POR JOSÉ MARÍA SAN ROMÁN CUTANDA, CRONISTA OFICIAL DE LAYOS (TOLEDO)
El pasado jueves, día 29 de junio, pudimos disfrutar en el Paraninfo de Lorenzana del discurso de ingreso como Académica Numeraria de la Real Academia toledana de mi querida amiga Paulina López Pita. Fue un discurso en el que, además de demostrar su grandísima sapiencia, ilustró a los presentes sobre una figura toledana que no es tan conocida como debiera, y que, sin embargo, puso a Toledo en el mapa y tuvo a Toledo en una importante posición en su vida y en la de su familIa. Me refiero a Eugenia de Montijo, emperatriz, primera influencer, mujer revolucionaria donde las haya y, en parte, toledana y orgullosa de la ciudad de Toledo. El maravilloso discurso de Paulina nos hizo conocer a esta interesantísima figura de la historia de España y de Europa, y sirvió como reivindicación de su figura y de su papel, tanto como emperatriz, como posteriormente, en el seno de su propia familia, tan vinculada a nuestra ciudad y a nuestra provincia.
Tras escucharla, concluí una reflexión que me parecía muy interesante exponerles, mis queridos lectores. Esa reflexión no es otra que la de preguntarme por qué Toledo, ciudad absolutamente transversal en todo cuanto se relaciona con la historia de España, no sale como debiera en los libros de Historia. Me resulta un tanto molesto el hecho de que,, si hablamos con personas de fuera de la ciudad, es probable que glosen los hechos ocurridos en la ciudad, a veces, con mayor exactitud y con mayor pasión de lo que lo hacemos los toledanos. Se me ocurrió el otro día, a raíz de este pensamiento, recuperar las cajas donde tengo los libros de estudio de mi infancia. ¡Efectivamente! Nunca encontré referencias concretas a Toledo en los temarios de las asignaturas más allá de los grandes hechos históricos que aquí ocurrieron y que tienen vinculación a nivel nacional. Tampoco la encontré en los apuntes de esas asignaturas, en las que a lo largo de mi vida he tenido alguna nota histórica.
Sin ánimo de ser chovinista, considero que uno de los nuevos frentes culturales que deberíamos abordar es el de procurar que todos los colegios de la ciudad, y si puede ser también de la provincia, dediquen al menos un día en sus calendarios escolares a hablar de Toledo, de su historia, de sus personajes principales, de sus tradiciones culturales, de su folklore y gastronomía, del lugar geográfico que ocupa y de todos los recursos que tiene a su alrededor. Porque, sin embargo, en otras ciudades de España, sí que se aprovecha tiempo en los colegios e institutos para abordar aspectos particulares de las ciudades donde se encuentran. Y, con eso, lo que se consigue es crear un orgullo ciudadano y un poso cultural de la ‘patria chica’ de cada uno que contribuye a mantener un legado cultural desde las escalas más prontas del aprendizaje, que es en las que más y mejor se guardan los recuerdos. Me encantaría ver que, en torno a la festividad de San Ildefonso, los colegios e institutos dedican un día a hablar de Toledo. Y más aún me encantaría, como he visto que este año ha hecho el colegio Carmelitas, que se hiciera algún tipo de actividad para las fiestas del Corpus, para que siga calando el concepto de que es el día más grande de todo el año para un toledano. Y me encantaría ver también unidades didácticas preparadas sobre Toledo y su provincia. ¡No puede ser que nuestros niños y jóvenes no conozcan la riqueza de nuestra provincia!
Aquí lanzo una propuesta para quien pueda recibirla. No solo a nivel público, sino también a nivel de los centros docentes y de las entidades culturales de Toledo y su ancha provincia.