ESTE AÑO SE CUMPLE EL 90 ANIVERSARIO DEL NOMBRAMIENTO DEL DICTADOR COMO PRIMER EDIL DE LA CAPITAL,SEGÚN ANTONIO BOTIAS CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Murcia, contra todo pronóstico legal, tuvo durante un tiempo dos alcaldes. Y no fue en siglos pasados, donde no era infrecuente el nombramiento de dos regidores. Sucedió hace noventa años justos, tras un curioso acuerdo municipal que consagró como primero entre los murcianos al entonces presidente del Consejo de Ministros, dictador al uso entre 1923 y 1930, Miguel Primo de Rivera.
El acuerdo se adoptó a propuesta del entonces alcalde murciano, Luis Fontes Pagán, marqués de Ordoño, el mismo cuyo palacete familiar sería derribado en 1976 por la estulticia de quienes gobernaban entonces el municipio. En la sesión plenaria, de carácter extraordinario, del 31 de agosto de 1928, Fontes Pagán tomó la palabra para advertir a los concejales que «la voz de vuestro alcalde sonará en estos momentos trémula en vuestros oídos».
Con «toda efusión, pero sin rodeos», el primer edil solicitó que se nombrara «alcalde honorario de la ciudad de Murcia al ilustre caudillo que rige los destinos de España, el benemérito patriota, honor de nuestra raza, excelentísimo señor marqués de Estella». Y por tan grandes tenía los méritos del dictador que aquella decisión «antes nos honramos nosotros que el agraciado». Casi nada.
«Mandato de conciencia»
Advertía el alcalde, entregado a la causa, que no había en su decisión adulación alguna ni ánimo de imitar a otras ciudades. La moción obedecía a «un imperioso mandato de conciencia: de la mía, de la vuestra y de la entera Murcia». De esta forma, siempre según el regidor, el escudo de la ciudad «tendrá un nuevo laurel inmarchito que agregar a sus inmaculadas coronas».
Obedecía más bien la propuesta al quinto aniversario desde la toma del poder, el 16 de septiembre de 1923. Porque Primo de Rivera, continuaba el alcalde, «no necesita la gloria de este nuestro modesto homenaje: su obra sola, bien conocida, lo hace inmortal». Así que ante la proximidad de la efemérides la ciudad de Murcia «no puede permanecer insensible y callada. Una figura histórica de tal relieve ha de quedar unida por lazos de amor a nuestro nobilísimo solar patrio».
Apoyo de Alfonso XIII
Primo de Rivera se hizo con el poder tras encabezar un golpe de Estado, apoyado por el Rey Alfonso XIII, el 13 de septiembre de 1923. De inmediato, quedó en suspenso la Constitución de 1876, que daría paso a un directorio militar. En 1925 impulsó la creación de un directorio civil, presidido por él hasta que tuvo que dimitir el 28 de enero de 1930. Retirado el apoyo del ejército y del propio Monarca, el dictador falleció en París en 1930.
Hasta entonces sería alcalde vitalicio de Murcia. Realizado tan encendido discurso, Fontes Pagán pidió en 1928 a los concejales que, «en jubilosa aclamación, a voz unánime y en una suprema afirmación que brote de nuestros corazones, quede nombrado desde hoy con todas las prerrogativas y honores». Y concluyó su intervención dando tres vivas al homenajeado, a Murcia y al Rey.
Relata el diario ‘La Verdad’ que tras la lectura de la moción fueron contestados aquellos vivas con aplausos por todos los presentes. Había 33 concejales en aquella época. Aclamación, unanimidad y a otra cosa. Otra cosa que fue dar cuenta de un aumento de los fondos destinados a la pavimentación de calles y el cuidado de jardines.
No descollaba Murcia, precisamente, por innovar en su nombramiento. Numerosos municipios de toda España habían adoptado similares reconocimientos. Uno de los siguientes recogidos por la prensa murciana fue el que acordó el Ayuntamiento de Alcubierre, en Huesca, «como otros limítrofes».
Viaje a Madrid
Primo de Rivera tampoco acudió a Murcia para recibir tan alto galardón. Aunque las fuerzas vivas de la ciudad sí que viajaron hasta Madrid para hacerle entrega de la merced otorgada. Eso sí, el dictador los recibió enseguida, el día 15 del mismo mes. También debieron agradecerle la creación de la Confederación Hidrográfica bajo su gobierno o la construcción del embalse de la Cierva.
El diario ‘Levante Agrario’ notició que el entonces gobernador civil, acompañado por el alcalde, le entregó al presidente «una artística arquilla hecha con madera de morera y adornada con incrustaciones de plata, conteniendo el título de alcalde honorario de la ciudad». Como era obligado, Primo de Rivera «agradeció el obsequio con sentidas frases». El periódico ‘El Tiempo’ hizo mención de «una arquilla de estilo típico murciano», que bien pudo ser una miniatura de un arca de cuatro patas.
La recepción del marqués de Estella tampoco fue exclusiva para la nutrida delegación murciana. Aquél día se convocaron grandes fastos por el quinquenio de Gobierno y, junto a quienes viajaron desde estas tierras a Madrid, se encontraban también «numerosas visitas de comisiones y representaciones de provincias», según informó el diario ‘El Liberal’.
Más inadvertida pasó la noticia llegada desde Londres de que el gran ingeniero murciano Juan de la Cierva acababa de anunciar que emprendería el vuelo con el autogiro para atravesar el Canal de la Mancha. Aquella sí sería una proeza para recordar. Por Antonio Botías
Fuente: http://www.laverdad.es/murcia/ciudad-murcia/primo-rivera-alcalde-20180218010450-ntvo.html