POR SANTOS BENÍTEZ FLORIANO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE CÁCERES.
En Cáceres a lo largo de su historia han ido desapareciendo multitud de edificios y elementos histórico-artísticos, unos motivados por las reformas que se han llevado a cabo para adecuarlos a funciones más acordes con las necesidades de sus propietarios, pero en otras ocasiones se han realizado por caprichos de personas con influencia en la Villa y contando con el apoyo de los políticos gobernantes, como es el caso de la desaparecida Puerta de Mérida.
La muralla cacereña fue construida inicialmente por los romanos entre finales del siglo III y comienzos del siglo IV a. de C., con grandes sillares graníticos, dispuestos a soga y a tizón. Tenía forma rectangular con cuatro puertas. Cuando llegaron los Almohades se realizó una cerca aprovechando el basamento y las puertas romanas a finales del siglo XII, hecha con mampostería y sillares, dominando la argamasa en los muros y en las torres albarranas defensivas que construyeron.
La Puerta de Mérida era una de las cuatro puertas que los romanos edificaron en el recinto amurallado de la colonia Norba Caesarina (Cáceres). Estaba situada en la zona sur y desde allí se salía en dirección a Emerita Augusta (Mérida). De las cuatro tan sólo queda en el siglo XXI la Puerta del Río o Arco del Cristo, las otras tres fueron derribadas. Estas puertas estaban flanqueadas por torres albarranas almenadas idóneas para la defensa.
La Puerta de Mérida debía de ser muy parecida a la del Arco del Cristo y fue la primera en desaparecer.
Fue destruida en el año 1751 por el concejal Pablo Becerra de Monroy, ya que los vecinos se quejaban constantemente de que la puerta impedía el tránsito normal de entrada y salida de los carruajes a la ciudad. Además se señalaron motivos estéticos, históricos, estilísticos, de salubridad, etc. para su demolición. Pero la causa esencial era que el concejal quería construirse su casa al pie del arco y este le molestaba por lo que solicitó al Concejo su derribo, la torre que la defendía y parte de la muralla, pidiendo que pudiera utilizar las piedras para la construcción de su casa.
Según los documentos de la época los argumentos fueron: “por cuanto la entrada y salida de dicho sitio todavía quedaba estrecha para los coches y carretas”; “los médicos (que) me lo an aprobado por muy útil a la salud pública….pues la muralla impide el aire norte tan apreciable para la salud de un país tan cálido (como Cáceres)”, y también porque afeaba la vista: “todo lo que se puede alcanzar por toda la hermosa rivera, los hermosos campos de guadiloba hasta las sierras de Plasencia”.
Fue concedido el derribo por Real Provisión de Fernando VI, dada en Madrid, el 19 de Diciembre de 1751. Hay que señalar que el Palacio que se iba a construir jamás llegó a edificarse, por lo que se perdió una parte de la historia y el arte de la Ciudad.
El único vestigio-recuerdo de la Puerta de Mérida, en el lugar donde estaba, es una pequeña hornacina que estaba situada sobre el arco, con una imagen de Jesús Nazareno que la protegía de las invasiones sarracenas.
FUENTE: CRONISTA