POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Cuando en los primeros años del siglo XIX el clérigo don Bruno Fernández Cepeda escribió su poema «Riqueza asturiana» ya apuntó que hablando de peces:
«Hay PESCADES como borra,
xardón a taca retaca,
congrios a trompa talega, besugis a farta farta…»
Ya tenemos la primera pregunta: ¿Qué es la PESCADA?
Antiguamente, pero muy antiguamente, la palabra PESCADA se aplicaba a lo que hoy llamamos merluza fresca (Merluccius merluccius L.), mientras que la palabra MERLUZA -en algunos casos también LUZ- se aplicaba a la «pescada cecial» o curada.
Hoy las cosas son de otra manera:
.- MERLUZA, es la «Merluccius merluccius L.» de tamaño grande y peso superior a 1,5-2 kg.
.- PESCADA DE TIRA o PESCADILLA GORDA es la pieza de tamaño medio y peso aproximado entre 1 y 1,5 kg.
.- PESCADILLA es la pieza mediana cercana al kilogramo.
.- PIJOTA y PIJOTILLA son las piezas pequeñas que apenas llegan a los 400-500 g.
Dicen los entendidos que las mejores merluzas son las capturadas a anzuelo («merluces del pinchu») y si son hembras («femes») aún son más exquisitas que los machos pues su carne es más sabrosa y sus espinas más finas.
Pero aún hay que saber más cosas, amigos lectores. La palabra MERLUZA es polisémica (no se asusten, no es ninguna enfermedad), lo que quiere decir que tiene varios significados o acepciones, aparte de la de PEZ MARINO.
Veamos:
.- MERLUZA: borrachera, cogorza, melopea, tajada, moña…
.- MERLUZA: despiste, ignorancia, barullo mental, alucinación, ofuscación. En cierto modo esta acepción se relaciona con la anterior.
.- MERLUZO (masculino): bobo, medio bobo, «pazguatu», tontorolo, «tontu´l culo»… Lo que en Colunga decimos «esi ye ningún».
Pues nada, nada… Después de esta clase de Lengua y Literatura, vamos al menú de hoy en CASA PRUDO.
Resulta que la cheff, que es «archimagistra coquarum» consiguió en la pescadería unas PESCADILLAS DEL PINCHU (dijeron que de Llastres) frescas, fresquísimas, «especial de análisis», que diríamos los químicos. El pinche, que soy yo, insinuó prepararlas al horno y, claro, si «dicitur magister, bene dixit», pues «¡tira, que libres!».
En una fuente refractaria colocamos un lecho o cama de patatas panadera casi fritas; sobre ellas pusimos las dos pescadillas (cada una cortada en dos mitades y, por supuesto, limpias y sin cabeza). Cubrimos con una sofrito de cebolla y pimiento rojo y unas rodajas de tomate pasadas vuelta y vuelta por la sarté, Bautizamos con un «asperges me, Dómine» de aceite (poco) y manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, espolvoreo ligero de sal… ¡y al horno!
Bueno, a decir verdad, aún no «entraron al quirófano» y como ven en la foto están «en espera de intervención».
Creo que «tienen vez» para las 13 h, 15 min.
En fin, San Pascual Bailón, patrono de cocineros, y Santa Marta de Betania (la hermana de Lázaro y de María), patrona de cocineras, se encargarán de que todo sea un éxito.