POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¡Ya pasó la Navidad! ¡No nos tocó la Lotería, esa en la que se pierden números y se introducen clandestinamente en los bombos ¡Ya descansamos, aunque sea de momento!
Dícese que el día 25, propiamente el día de Navidad, es el «día internacional del RECALENTAMIENTO»; DEL RECALENTAMIENTO DE SOBRAS, se entiende. Y es verdad.
Y que hoy, día 26 es día de preparación de bromas, simpáticas unas y de mal gusto, otras, para hacerlas realidad el próximo día 28, festividad de los Santos Inocentes, que además de ser el título de un precioso libro de don Miguel Delibes es una tradición cristiana muy antigua.
¿Qué conmemora esta tradición?
Cuenta el Evangelio de San Mateo que cuando nació Jesús en Belén vinieron unos Magos de Oriente a ofrecerle dones y veneración pues entendían que sería el futuro Mesías y Rey de Israel. Al desconocer su paradero, preguntaron a las gentes de Jerusalén y a su rey Herodos I El Grande, quien no supo darles respuesta correcta y les suplicó que si lo encontraban rápidamente le avisaran para adorarle el también.
Pero los Magos, en aviso celestial, estuvieron calladinos y retornaron a sus países por otros caminos diferentes a los de su venida. ¡Y Herodes sin enterarse del sucedido!
Pero, ¡ay amigos!, este Herodes I llamado el Grande, era un «puntu de muchu cuidau». El historiador judío Flavio Josefo (37-100) en su libro «Antigüedades Judías» lo describe como un personaje que, en criterios médicos de hoy, diríamos que era «una persona patológicamente celosa de su poder»; tanto, que has ordenó matar a familiares suyos por miedo a que le arrebataran el trono.
Y si tal era el «buen señor», ¿cómo iba a tolerar que un niño pudiera ser el Mesías y Rey de Jerusalén?
Solución: Matar a TODOS LOS NIÑOS MENORES DE DOS AÑOS nacidos en Belén.
Y así se cuenta que sucedió. Menos mal que María y José, en aviso divino, «pusieron tierra por medio» y emigraron a Egipto.
Esa es la historia o la leyenda que nos cuenta el sacrificio de los SANTOS INOCENTES y que «derivó» a un día de bromas, de chistes, de noticias falsas contadas con gracia, etc. etc.
Bueno, mi receta de hoy, aprovechando un «pexe» sobrante, no es broma. Háganla con máxima seriedad de «cosa cierta».
Se trata de preparar una dorada al horno con setas.
Ya escamada, evisecerada y limpia la dorada (con un peso de unos 450 g) se le dan dos cortes transversales en los que se incrustan unas laminitas de limón.
Se lleva al horno y se cubre con un pochado de cebolla y pimiento verde cortado en juliana fina y se baña con el aceite de fritura y una tacita de caldo de pescado. Hornea a 180º C hasta que este a punto y jugosa. Conviene bañar la pieza de vez en cuando con su propio caldo de asado.
A medio asado se complementa con unas setas de cultivo para que se hagan junto con el pescado.
Buen invento, sí señor. Inspirado en el extraordinario libro de Imanol Beleak, que es seudónimo de don Manuel Cuervas-Mons, marino mercante y empresario vasco, editado en 1933. Otro de los «tesoros» culinarios que poseo.
A propósito: ¿Leyeron en algún periódico deportivo que Zinedin Zidane rompe con el Real Madrid para incorporarse como entrenador el Real Sporting de Gijón?