POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES- ARRIONDAS (ASTURIAS)
Este puente -al que llamamos “romano”- une y abraza sobre el río Sella a los concejos vecinos y amigos de Cangas de Onís y Parres, en los que se asienta.
Joya arquitectónica de gran valor y destacada belleza, es de claro origen medieval, aunque “romano” puede haber sido otro anterior a éste. En los últimos 500 años se le conoció como La Puente Vieya, El Puentón, El Puente Cangues y -en documentos del Archivo Municipal de Parres- lo encontramos citado algunas veces como El Puente de Piedra, con su cercano molino, propiedad del Monasterio de San Pedro de Villanueva.
A lo largo de más de siglo y medio se cita cientos de veces al lugar y barrio parragués en el que se encuentra como: «El Puente», sin más.
Declarado monumento histórico-artístico el 3 de junio de 1931, el puente sufrió avatares de todo tipo, desde que fue paso obligado como vía romana que unía Lucus Asturum con el Portus Blendius cántabro.
Siete ojos tuvo y así fue admirado durante siglos. Cuando en 1697 se llegó a un acuerdo para su reparación, quedó constancia de su importancia con estas palabras textuales: “Por ser imprescindible para los vecinos de este Principado para pasar a los reynos de Castilla y Andalucía, Vizcaya y reyno de Galicia y Probincia de Liébana, ciudad de León y Santuario de Cobadonga y Santuario de Liébana”.
Abundante documentación dejó constancia de sus muchas reformas a lo largo de los siglos. Así, desde los 3.780 maravedís que se pagaron por una reparación que duró dos meses -allá por 1577- hasta la última en el año 2007, con presupuesto de 160.000 euros.
Que en las inmediaciones de la cabecera del puente que está asentada en el concejo de Parres se permitiese edificar, fue un atropello en toda regla, ya muy censurado hace un siglo, pues el puente perdió con ello la magnífica perspectiva del conjunto, exento como estaba de otros elementos extraños; algo así sería inimaginable en nuestros días.
Tanto Cangas de Onís como Parres colaboraron en las reformas y reconstrucciones que el puente tuvo.
De los muchos casos que se podrían citar, nos quedaremos con dos.
En 1842 fue el cangués don Antonio Zaragoza quien otorgó una fianza para su reparación y el Ayuntamiento de Cangas de Onís sacó a público remate la obra. Ésta se presupuestó en 6.343 reales con 17 maravedís. Dos años más tarde se volvieron a invertir 5.620 reales, y de las obras se encargaron, primero, don Manuel Otero, vecino de Villanueva y, después, don Manuel Montes, de Llano de Con.
En las consistoriales del Ayuntamiento de Cuadroveña (que era la capital del concejo de Parres) el 24 de mayo de 1766, don Domingo Antonio González de Argandona, como juez primero de los caballeros hijosdalgo, alférez mayor y regidor perpetuo de número, además de comisario en la Corte de Su Majestad por el Principado, en reunión en pleno con los demás cargos de aquel Ayuntamiento dijeron: “Que habiendo padecido ruina una gran parte del Puente de Piedra, paso preciso a este concejo y los de su circunferencia para los Puertos de Mar, de Castilla, al insigne Santuario de Covadonga, giro, comercio, y tránsito preciso, y Montañas de Santander, y que la retardación de su reedificación además de los graves perjuicios que se experimentarán, aumentan la ruina y el costo, y a fin de acudir a su remedio se mandó por el Sr. D. Domingo Antonio González de Argandona, que Bernardo González y Ramón Quesada, maestros de cantería, le reconociesen y declarasen la necesidad e importe del reparón y habiéndolo hecho declararon que para levantar lo caído y fortalecer lo que ha quedado eran precisos cuatro mil reales de vellón y hallándose este concejo sin propios, determinaron solicitar del Principado la ayuda precisa”.
Por su proximidad a la ciudad de Cangas de Onís, el puente “romano” está asociado a ella desde siempre, por historia, entorno y sentimiento.
A Parres y a Cangas de Onís, los dos municipios en los que el puente se emplaza, corresponde directamente -y por igual- velar por el mismo y legarlo a las futuras generaciones en las mejores condiciones posibles.