POR JOSÉ MANUEL TROYANO VIEDMA, CRONISTA OFICIAL DE LAS VILLAS DE BEDMAR Y DE GARCIEZ (JAÉN)
Bajo la Dirección Técnica de Dª. Rebeca López Macías y la Codirección de D. Marco Antonio Bernal Gómez, con la Referencia Expediente. IA/195/16-, y el patrocinio de la Unión Europea, el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural, el Ayuntamiento de Bedmar y Garciez, la Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y la Fundación Instituto de Investigación de Prehistoria y Evolución Humana, se realizó la Memoria final de la intervención arqueológica preventiva mediante prospección en el piedemonte de la Serrezuela de Bedmar, de la que damos a continuación la esencia de la misma, para información general y para investigadores interesados en el tema.
La Memoria, que consta de 65 páginas y que fue presentada en 2016, se distribuye de acuerdo con los siguientes enunciados:
1. INTRODUCCIÓN.- El proyecto de intervención arqueológica preventiva mediante prospección, nace en el seno del Proyecto JA_851_A_02 “Restauración adaptativa de la vegetación ante el cambio global en La Serrezuela de Bedmar” aprobado y financiado por Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) que pretende restaurar una zona del monte público de “La Serrezuela”, situada entre el núcleo municipal de Bedmar y los acantilados del macizo, la cual se encuentra en una situación de deforestación total debida al exceso de carga ganadera y otros agentes externos.
La zona donde se iba a ejecutar el proyecto de restauración de la vegetación está emplazada cerca de la localidad de Bedmar y situada entre dos castillos considerados BIC. Por consiguiente éste área podría poseer un potencial arqueológico, por ello se propuso, por indicación de la Delegación de Cultura de Jaén y el Ayuntamiento de Bedmar y Garciez, realizar el proyecto arqueológico preventivo a través de dos fases: 1ª. Prospección arqueológica en la zona planteada para la plantación forestal. 2ª. Control arqueológico del movimiento de tierras en el momento de la ejecución del proyecto de plantación arbórea.
Este proyecto arqueológico se llevó a cabo bajo la autorización de la Delegación de Cultura de Jaén, bajo la autorización y apoyo logístico del Ayuntamiento de Bedmar y Garciez, y con el apoyo del equipo humano de investigadores de la Fundación Instituto de Investigación de Prehistoria y Evolución Humana y de Atlas Arqueología.
2. DESCRIPCIÓN DE LA ZONA DE PROSPECCIÓN.- La zona donde se ha realizado la prospección, se corresponde con la que el proyecto de “Restauración adaptativa de la vegetación ante el cambio global en La Serrezuela de Bedmar” había solicitado para su actuación de plantación de árboles y arbustos. Esta se encuentra dentro del término municipal de Bedmar y Garciez (Jaén) –núcleo urbano de Bedmar-, en el Monte denominado “la Serrezuela”, con código JA-70042-AY, y una superficie de actuación de 8,69 Has.
A tal fin la zona según el proyecto de restauración vegetal se dividió en tres rodales de repoblación RO1 –rojo-, RO2 –verde-, RO3. –azul-. Concretamente esta zona está ubicada en el piedemonte al Este de la población de Bedma, está formada por materiales de depósitos de laderas (coluviones) y en unas áreas se desarrollan cambisoles con alta pedregosidad, con una marcada pendiente. Su uso es principalmente ganadero y se accede por la carretera A-320. Su orientación es Norte-Sur, a una altura sobre el nivel del mar de 660 metros. Su referencia catastral es 23013A00700574 y está dentro del polígono 7 de la parcela 574. Esta parcela se encuentra registrada como Monte público y no existe ningún tipo de figura o afección sobre la zona, sólo que está en torno a dos Castillos considerados como Bienes de Interés Cultural en 1985, ajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22/IV/1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
La visibilidad del terreno es prácticamente total, ya que la zona de piedemonte prospectada no está cultivada, tampoco hay árboles, ni arbustos, sólo matorrales dispersos que no dificultan la visibilidad del terreno, por lo que la observación in situ fue muy positiva, ya que se pudo identificar materiales arqueológicos, tanto materiales inmuebles (estructuras murarias) como materiales muebles (cerámicas, artefactos líticos, molinos de manos, sillares aislados).
3. CONTEXTO GEOLÓGICO.- La zona de la actividad se localiza en la vertiente oeste del macizo de la Serrezuela. La Serrezuela es un macizo montañoso aislado al norte de Sierra Mágina, aunque se puede decir que pertenece a la misma unidad. Se encuentra limitada al oeste por el río de Bedmar, al sur por el Barranco de las Adelfas y el cerro de la Golondrina, estribaciones de Sierra Mágina, al este por la propia población de Jódar, cerro Hernando y el río Jandulilla, y al norte por el Guadalquivir. El promontorio del Alto de la Serrezuela, en cuya falda sur se encuentra la cueva, marca el punto más alto del macizo (1.372 msnm), aunque dentro del Parque Natural de Sierra de Mágina, en el que se alcanzan cotas por encima de los 2.000 metros (Pico de Mágina, 2.167 metros), mientras que su cota más baja ronda los 600 msnm.
La Serrezuela, aunque pertenece al complejo montañoso de Sierra Mágina, no se enclava dentro de los límites del parque natural, por su carácter aislado en las estribaciones norte del macizo. Se encuentra dividido por la cuenca del río Bedmar, tributario del Guadalquivir. Tiene una forma arriñonada y alargada, con una superficie aproximada de 1.700 Has, alineadas en dirección NE-SO, ya dentro de las tierras altas de la depresión del Guadalquivir. El afloramiento conforma una estructura anticlinal cuyo flanco septentrional está verticalizado o ligeramente invertido. Desde el punto de vista geológico, se sitúa en dominios paleogeográficos incluidos en la Zona Externa de la Cordillera Bética (Prebético y Subbético), con potentes series carbonáticas de edad mesozoica y con estructuras de plegamiento, fracturación y mantos de corrimiento, que proporcionan las bases litoestructurales para el desarrollo de los procesos kársticos (DURÁN, 2002). La disposición de las unidades tectónicas es superpuesta: el Subbético Externo cabalgando sobre las Unidades Intermedias, éstas a su vez sobre el Prebético, y éste sobre las allanadas unidades de la cuenca del Guadalquivir. La Serrezuela de Bedmar se sitúa en el frente del cabalgamiento Bético, formado por unidades de la Zona Externa Bética, que cabalgan y deforman a la cuenca neógena del Guadalquivir, que es la cuenca de antepaís de la Cordillera Bética (GARCÍA CASTELLANOS et allii. 2002). Estos cabalgamientos se produjeron desde el Burdigaliense al Tortoniense e incluso Messiniense con una dirección de transporte tectónico hacia el N, NO y O, según el lugar y el momento. En su avance han formado un olistostroma de gran magnitud (PÉREZ LÓPEZ y SANZ DE GALDEANO, 1994). Los afloramientos existentes en el área de la sierra abarcan edades comprendidas entre el Cretácico inferior y el Cuaternario, dentro del conjunto de afloramientos más meridionales y occidentales de la Zona Prebética, incluidos en el dominio Prebético Interno Central.
Los afloramientos de materiales prebéticos se ubican al norte de las Unidades Intermedias y del Subbético Externo, en posición alóctona respecto a los sedimentos neógenos de la Depresión del Guadalquivir y cabalgados por las Unidades Intermedias; éstas a su vez también son cabalgadas por las series carbonáticas del Subbético Externo (GARCÍA-HERNÁNDEZ et alii. 2004). Los afloramientos cretácicos más importantes corresponden a la Unidad o Formación “Calizas de Jaén”, que constituyen los relieves Aznaitín, Serrezuela de Bedmar y Golondrina. Su edad es principalmente albiense-cenomaniense, aunque en la zona más NE de la unidad Jódar afloran materiales aptienses. No afloran materiales del Jurásico ni gran parte del Cretácico superior. Los materiales cretácicos en este sector constituyen el zócalo de los depósitos miocenos del Prebético interno y están despegados del resto de la cobertera mesozoica y desplazados al norte. La fragmentación de los materiales cretácicos es una característica de las series del Prebético interno. Estos materiales afloran en facies fundamentalmente neríticas y, además, se intercalan arenas silíceas, tipo facies Utrilla.
La estratigrafía de la Serrezuela de Bedmar o Unidad de Jódar está compuesta por materiales Cretácicos fundamentalmente, rodeados por materiales terciarios y con manchas salpicadas de materiales cuaternarios. La serie del Cretácico inferior está compuesta por arenas silíceas, dolomías arenosas, margas verdes y calizas y margas. El conjunto presenta de 60 a 80 m de arenas silíceas amarillentas, situadas en el extremo oriental de la estructura anticlinal, que pasan lateralmente a dolomías arenosas masivas, de dolomitización tardía. A continuación le sucede un episodio de unos 30 m de margo-calizas y margas verdes. Todo este conjunto es de edad Aptiense inferior, mientras que en el superior aparecen las calizas y las margas, en una serie de 100 a 110 m de espesor. Está formada por calizas nodulosas margosas, con intercalaciones en bancos de estratificación plana y eventualmente alguna intercalación muy delgada de margas verdeamarillentas.
Encima de las calizas aptienses viene un nivel carbonatado, dolomitizado en su totalidad, con un espesor del orden de 130 m. Se trata de dolomías masivas. Las dolomías son de tipo tardío y han perdido completamente su estratificación y textura original. Este episodio denuncia la proximidad paleogeográfica de un lagoon rico en iones de magnesio, situado al norte de esta cuenca de depósito. La edad de este depósito corresponde a la parte alta del Aptiense superior hasta el Albiense superior. Estos materiales dolomíticos dan lugar a relieves enérgicos con modelado kárstico, que emergen entre los materiales blandos del Vraconiense y del Mioceno. Las dolomías grises están estratificadas en capas decimétricas. Texturalmente son dolomicritas con vacuolas de disolución de sales y dolomías cristalinas finas a medias, hipidiotópicas. Localmente a techo aparecen algunos niveles calcáreos formados por calizas packstone-grainstone (biomicritas) con trazas de cuarzo. Los materiales más antiguos que afloran en la Serrezuela corresponden al Aptiense. En este periodo se presenta una serie urgoniana cuyas características determinan una zona nerítica, de escasa profundidad, con aporte de arenas silíceas de ámbito litoral y moderados aportes de agua dulce. El Albiense que culmina localmente con facies Utrillas, se inicia con dolomías masivas. La dolomitización es tardía, sobre carbonatos de plataforma interior. En el Albiense superior se instala un episodio carbonatado de extensión regional muy amplia, en facies nerítica y se intercala entre los terrígenos silíceos. Este predominio de carbonatos, tan constante, debe responder a una etapa de gran estabilidad de la plataforma nerítica. En el Albiense superior se suceden 40 metros de dolomías tempranas bien estratificadas, localmente con algunas intercalaciones de arcillas verdes. La textura es de grano fino a medio. En esta serie del Albiense superior se suceden 10 metros de arenas silíceas blancas en facies de Utrillas típica; 20 metros de calcarenitas parcialmente dolomitizadas ricas en Orbitolina; 10 metros de dolomías y calizas dolomíticas bien estratificadas.
Los sedimentos del Cretácico superior corresponden al techo de la sucesión estratigráfica. Presentan un espesor de 140 meros, donde se aprecian las dolomías con “sombras” de Orbitolinidos. En el flanco sur de la estructura anticlinal, al norte de Jódar, estas dolomías se yuxtaponen con las del episodio Aptiense superior-Albiense, sin que medien entre ellas niveles de arenas silíceas. Este fenómeno puede estar originado por el efecto de una dolomitización tardía muy fuerte e intrusiva sobre ambos conjuntos. Por tanto, no se puede descartar que este conjunto incluya niveles dolomitizados del Turoniense y Senoniense. Estas dolomías se interpretan como depósitos de una plataforma carbonatada abierta y subsidente. Se les atribuye una batimetría de unos 150 metros, señalando que marcan la culminación de la somerización de la cuenca cretácica de este dominio.
En las laderas de la Serrezuela, dentro de la Unidad detrítico carbonatada, encontramos depósitos de calizas de algas y calcarenitas blancas del Mioceno inferior, que orlan todo el macizo. La facies predominante es de calizas de algas y calcarenitas, con esporádicos y delgados niveles de margas blancas intercaladas. Se presentan generalmente masivas o bien en gruesos estratos, que superan a veces los dos metros de espesor. No se observan generalmente estructuras de ordenamiento interno a excepción de algunas laminaciones paralelas. La composición petrológica es variable. En ocasiones está formada por un 40% de esparita, 20% de fragmentos de roca, un 15% de cuarzo, otro 15% de fósiles y el 10% restante son intraclastos. Otras veces está formada por más del 70% de fósiles, un 10-20% de matriz micrítica y el resto es cemento de calcita espática. Entre los materiales calizos de algas que orlan la sierra se intercalan materiales de conos aluviales y glacis cuaternarios, y dentro de la propia sierra se salpican distintos materiales de derrubios de ladera, así como coluviales también cuaternarios.
La Cueva del Aire se corresponde a un pliegue anticlinal similar a la Golondrina. Su flanco SO pasa a un sinclinal que aloja Mioceno y está cortado por una falla inversa ENE-OSO, mediante la que es cabalgada por la Serrezuela de Bedmar. Esta última, originalmente debió ser un monoclinal, pero actualmente está plegada anticlinalmente según NNO-SSE. Los bordes occidentales de estas sierras y la de la Golondrina son dos fallas de dirección NO-SE que hunden el bloque occidental. El macizo calcáreo de la Serrezuela de Bedmar y Jódar ha dado lugar a un modelado kárstico de media montaña y ha favorecido la creación de diversas formas endokársticas o cavidades, al igual que las ya conocidas en Sierra Mágina con restos arqueológicos; la Cueva del Morrón (Torres), la Cueva de la Graja (Jimena), las Simas de Hoyo Hundido y el Pozo (Huelma).
4. CONTEXTO HISTÓRICO.- La villa de Bedmar se emplaza entre el complejo montañoso de la Serrezuela y Sierra Mágina. Desde su situación se controla el paso del valle del Río Cuadros al valle del Río Guadalquivir. Siendo a la vez un paso natural entre el valle del Guadalquivir y el interior de las Béticas, con dirección a Granada y el Norte de Jaén. Estas características hicieron de este lugar, un emplazamiento de gran importancia estratégica, junto con su orografía, gran biodiversidad, abundante agua, hizo de este sitio un lugar propicio para la ocupación y asentamiento recurrente de poblaciones humanas a lo largo de la historia. Se han documentado evidencias arqueológicas de ocupación humana en esta zona desde la Prehistoria. La más antigua corresponde al Paleolítico Medio, en Cueva Rota (Bedmar I) donde se han documentado conjuntos líticos musterienses, adscritos al Paleolítico Medio, producidos por el Homo neanderthalensis (CABRAL et alii. 2012). En otra cavidad, Cueva del Portillo (Bedmar II), se han registrado materiales del paleolítico Superior y del Neolítico en niveles arqueológicos in situ. Los materiales de ambas cuevas son inéditos y aún están siendo objeto de estudio. Otros datos a considerar para la población prehistórica de la zona es la proximidad de la Cueva de la Graja (Jimena) y la Cueva de los Esqueletos (Albanchez de Mágina) ambas con pinturas esquemáticas (SORIA et alii. 2002).
Al periodo ibérico corresponden los yacimientos arqueológicos de los Cornetales y del Cerrillo de los Ayozos, situado entre Albanchez y Bedmar, en estos lugares se han documentado cerámicas ibéricas decoradas (pintadas) y otros fragmentos amorfos, aunque no se ha detectado en superficie estructuras de construcción (LAGUNAS, 1987).
Vestigios encontrados permiten documentar la presencia romana en torno al siglo II antes de Cristo, en la zona del Pago de Campanil, donde se han documentado lápidas con inscripciones. También hay restos de asentamientos en la margen izquierda del río. En otro lugar conocido como el Cerrillo se han encontrado columnas de mármol blanco, molino de aceite y un silo de época romana. Esta ocupación parece corresponder a la colonización de las tierras que se sitúan al Sur del Guadalquivir y los valles circundantes de los ríos Torres y Jandulilla. Bedmar pudo ser un castro romano llamado Accabe.
La presencia Visigoda se ha testificado con el descubrimiento de un sarcófago pétreo, que posee una inscripción, que corresponde con una cita del Libro de los Proverbios de la Biblia. Actualmente depositado en el Museo Provincial de Jaén.
Durante la Edad Media, Bedmar fue un bastión importante para la defensa del Guadalquivir y la protección de Baeza de los ataques musulmanes. Sus castillos testimonian su importancia estratégica. De acuerdo con el profesor Elías Teres identifica Bedmar con al-Matmar que significa silo y, por extensión: cueva.
-La Villa Vieja o Castillo Viejo de Al-Matmar se emplazó en la vertiente oeste del farallón perteneciente al sistema kárstico de la Serrezuela, en un terraplén y bien adaptado a la rocosidad del terreno. El castillo viejo fue construido, según las Crónicas Cristianas de los S. XIII y XIV y la Crónica de Aben Absari (siglo XIII), bajo el caudillo islamizado de origen hispano (muladí) Uabys ben Umayya ben al-Saliya, entre los años 881 y 890. El castillo nuevo era conocido como Al -Manzur (el Mirador). -Coordenadas UTM. X: 464167.415 Y: 4186334.729.
Durante la Edad Media fue tierra fronteriza, y cambió de manos árabes y cristianas en diversas ocasiones. En los Ss. XI y XII los árabes lo amurallaron con tapial de calicanto, con refuerzos de mampostería y un torreón troncocónico. En 1227 Fernando III conquistó la plaza de Bedmar que pertenecía a Abd al-‘Azuz al Numayri, aunque los árabes lo recuperaron muy pronto. En 1231 de nuevo fue tomado por D. Martín Sánchez de Bedmar. Por esta hazaña Fernando III le otorgó Bedmar como Señorío. En este momento se mejoró la fortificación, sin embargo en 1302 Muhammad III de Granada arrebató Bedmar a Sancho Sánchez. En 1309, después del cerco de Algeciras por Fernando IV, se firmó la paz y se llevó a cabo el Tratado de Sevilla en el año 1310 entre Fernando IV y Nasr, donde el Castillo de Peña Marta pasó definitivamente a manos cristianas, concretamente a las de la Orden de Santiago, que tras tomar posesión de él lo reconstruyeron. En la actualidad el Castillo Viejo es propiedad privada de D. José Donoso.
-El Castillo Nuevo o Fortaleza del Mirador.- En 1411, la Orden de Santiago reconstruyó y fortificó el mal llamado Castillo Nuevo, situado al pie de la cuesta de terreno que baja de la falda de la Serrezuela, en la Peña Marta, en la parte alta de la localidad. La alternancia de su posesión entre las fuerzas musulmanas y cristianas y el saqueo nazarí de 1407 por Muhammad VII que arrasó la fortaleza y la Villa Vieja de Bedmar, hizo necesario la reconstrucción del castillo nuevo, levantando el Alcazarejo, para una mejor contención fronteriza con el Reino de Granada, por el infante D. Fernando, en nombre del Maestre de Santiago. Siendo terminado por Luis López de Mendoza, Comendador de la villa. En su reconstrucción se emplearon los avances del momento en arquitectura militar: doble recinto, accesos laterales y muros en zig-zag.
Entre 1562 y 1563 Felipe II expropió el castillo-fortaleza a la Orden de Santiago para venderlo a D. Alonso de la Cueva. Unos años más tarde Felipe III le otorgó el título de marquesado (1614) y Bedmar experimentó un importante crecimiento. Aunque su posterior abandono y pérdida de funcionalidad acabó llevándolo a la ruina. Las actuales ruinas del Castillo del Mirador fueron propiedad privada de D. Francisco Bedmar Perea, desde 1969, pero en julio de 2017, pasó al Ayuntamiento.
5. OBJETIVOS DE LA ACTIVIDAD.- Los objetivos que se plantearon para la actividad fueron los siguientes: 1ª.- Identificación de materiales arqueológicos y yacimientos en superficie. 2ª.- Determinar las áreas sensibles con un mayor potencial arqueológico con el fin de evitar su afección, proponiendo que en estas zonas no se realicen movimiento de tierras, o bien ajustándolo a la evidencia existente, en su caso.
6. METODOLOGÍA PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA SUPERFICIAL.-
1) Estrategias de cobertura del terreno: Se llevó a cabo una prospección arqueológica superficial intensiva, de cobertura total, de las tres zonas propuestas para la plantación arbórea, los rodales 1 al 3 (RO1, RO2, RO3), a través de un equipo de 10 prospectores en formación lineal, con un intervalo de 5 metros entre los prospectores. Un equipo de prospectores que estuvo integrado por un total de 7 técnicos arqueólogos, 1 antropólogo físico, 1 espeleólogo y una estudiante de grado de Arqueología. Todos ellos con una larga experiencia en trabajos de prospección y excavaciones arqueológicas (Dª. Rebeca López Macías. DIRECTORA TÉCNICA. Arqueóloga. D. Marco Antonio Bernal. Arqueólogo. D. Antonio Santiago Pérez. Arqueólogo y Técnico del Archivo Histórico de Jerez de la Frontera. D. Jesús Rodríguez Mellado. Arqueólogo. D. Pablo Garrido. Arqueólogo. D. Francisco Riesco. Arqueólogo. D. Adrián Santos Allely. Arqueólogo. D. José María Hidalgo Molina. Antropólogo Físico. D. Javier Soto. Espeleólogo. Dª. María de los Reyes López Jurado. Estudiante Grado de Arqueología).
2) Documentación e identificación de yacimientos: Todos los materiales muebles identificados, se documentaron in situ en una ficha realizando su descripción y caracterización cronológica y cultural, fueron georreferenciados, se fotografiaron una muestra de ellos y se volvieron al lugar de origen. Los materiales inmuebles localizados se documentaron, georreferenciaron y fotografiaron. Respecto a los yacimientos arqueológicos documentados, se georreferenciaron por medio de un punto central, referencia para una base de datos general, y por medio de una delimitación poligonal.
7. RESULTADOS DE LA ACTIVIDAD.-
1º) RO1 (polígono rojo): La prospección se realizó de Norte a Sur. Este rodal está dividido por un arroyo. En la zona norte del arroyo no se documentaron restos de estructuras, ni de cerámica ni otros materiales arqueológicos, pasado el arroyo dirección sur, documentamos el lienzo de muralla perimetral del Castillo Viejo cuyo núcleo está emplazado junto al farallón. Este muro está separado del núcleo del Castillo a 88 metros al norte, a unos 80 metros de distancia máxima y unos 25 metros de mínima al oeste, y al sur a 25 metros, si bien lo cierto es que la muralla parece que cerraba originalmente precisamente por ahí y por tanto este dato es relativo. El muro abarca una superficie de 28.300 m², incluyendo el recinto interior. En algunas zonas se localizan estructuras emergentes del lienzo y restos de posibles torres, presentando un estado de erosión acusado. Se puede observar claramente en la ladera la dispersión de los materiales provenientes de éste. Posee una anchura media de 1 m. y está compuesto por un zócalo de mampuesto de piedras calizas de carácter local y un alzado de tapial con abundantes cerámicas, tejas, arenas y gravas. Dentro del área perimetral de este muro hemos documentado una abundante cantidad de fragmentos cerámicos coherentes en cronología de época emiral, y algunas del período taifa-almohade dispersos por toda el área, en concordancia con las fechas de la construcción, reformas y ocupación del castillo según las fuentes literarias. También se documentaron muchos restos de tejas y sillares de forma dispersa en el área. Intramuros también identificamos estructuras emergentes de cimentación de mampostería de piedras, que interpretamos que serán posibles construcciones domésticas o de otra naturaleza que desconocemos, emplazadas en una serie de terrazas escalonadas. Para no introducir más ruido en los mapas de hallazgos generales que veremos a continuación hemos preferido entrar al detalle de estos hallazgos al interior de la muralla en la propia ficha del yacimiento Interpretamos que en toda esta área, intramuros, se emplaza una antigua villa musulmana en torno al Castillo Viejo. Extramuros hemos localizado diferentes bancales de piedras, probablemente de carácter agrícola. Y una era en buen estado de conservación con su base de piedras y muro aterrazado.
-Materiales geo-referenciados:
Dispersión de cerámica.-
Restos emergentes de la muralla, cinturón perimetral externo del Castillo Viejo.-
2º) RO2 (polígono verde): En esta zona documentamos un yacimiento con materiales de la Edad del Bronce Pleno, Hierro II y materiales de época medieval. Le hemos denominado Yacimiento del Arroyo de la Cueva del Aire. En el área delimitada poligonalmente como yacimiento localizamos una gran abundancia de restos cerámicos de la Edad del Bronce, junto a un hacha pulimentada fragmentada de ofita, molinos de manos de areniscas compactas y cantos rodados con marcas de percusión y de utilización para moler el grano.
Otros restos cerámicos, pero en mucho menor proporción, de los períodos de Hierro II, época romana (posible fragmento de Terra Sigilita Hispánica Tardía meridional Ss. V-VI DC) y período islámico medieval también se registraron. Este yacimiento está emplazado en la ladera del piedemonte, en el contexto de la existencia de una covacha en la pared del farallón y un arroyo que baja del mismo.
-Materiales geo-referenciados:
Polígono del yacimiento del Bronce Pleno (con algunos restos cerámicos de Hierro II e islámico medieval).
3º). RO3 (polígono violeta): En la parte norte de esta zona delimitada por un arroyo, continua el yacimiento de la Edad del Bronce del RO2 (polígono verde). En la zona delimitada como yacimiento hemos registrado más restos cerámicos del Bronce, molinos de manos, hacha pulimentada, lascas de sílex, algunos núcleos, y restos humanos en el perfil natural de la cárcava del arroyo in situ. Coordenadas UTM. X: 464213.183. Y: 4186028.439.
En el resto de la zona no aparecen restos de cerámica, ni material arqueológico. Sólo hemos identificado algunas estructuras murarias de grandes rocas a secas, sin mortero, en zonas de cierre del arroyo, y algunas dispersas sin poder saber de qué cronología son y su finalidad. Finalmente identificamos una edificación moderna, probablemente del siglo pasado, de una calera construida en 1934, con el fin de paliar el paso existente en la localidad.
-Materiales geo-referenciados:
Restos humanos seccionados por arroyo de la Cueva del Aire y útiles.-
Muros de grandes rocas a seca (sin mortero), en el arroyo para la canalización del agua.-
Calera y recinto anejo.- Situado al SE del área prospectada (RO3), en lo alto de un cerro, hallamos una calera excepcionalmente conservada y un recinto asociado de tendencia cuadrangular, pero de características edilicias diferentes al anterior, aun cuando también emplea piedras en seco, en este caso de tamaño y módulo menor al anterior. Igualmente, la función de este recinto es incierta, pero seguramente tenga alguna relación con actividades agropecuarias. La calera, por su parte, debió estar en uso hasta mediados del siglo XX, aproximadamente.
8. PROPUESTA DE CAUTELAS.- La prospección arqueológica superficial llevada a cabo en esta área ha sido muy fructífera, en primer lugar porque nunca se había realizado ningún estudio de prospección arqueológica superficial sistemática en éste área. Por lo cual la evaluación que resulta de esta prospección es esencial para la comprensión del potencial arqueológico de la zona, aportando una gran información para una “zona de vacío” crono-cultural. En segundo lugar tras la prospección y el análisis de los materiales documentados, hemos podido identificar las zonas arqueológicas más potenciales, donde proponemos evitar el movimiento de tierras para la plantación de árboles y evitar su afección, y las áreas donde no se han documentado ningún yacimiento arqueológico. Por las características de los materiales arqueológicos documentados se ha considerado realizar una propuesta de distinción de áreas por grados de cautela arqueológica, representado por tres niveles: Grado 1 (representado por color rojo en el mapa). Áreas donde se han localizado yacimientos arqueológicos, en las cuales proponemos no realizar la plantación de árboles, ya que las estructuras arqueológicas se verían directamente afectadas. La estratigrafía conservada es relativamente escasa, de forma que es virtualmente imposible sembrar en estas zonas sin producir un daño arqueológico directo. Grado 2 (representado por color naranja en el mapa). Áreas donde se han localizado estructuras materiales de carácter antrópico aisladas, pero que son compatibles con la plantación de árboles (por ejemplo bancales agrícolas). La futura plantación de elementos arbóreos estaría sujeta a una indispensable cautela de control arqueológico de movimiento de tierras. Grado 3 (representado por color verde en el mapa). Áreas donde no se han documentado ningún tipo de material de origen antrópico, las cuales consideramos recomendables para la plantación. En todo caso, si así lo estima la autoridad competente, sería igualmente recomendable realizar un control de movimiento de tierras también es estos sectores.
Para finalizar la valoración hicieron referencia que en el área circundante de los polígonos prospectados, existen un conjunto de eras muy importantes desde el punto de vista etnográfico e histórico-cultural. También es oportuno informar que dentro del Castillo Viejo (que está fuera de los polígonos de plantación arbórea) hay plantados almendros desde los años 70 del S. XX, como se puede observar en la siguiente fotografía.