PROGRAMA FESTIVO PARA UN VERANO DE POSGUERRA EN ARRIONDAS
Sep 01 2021

POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTINEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS).

A pesar de tantas necesidades en aquellos años posteriores a la Guerra Civil, las tradicionales fiestas de santa Rita y del Carmen volvieron a celebrarse.

Veamos el programa detallado de las fiestas del Carmen de hace casi ochenta años, exactamente de 1942, y -previamente- situémoslo en algunas de las circunstancias que se vivían en la villa de Arriondas.

El Concurso-exposición de ganados celebraba su quinta edición, puesto que se había iniciado en 1938, siendo actualmente el segundo más antiguo de Asturias, solo superado en antigüedad por el de Avilés.

A la Fiesta del Bollu-La Peruyal le faltaban todavía siete años para ser “inventada” un 20 de agosto de 1949, aunque mejor diríamos para ser “copiada” de la Fiesta del Bollo de Avilés, donde ya se celebraba cincuenta años antes que la primera en Arriondas.

La Fiesta de Las Piraguas había dejado de celebrarse en 1935 y no se reanudaría hasta 1944, en la que sería su séptima edición.

En 1942 el concejo de Parres tenía cuarenta y tres escuelas y no había consignación presupuestaria para poner una estufa de carbón en cada una, pues se calculaba el precio en unas 70 pts. por unidad, de forma que cada escuela intentaba solucionar este tema cada invierno como mejor podía.

Las nuevas Escuelas Graduadas de Arriondas (hoy Casa de Cultura Municipal “Benito Pérez Galdós”) tal vez haya sido el edificio público de la villa que más años se tardó en concluir (mejor diría lustros), pendiente aún de instalarse el agua para los servicios y lavabos en 1942, sin que ni el más pesimista pudiese imaginar que habría que esperar nueve años más hasta que fuese oficialmente ´entregado´ al Ayuntamiento y finiquitadas las cuentas de gastos, en 1951.

Aquel año 1942 la vida seguía en Parres tras un ciclón registrado en el concejo en febrero que causó muchos destrozos y derribó numerosos árboles, citándose expresamente muchos robles y hayas en el Puerto del Sueve, sacados después a subasta pública.

Una comisión fue creada para adquirir dos campanas para la iglesia parroquial de San Martín, y dicha comisión pretendía que el Ayuntamiento colaborase o cediese parte de lo recaudado para levantar una cruz en memoria de los caídos.

Acababa de pedirse permiso al propietario del solar para habilitar la antigua y abandonada capilla de San Antonio y fundar en ella un hospitalillo de urgencia.

El médico Celestino Suárez Lobo emitió varios dictámenes de lugares destinados a viviendas; por ejemplo señalaba que en el bajo de una panera de San Andrés pudo comprobar que vivían unas siete personas de forma hacinada, en estado de promiscuidad, adultos y menores de ambos sexos, todos en el espacio de unos cuatro o cinco metros cuadrados, sin ninguna división interior, sólo separados los camastros por una pobre tela en una inhabitabilidad higiénica absoluta.

El que había sido Secretario Municipal durante más de treinta y siete años, Enrique de la Grana Valdés, solicitó su jubilación en 1942, certificando documentalmente cómo llevaba en este trabajo desde el día 5 de julio de 1904.

Enrique cobraba el más alto sueldo del Ayuntamiento, 11.000 pts. al año.

La razón para dejar esta labor fue que se estaba quedando sordo, y así lo hizo constar con el correspondiente certificado.

El Ayuntamiento nombró juez instructor a uno de sus más fieles funcionarios con la finalidad de abrirle expediente a dicho secretario, con arreglo a lo dispuesto en la Orden del Ministerio de Gobernación de fecha 12 de marzo de 1939 sobre depuración de funcionarios.

El Jefe Local de Falange nombró a dos personas para estudiar las diligencias de depuración del recién jubilado secretario.

Por diversas razones varios de los gestores (concejales) municipales presentaron su dimisión, pero el Gobernador Civil no las admitió por no ver causas justas para ello y porque no debían desatender a los vecinos, aunque se les exigiese un sacrificio “como afectos a la Causa Nacional y a su Caudillo”.

En 1942 era alcalde Manuel Blanco Blanco y seguían poniéndose a la venta enseres que aparecen registrados como “procedentes de los rojos”…

El Ayuntamiento corría con los gastos de hospedaje y comida de soldados, guardias, policías secretas, etc. que acudían al concejo en misiones especiales ordenadas por sus superiores, teniendo presente que la corporación municipal republicana y los vecinos no se habían opuesto en su momento a la llamada Revolución de Octubre de 1934, sino que habían sido “tibios” en su condena a la misma, y todo esto a pesar de que la Guerra Civil había concluido casi cinco años antes.

El puente de la Mermeyina -que había sido derribado por la propia compañía del ferrocarril- seguía sin ser reconstruido y se pedía a la Diputación Provincial que lo hiciese de nuevo para dar servicio a los vecinos, a Cuadroveña y al cementerio, pues había que utilizar el camino de la Teyería o el de la Vega.

Pero a pesar de tantas necesidades y en aquellos años de posguerra, organizaron las tradicionales fiestas del Carmen que se celebraban desde muchísimos años antes, primero en la inmediaciones de la antigua iglesia de San Martín y, después, en Arriondas.

En el detallado programa adjunto llaman la atención varios cosas, como que se quemasen fuegos artificiales sobre el río Sella, que el puente luciese una extraordinaria iluminación o que organizasen nada menos que dos becerradas.

FUENTE: https://www.facebook.com/franciscojose.rozadamartinez

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