POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIALDE ULEA (MURCIA). DE LA ACADEMIA DE MÉDICOS ESCRITORES
Hace unos 20 años leí un libro cuyo argumento se centraba en el juego de las damas chinas. Pasado el tiempo un amigo mío llamado Dompe me ha refrescado la memoria y he reflexionado sobre las reglas de dicho juego y en su filosofía de vida; abriéndome las perspectivas de vida en el devenir de nuestro periplo vital.
Como consecuencia, he releído dicho libro y me sigue llamando poderosamente la atención, sobre todo, la sencillez de sus reglas de juego, en las que multitud de veces nos vemos obligados a sacrificar algunas piezas con el fin de obtener otras más valiosas
Para tal menester, como en la vida misma, debemos ir paso a paso y no avanzar a zancadas. Debemos ser pacientes y no saltar dos casillas a la vez. En este juego de damas chinas, solo se puede avanzar; y nunca retroceder. Porque una vez que hemos llegado a la cima podremos otear el horizonte y dirigirnos hacia el lugar que más nos interese.
La vida es como un juego de damas chinas en donde existe el «trueque», porque tenemos que desprendernos de una pieza si queremos obtener otra. Sí, avanzar y jamás retroceder porque, en el juego, nos encontramos ciclos que se acaban; como la vida misma.
Todo el periplo recorrido, no lo podemos desandar, pero sí nos permitirá hacer un alto en el camino y aprender de todo cuanto nos ha sucedido en dicho trayecto, aprender de él, y movernos hacia adelante con más seguridad y libertad. Sin lugar a dudas, las personas nos damos cuenta, a veces demasiado tarde, de que la vida es un juego fascinante en el que tenemos la posibilidad de jugar mejor y divertirnos.
Es conveniente hacer pequeños paréntesis para que nos permitan reflexionar, cada vez que acabemos un ciclo del juego; haciendo punto y final a cuanto hemos recorrido y sacar las enseñanzas que nos ha reportado, con la finalidad de vislumbrar con nitidez el camino a seguir.
En este original juego de damas chinas, solo se puede comprender la vida mirando hacia atrás; aunque, si la queremos vivir con intensidad, tendremos que seguir mirando hacia adelante. Todo lo pasado, es eso: pasado.
Ésta mi reflexión muy personal es que muchas veces la vida nos parece ser muy esquiva y desfavorable, para unos más que para otros, .
Sin embargo de todo ello, saco la conclusión de qué, cuanto merecemos, llegará a su debido tiempo, aunque no seamos capaces de entenderlo en toda su dimensión. Porque la vida “es como un juego de damas chino»