
POR JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA (LAS PALMAS)
La mar no estaba en calma ese día. El Atlántico bravío, «titán de hombros cerúleos e / imponderable encanto» -como lo describiera Tomás Morales-, se estampaba con fuerza en los roquedales de la accidentada costa del norte grancanario, del litoral galdense, que la «presencia del mar, que nunca es otra que la del Atlántico, está en el aire, en el ambiente, en la propia anatomía de Gáldar» -según apreciaban los hermanos Francisco y Antonio Rodríguez Batllori, en su obra ‘Sardina, puerto del Atlántico’ (1979) y reeditada ahora por ACCOMAR-. Pero al llegar a la antigua y recoleta rada del Puerto de Sardina, la mar, estremecida por la mirada pétrea y atenta de los acantilados circundantes, parecía calmarse y llegar más sosegada a las playas que se abren a uno y otro lado del viejo muelle, que Juan de León y castillo proyectara y entregara en 1898. Allí el océano norteño, en su sonoro bramido, parecía reiterar incesante los versos de Paul Valery, «¡El mar, el mar siempre recomenzado!», a lo que el aire, encauzado en las grietas y barranqueras, le respondía con versos de Alonso Quesada, «y el mar… como invitando a lo imposible!».
No ha vivido Gran Canaria nunca de espaldas a la mar, como en ocasiones se ha querido sugerir con insistencia. Pensemos que ya «…los antiguos pobladores de Canarias llegaron a Las Islas por mar. Desde la cercana costa de África nos separan 60 millas, una travesía cuyo éxito parecía imposible en una época en la que apenas se conocían rudimentos muy básicos de navegación», como apunta Daniel Rodríguez Zaragoza en su magnífico libro ‘Embarcaciones históricas y tradicionales de Canarias’ (2022). Luego ignotos o poco conocidos navegantes recalaran en las Islas desde tiempos y épocas inmemoriales. Navegantes fenicios, romanos, vikingos y, ya en la edad media, mallorquines, dejaron huellas indelebles. Luego, establecidas las islas en verdadera e ineludible encrucijada atlántica, pasan a ser eje de una historia y un devenir atlántico que cambiará su propio destino, que incluso las instituye en eslabón principalísimo en el proceso de globalización, iniciado por navegantes como Cristóbal Colón o Magallanes y Juan Sebastián Elcano, y que culmina a finales del siglo XIX, cuando puertos como el de La Luz será punto ineludible en los viajes de los primeros trasatlánticos que trazan las vías del moderno comercio global.
Pero en ese proceso a través de tantos siglos serán algunos pequeños puertos, en apartados y tranquilos fondeaderos isleños, los que tengan un protagonismo enorme en esa conformación atlántica y naval de las islas, como es el caso de Sardina del Norte, que entre los siglos XII y XIV vio asentados varios poblados de la sociedad aborigen, y que entre los siglos XV y XVII fue protagonista de numerosos incidentes y acciones vinculadas a los ataques y la defensa de Gran Canaria. En 1859, su estratégica ubicación y su protagonismo en las navegaciones insulares le valieron la creación de una Ayudantía de Marina, establecida en Gáldar, con jurisdicción entre Arucas y Mogán.
El Puerto de Sardina es un buen paradigma de lo que la mar supuso a lo largo de los siglos en Gran Canaria, en toda la isla, y no sólo en la Bahía de Las Isletas, luego Puerto de La Luz. Y lo es hoy y lo será en el futuro, pues una vez más ha sabido reinventarse y adaptarse a las circunstancias actuales, con iniciativas necesarias y novedosas, que parecen estar en el ánimo de los versos de Valery, y «el mar siempre recomenzando». Aquí el Atlántico nunca fue frontera para el grancanario, sino camino que le unía y acercaba a los pueblos hermanos y amigos de tres continentes, fuente de progreso y motivo de inspiración, ilusión y esperanza para un alma que casi siempre nace isleña y marinera. Hoy su devenir transoceánico, naval, marinero, hace de ella punto neurálgico para esa denominada ‘economía azul’ que ahora abre los senderos del futuro, y del progreso.
Una historia naval, marinera, atlántica, que ha conformado la identidad y hasta los sentimientos grancanarios -y aquí surgen los versos de Saulo Torón: «El mar es a mi vida/ lo que al hambriento el pan;/ para saciar mi espíritu/ tengo que ver el mar»-, debe presentarse y exponerse de forma permanente a propios y foráneos, por lo que hay que recibir con entusiasmo, reconocimiento y respeto, una iniciativa tan acertada e imprescindible, que era reclamada desde hace años por muchos sectores y voces en Gran Canaria, como el Aula de Mar, que, planteada a iniciativa de la Asociación Canaria de Coleccionistas Marítimos (ACCOMAR), logró que recogiera el testigo el Ayuntamiento de Gáldar, con el apoyo decidido del Cabildo de Gran Canaria, y que se inauguró, en presencia de amplias representaciones institucionales y de la sociedad civil, el pasado miércoles 28 de febrero, en las entrañas del histórico Puerto de Sardina. Un emplazamiento altamente elocuente para lo que la mar significa aquí, y lo que el propio espacio museográfico desea transmitir. Al mismo tiempo, como ha señalado la UNESCO al referirse a los museos en la actualidad, puede «desempeñar un papel preponderante en el desarrollo de la economía creativa local y regional».
El Puerto de Sardina, cuyo nombre más que a la tradicional y consumida especie pesquera isleña, parece vinculado al de un almirante portugués de nombre «Sardinha» que desembarcó por allí -según expone uno de los primeros paneles que se encuentran al entrar a este Aula museográfica-, fue testigo del comercio, de azúcar, de vino, de cochinilla y de plátanos. Pero también de la comunicación de cabotaje e interinsular, sin faltar a las navegaciones que llevaron a miles de isleños, en diferentes épocas a lejanas tierras. Todo ello sugiere que denominar ‘Aula’ a este recinto es señalar su vocación de ir más allá de un mero sitio expositivo, e intentar ofrecer, periódicamente, actividades docentes y divulgativas, o exposiciones temáticas temporales. El espacio no es mucho, en aquella amplia y acogedora cueva, excavada en el enhiesto risco costero, pero se puede apreciar que el ámbito del ‘Aula’ va mucho más allá, dado el entorno tan significativo escogido para ubicarla. Parte de ella es el viejo muelle, son las instalaciones portuarias actuales, es la playa y lo son las actividades que allí se realizan tanto deportivas y turísticas, como la de concursos como el de fotografía submarina, y lo es la propia mar que llega incesante a las mismas puertas de la cueva. El Aula es ese amplio espacio que conforma el Puerto de Sardina, que representa la esencia de la historia marinera y atlántica de Gran Canaria.
Archivos
- Elegir el mes
- abril 2025 (82)
- marzo 2025 (444)
- febrero 2025 (350)
- enero 2025 (412)
- diciembre 2024 (392)
- noviembre 2024 (403)
- octubre 2024 (413)
- septiembre 2024 (274)
- agosto 2024 (294)
- julio 2024 (465)
- junio 2024 (457)
- mayo 2024 (481)
- abril 2024 (433)
- marzo 2024 (500)
- febrero 2024 (400)
- enero 2024 (463)
- diciembre 2023 (474)
- noviembre 2023 (463)
- octubre 2023 (461)
- septiembre 2023 (416)
- agosto 2023 (420)
- julio 2023 (410)
- junio 2023 (433)
- mayo 2023 (460)
- abril 2023 (478)
- marzo 2023 (476)
- febrero 2023 (428)
- enero 2023 (433)
- diciembre 2022 (441)
- noviembre 2022 (400)
- octubre 2022 (404)
- septiembre 2022 (421)
- agosto 2022 (413)
- julio 2022 (434)
- junio 2022 (429)
- mayo 2022 (436)
- abril 2022 (451)
- marzo 2022 (440)
- febrero 2022 (402)
- enero 2022 (402)
- diciembre 2021 (406)
- noviembre 2021 (402)
- octubre 2021 (373)
- septiembre 2021 (336)
- agosto 2021 (318)
- julio 2021 (307)
- junio 2021 (292)
- mayo 2021 (288)
- abril 2021 (264)
- marzo 2021 (274)
- febrero 2021 (266)
- enero 2021 (280)
- diciembre 2020 (300)
- noviembre 2020 (252)
- octubre 2020 (281)
- septiembre 2020 (264)
- agosto 2020 (290)
- julio 2020 (353)
- junio 2020 (375)
- mayo 2020 (428)
- abril 2020 (389)
- marzo 2020 (375)
- febrero 2020 (399)
- enero 2020 (386)
- diciembre 2019 (393)
- noviembre 2019 (472)
- octubre 2019 (392)
- septiembre 2019 (377)
- agosto 2019 (374)
- julio 2019 (451)
- junio 2019 (427)
- mayo 2019 (447)
- abril 2019 (471)
- marzo 2019 (634)
- febrero 2019 (589)
- enero 2019 (639)
- diciembre 2018 (248)
- noviembre 2018 (332)
- octubre 2018 (334)
- septiembre 2018 (200)
- agosto 2018 (157)
- julio 2018 (238)
- junio 2018 (234)
- mayo 2018 (208)
- abril 2018 (262)
- marzo 2018 (257)
- febrero 2018 (228)
- enero 2018 (333)
- diciembre 2017 (265)
- noviembre 2017 (309)
- octubre 2017 (362)
- septiembre 2017 (318)
- agosto 2017 (253)
- julio 2017 (270)
- junio 2017 (338)
- mayo 2017 (322)
- abril 2017 (301)
- marzo 2017 (355)
- febrero 2017 (378)
- enero 2017 (333)
- diciembre 2016 (439)
- noviembre 2016 (616)
- octubre 2016 (417)
- septiembre 2016 (283)
- agosto 2016 (269)
- julio 2016 (270)
- junio 2016 (390)
- mayo 2016 (420)
- abril 2016 (398)
- marzo 2016 (368)
- febrero 2016 (385)
- enero 2016 (367)
- diciembre 2015 (396)
- noviembre 2015 (328)
- octubre 2015 (364)
- septiembre 2015 (285)
- agosto 2015 (260)
- julio 2015 (281)
- junio 2015 (293)
- mayo 2015 (283)
- abril 2015 (303)
- marzo 2015 (347)
- febrero 2015 (326)
- enero 2015 (333)
- diciembre 2014 (355)
- noviembre 2014 (391)
- octubre 2014 (380)
- septiembre 2014 (226)
- agosto 2014 (177)
- julio 2014 (200)
- junio 2014 (234)
- mayo 2014 (281)
- abril 2014 (299)
- marzo 2014 (267)
- febrero 2014 (284)
- enero 2014 (244)
- diciembre 2013 (209)
- noviembre 2013 (246)
- octubre 2013 (232)
- septiembre 2013 (209)
- agosto 2013 (180)
- julio 2013 (219)
- junio 2013 (107)
- abril 2013 (1)
- enero 2013 (1)
- junio 2012 (1)
- diciembre 2011 (1)
- noviembre 2011 (4)
- marzo 2010 (2)
- febrero 2010 (1)
- marzo 2008 (105)
- febrero 2008 (67)
- enero 2008 (68)
- diciembre 2007 (48)
- noviembre 2007 (27)
- octubre 2007 (31)
- septiembre 2007 (17)
- agosto 2007 (22)
- julio 2007 (8)
- junio 2007 (5)
- mayo 2007 (22)
- abril 2007 (30)
- marzo 2007 (14)