POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA DE ZACATECAS (MÉXICO)
La escena de Diógenes de Sinope con su linterna en busca de un hombre honesto ha sido retratada dramáticamente por varios artistas a lo largo de la historia, incluyendo el pintor barroco Mattia Preti.
Nacido en Italia en 1613, Preti fue un maestro barroco, conocido por su habilidad para crear intensas composiciones y su uso expresivo de la luz y la sombra, elementos que encajan perfectamente para ilustrar la figura del filósofo griego.
Diógenes, uno de los fundadores de la escuela cínica, se hizo famoso por su vida sencilla y por su implacable crítica a las convenciones sociales de su tiempo. Él creía que la verdadera honestidad era rara, y en su famosa búsqueda de un «hombre honesto», usó una linterna encendida, incluso durante el día, como símbolo de su búsqueda desesperada de la virtud.
La pintura de Preti captura esta escena poderosamente, con Diógenes caminando por las calles de Atenas, su linterna iluminando un ambiente oscuro, reflejando la tensión entre la luz de la verdad y la oscuridad de la falsedad social. La linterna, en este contexto, se transforma en un doble símbolo: por un lado, es la búsqueda de la honestidad genuina, algo que para Diógenes parecía escaso en un mundo corrompido por las instituciones y normas sociales. Por otro lado, también refleja la constante frustración del filósofo, quien a pesar de su incesante búsqueda, nunca pudo encontrar lo que buscaba.
En la filosofía cínica de Diógenes, la «honestidad» no se limita a la moralidad convencional, sino que abarca la autenticidad del ser humano en su forma más pura, libre de las construcciones sociales que consideraba corrupto. La crítica de Diógenes no sólo fue contra los vicios personales, sino contra toda una sociedad que, para él, había perdido su camino.
Mattia Preti, en la pintura de este momento, no solo retrata un episodio de la vida de Diógenes, sino que también expresa visualmente los dilemas existenciales que planteó: la búsqueda de la verdad y la virtud en un mundo saturado de falsedad y superficialidad. El trabajo de Preti, con su dramatización barroca, sigue siendo una invitación a la reflexión sobre la dificultad de encontrar la verdadera honestidad en medio de los excesos y engaños de la sociedad».
Referencias:
Tú, Mattia. «Diógenes con su linterna, en busca de un hombre honesto». Siglo XVII.
Diógenes de Sinope. Enciclopedia Británica.
Fuente: Giih De Figueiredo (publicado en Facebook el 23/12/2011)
«No me quites lo que no puedas darme», respondió Diógenes Alejandro Magno, refiriéndose al sol, cuando el emperador, frente al barril donde vivía el filósofo, le preguntó qué quería.
Esta historia define la personalidad de Diógenes, un filósofo griego nacido en Sinope en el siglo IV antes de Cristo. También se dice que sintió tanto desprecio por la humanidad que caminó por las calles de Atenas, sosteniendo una lámpara, «en busca de un hombre honesto».
Diógenes vivió en Atenas casi toda su vida, donde fue cuando fue acusado de fabricar moneda falsificada en su ciudad. Estudió con Antístenes, el fundador de la escuela de cínicos, quien a su vez fue discípulo de Sócrates. Diógenes defendió la autosuficiencia (autarquía) y negó la necesidad de valores como la familia, la cultura y el estado. Dijo que la felicidad viene de satisfacer las necesidades de uno de la manera más simple y económica.
Afirmó que todo lo natural no es deshonroso, ni indecente, y por lo tanto puede y debe hacerse en público. La vida de Diógenes, según la tradición, de extrema pobreza, fue, de hecho, la aplicación práctica de sus ideas y una forma de demostrar la posibilidad de poner fin a las convenciones sociales, y así lograr la autarquía.
Diógenes murió, aparentemente, en Corinto, alrededor del año 320 a. C. No queda nada de lo que escribió.
También conocido como Diógenes el Cínico, fue un filósofo griego antiguo. Los detalles de su vida se conocen a través de anécdotas (tiza), especialmente las reunidas por Diógenes Laercio en su obra Vidas y opiniones de Eminentes Filósofos.
Diógenes de Sinope fue exiliado de su ciudad natal y se trasladó a Atenas, donde se habría convertido en discípulo de Antístenes, ex alumno de Sócrates. Se convirtió en un mendigo viviendo las calles de Atenas, haciendo de la pobreza extrema una virtud; se dice que vivió en un gran barril, en lugar de una casa, y vagó por las calles llevando una lámpara, durante el día, afirmando estar buscando a un hombre honesto.
Posteriormente se instaló en Corinto, donde continuó buscando el cínico ideal de autosuficiencia: una vida natural y no dependiente de las lujuria de la civilización. Creyendo que la virtud se revelaba mejor en acción y no en teoría, su vida consistió en una campaña incansable para deshacer las instituciones y los valores sociales de lo que veía como una sociedad corrupta».
Diógenes de Sinope (412 – 323 a.C.)