POR FRANCISCO PUCH JUÁREZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDESIMONTE (SEGOVIA)
El día 10 de los corrientes se llevó a cabo en el Centro Segoviano de Madrid, el pueblo más grande de la provincia de Segovia, la presentación del libro “Jerónimo Tapias, Jeromín”, escrito por Eduardo Juárez Valero, historiador y buen escritor, nacido, como el que ésta crónica escribe, en el más bello pueblo de España y parte del extranjero La Granja, hoy Real Sitio de San Ildefonso del que el autor es Cronista Oficial.
¿Y qué nos cuenta este Cronista y genial escritor?, pues nada más y nada menos que las aventuras y desventuras del personaje que él, se ha inventado “Jeromín”, basándose en la Historia y las historias que su “maestro” Francisco de Paula Van Halen, pintor de Cámara de la Casa Real le hacía descubrir llevándole de un lugar a otro de la geografía española y de manera muy principal en las poblaciones de La Granja y de Madrid.
Como buen historiador, Eduardo Juárez ha escudriñado archivos, de la Real Colegiata de La Granja, de la propia Casa Consistorial y otros, para irnos dando cuenta detallada de los personajes históricos y las fechas en las que vivieron y estuvieron presentes en los hechos que nos narra, para darnos una idea de verosimilitud de lo que el personaje de su libro “Jeromín”, nos va contando, lo que hace que el libro aparte de una novela, pueda ser considerado como un libro histórico.
Me gustaría destacar que, como hijo del Real Sitio que soy, me son conocidos algunos de los episodios que Juárez nos narra, y de manera especial los lugares en los que los sitúa como pueden ser, El Palacio Real, La Colegiata, los jardines, las monumentales fuentes como la Fama, los Baños de Diana, Pomona, La Selva y aquella parte del jardín menos visitada por los turistas, que dan al Laberinto, La Cascada Vieja o La Ría.
Nos narra magistralmente Eduardo Juárez la procesión del Viernes Santo en La Granja, sobre la que ‘El Adelantado de Segovia’ publicó hace más o menos veinte años una de mis “Estampas segovianas”, y en la que el autor del libro sitúa a un personaje, que conocí, porque era amigo de uno de mis tíos, y a su hijo, amigo de uno de mis primos, persona de estos tiempos más cercanos que no de la época que nos cuenta Jeromín, primera mitad del siglo XVIII.
La lectura del libro viene a deleitar la mente y el pensamiento, cosas ambas diferentes porque la mente almacena hechos y episodios vividos o conocidos, mientras que el pensamiento nos lleva mucho más allá de lo que la mente almacena e imagina.
Pues bien, Eduardo Juárez ha sabido compaginar en su libro el pasado y el presente, haciendo protagonistas a personajes del siglo XVIII con historias de más actualidad, dándole voz y palabra a Jeromín, de hechos que el propio autor ha vivido o su imaginación ha inventado.
Ese es el hecho diferencial del escritor, hacer creer en sus novelas que las cosas que dice no son sus propias vivencias, sino que se las inventa como si nunca hubieran pasado.
Desde otro punto de vista, el libro, literariamente hablando, en la opinión de este neófito cronista, podemos considerarlo como una joya de la literatura, por su perfecta redacción, por su forma de expresión, por su conocimiento de la lengua, siendo una magnífica manifestación de la narrativa española. En definitiva, Eduardo nos ha demostrado con este libro que además de Cronista es un buen escritor.
En la presentación del citado libro, que corrió a cargo del Presidente del Centro Segoviano Antonio Horcajo, estuvo presente el Alcalde del Real Sitio, y buen amigo José Luis Vázquez, que cerró el acto con unas elocuentes palabras no sólo sobre el libro, sino también sobre la situación, y el problema de la España rural que tan necesaria es para el normal desarrollo y convivencia entre todos los españoles.