POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Todos los años se celebraba en el Ayuntamiento el sorteo de alistamiento de los mozos de reemplazo de ese año. Verdaderamente era una fiesta, si bien, en estos años 3º del siglo pasado todo era zozobra, inseguridad y desconfianza.
Los familiares de los futuros soldados se ataviaban con sus mejores vestidos, sobre todo las madres y las novias, y se acercaban a la Plaza Mayor, donde estaba ubicado el Ayuntamiento. Allí, les esperaban las autoridades, el oficial tallador y el médico.
Desde todas las calles del pueblo, acudían los mozos de reemplazo del año acompaños de sus familiares y una caterva de niños, a los acordes musicales de las charangas y chirimías.
Sin embargo, en este año 1935, se verificaron tres ausencias de soldados que no pudieron ser referenciados por familiares ni vecinos del pueblo. A estos mozos de reemplazo, ausentes e ilocalizables se les denominaba «prófugos» del Ejercito.
Por tal motivo, en sesión ordinaria del pleno del Ayuntamiento del día 14 de marzo de 1935, el secretario del Ayuntamiento Antonio Belmonte García, por orden del Alcalde Francisco Abellán Ruiz, da lectura a los miembros de la corporación del expediente abierto a los mozos de reemplazo llamados Cándido López Turpín, hijo de Cándido y Evarista; Joaquín Peñaranda Abenza, hijo de Joaquín y de Prudencia; y de Joaquín Ruiz Miñano, hijo de Jesús y de María. Los tres, como el resto de mozos, nacidos en el año 1914 que no habían aparecido.
Dichos soldados del reemplazo de 1935, tenían los números 8, 13 y 14 , y citados públicamente durante varios edictos para que se presentaran en el edificio municipal, no comparecieron ni por sí, ni por medio de representantes legales, al acto protocolario de clasificación, medición, peso y reconocimiento médico; con la finalidad de ser proclamados soldados de reemplazo; ni tampoco pudieron alegar causas que impidieran serlo.
Visto el resultado tras la diligencias oportunas realizadas a los vecinos interrogados, a los cuales se les invitó a que salieran en su defensa y, también, por tres de los padres de mozos, nombrados por sorteo y que recayeron en los números 9, 11 y 15, del alistamiento, la corporación del Ayuntamiento acordó: «declarar como Prófugos de la justicia militar para todos los efectos legales a estos tres mozos mencionados».