POR ANTONIO VERDÚ FERNÁNDEZ: CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE JUMILLA (MURCIA).
Como es costumbre generalizada en la celebración de la Semana Santa de miles de poblaciones de la todavía nuestra España, que una vez finalizadas las procesiones de este año, nos pongamos a trabajar en las del año que viene, por lo que con esa perspectiva, podríamos adelantar, que al año que viene, durante los días 18 y 19 de abril de 2019, estaremos celebrando Jueves y Viernes Santo, ya que como vemos la semana de Pasión, se traslada al mes de abril, o sea, que se celebra en abril en vez de marzo como ha ocurrido este año.
La foto que vemos explica un poco la puesta en escena de esta procesión: Martes Santo. Las doce en punto de la noche. Cinco minutos antes se apagan las luces de la Ciudad por el recorrido que se desarrolla la misma. Se abren las puertas de la Iglesia de Santiago y sale la procesión.
La luna y las velas encendidas alumbran la noche cerrada. Cientos de penitentes con túnica negra y cinturón basto, cargados con cruces muchos/as y ellos/as, van saliendo del templo en dos filas ante la mirada de miles de de personas deseosas de ver la peculiar procesión. El silencio es total. La fila es interminable de personas que cumplen así sus promesas.
En medio de la fila otros penitentes con promesas mayores, van cargados y arrastrando pesadas cadenas sujetan a la cintura y una cruz en el hombro. Es una centenaria tradición desde el siglo XVIII. Dos imágenes presiden la procesión: el Cristo de la Vida, y la Virgen de la Esperanza, la primera portada por hombres, y la segunda por mujeres.
Ya en la calle todo el cortejo de la procesión, como digo sólo se ve la luz de la luna, las que nos dan las velas encendidas y cada cien metros una gavilla de sarmientos, que se enciende cuando se acerca el paso del Cristo de la Vida, como vemos en la foto, y la que producen los brazos iluminados en el trono de la imagen, y los penitentes que llevan faroles para iluminar el paso de la imagen, y que a la vez son el turno de anderos que se cambiarán con los que lo llevan en este momento.
La procesión discurre por las calles, muchas veces retorcidas y de elevada pendiente, del Casco Antiguo. Aquí vemos a la izquierda, los arcos y ventanas del Concejo del 1558, situado en la antigua Plaza Arriba. En la parte superior podemos ver el Castillo iluminado de Jumilla. Si ha salido a las doce en punto, su terminación no será nunca antes de las cuatro de la madrugada. Como vemos
una larga penitencia para todos los participantes y los que hasta esas horas están presenciando un acto esperado todo el año.
De este año podemos resaltar que las procesiones que el tiempo nos ha dejado celebrar, han sido lo suficientemente importantes, y exitosas, como suele decirse, acorde con el momento que nos proponemos de conseguir, que pronto sea declarada de Interés Turístico Internacional, con el eco que todavía se escucha, de la celebración del XXX Encuentro Nacional de Cofradías celebrado en las fechas del 21 al 24 de septiembre de 2017, en Jumilla, en el que cientos de semasanteros de toda España llenaron nuestras calles celebrando el acontecimiento, que tanto han solicitado en todos los encuentros nacionales con volver a Jumilla, y que por fin de nuevo tras su concesión somos uno de los pocos lugares que lo hemos celebrado 2 veces: en 1999 y 2017, y si entonces se quedaron con ganas de repetir, ahora se ha superado su realización, que no dudamos que en unos años vuelvan a solicitar que la Semana Santa de Jumilla, vuelva a organizar otro Encuentro Nacional, en el que ya podamos aportar lo del Interés Turístico Internacional.
Ahora ya nos queda hacer balance general de este año, y participar en la procesión del Corpus Christi. Procesión declarada de Interés Turístico Nacional desde 2003.