tipico de la villa, del que se construyó el sobrio monolito castellano, se han ido grabando los centenarios celebrados en el mismo, como sucederá con el actuál. Los periodicos de Segovia y Valladolid, enviaron corresponsales al evento.

Seguidamente, se trasladó la comitiva a la Iglesia de San Sebastián, al que accedieron autoridades y homenajeados, por el pasillo principal, estando la iglesia al completo de vecinos, invitados y curiosos. En el interior del templo, con una acústica privilegiada reconocida por expertos, con la gratificante temperatura interior que mantienen los bloques de granito, se dejó oír la música procedente de un órgano eléctrico, a cargo del Maestro Organista de la Catedral de Segovia D. ángel Montero Herrero

Seguidamente D. Antonio Horcajo Matesanz, con la seguridad, la pasión y el dominio de la retórica (sin papel alguno) resalto para los vecinos e invitados, la figura extraordinaria del sencillo fraile lego, que estuvo desde el comienzo y hasta el final, de la obra de El ESCORIAL, siendo enterrado en 1603 en la puerta de su celda, privilegio concedido a los artífices de la Octava Maravilla de Mundo. Glosó, como no podía ser de otra manera, la figura del premiado, que en ésta ocasión ha sido español y segoviano, pero que está abierto a Arquitectos europeos. Porque lo novedoso de éste premio, es, que ha trascendido a Europa.

La lección Magistral, de D. Alberto fue de un contenido extraordinario en el que hizo un repaso de sus antecedentes por los foros europeos, en pro de la restauración. Sus frases con contenidos filosóficos sobre la construcción, a un nivel académico extraordinario, merecería la pena que fuera objeto de una separata, para poder meditarlo y asimilarlo en todo su valor.

Recibido el premio y tras los aplausos entusiastas de los presentes, el Maestro Organista ejecutó las notas del Himno de Europa.

El viejo órgano del S.XVI, XVII, testigo mudo, de la música de órgano eléctrico, merecería un estudio pormenorizado para su restauración y que algún día pueda tocarse desde el mismo, el Himno de Europa.

Rafael Álvarez Rodríguez, Cronista Oficial de la Villa de Villacastín (SG)

12 de Julio de 2015, 542 años después que el Rey Enrique IV, Promulgara las leyes de la Hermandad de Villacastín, en la vieja iglesia Románica, cuyo espacio, ocupa hoy el templo.