POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA- CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

Hace unos días, en una de las reuniones informales sobre la Historia de Ulea, que organizo con los jóvenes de Ulea, me preguntaron: ¿Como se fraguó la construcción de las tres casetas de la Plaza del Generalísimo? ¿Cuando y cómo se gestionaron?

En efecto, desde hace unos años, afortunadamente, no me sorprenden las preguntas de quienes quieren saber las cosas más importantes de su pueblo; nuestro pueblo. Les miré, esbocé una sonrisa de complicidad y les contesté:

Fue en el año 1952, cuando en una Sesión Ordinaria de la Corporación Municipal de Ulea, el Alcalde Presidente D. José Carrillo Hita, expuso a la consideración de los compañeros del Concejo uleano, la conveniencia y el deseo de todo el vecindario, de que se construyeran tres casetas para vender carnes y pescados y, como consecuencia, propusieron el lugar soñado para tal ubicación; la pared norte de la Plaza Mayor, entonces llamada del Generalísimo, en el subterráneo, bajo el atrio de la Iglesia de San Bartolomé.

La Corporación, ante esta propuesta, acuerda por unanimidad, que se lleven a cabo dichas gestiones, con el fin de que se haga realidad el sueño de los uleanos/as; solicitando en primer lugar, el oportuno permiso del Excmo. Sr. Obispo de la Diócesis de Cartagena y Murcia, D. Ramón de Sanahuja y Marcé; con ofrecimiento de un donativo de 500 pesetas, destinadas al culto de la Iglesia, como compensación y qué, en caso de que acceda a dicha petición, se instruya el oportuno proyecto y se tenga en cuenta en el Presupuesto correspondiente al año 1953, con la finalidad de que exista el suficiente crédito para llevar a cabo dichas obras y el mencionado donativo y, por supuesto, autorizar al Sr. Alcalde para que lleve a cabo las gestiones de dichas obras.

Todos mis contertulios quedaron enterados.

Ulea 26 de octubre de 1952