POR ILDEFONSO ALCALÁ MORENO, CRONISTA OFICIAL DE JÓDAR (JAÉN)
El cementero municipal de San Sebastián de Jódar, es sin duda uno de los camposantos más artísticos con los que cuenta nuestra provincia, alabado desde la antigüedad por su esmerada construcción y cuidado. Entre sus artísticos panteones, siempre ha destacado uno: el de Carmencita, por la popular frase escrita sobre su lápida: «¡¡Carmencita!!, ¡¡hija mía!!, ¡tu madre no te olvida!»; y el soberbio conjunto monumental en mármol de Carrara de artística talla; la belleza del mismo y el orgullo de la ciudad por su cementerio y este panteón, hizo que fuese una de las fotografías escogidas de la Gran enciclopedia “Espasa”.
Siempre, este monumento a una niña, ha llamado la atención del visitante, y es también fuente de leyendas populares, creadas recientemente. ¿Pero, quien fue esta niña?
El ocho de marzo de 1875 nacía en la calle del Mesón, hoy Cervantes, una niña llamada María del Carmen de los Ángeles Mariana Josefa del Consuelo, que había nacido el día seis de ese mes, a las once de la mañana. Era hija de don Manuel Mora y Ladrón de Guevara, comandante del Batallón de Cazadores de Cuba, residente en el Norte, natural de Algeciras, y de doña María Dolores Mengíbar y Godoy. Sus abuelos paternos fueron don Anselmo Mora, natural de Ciudad Real y doña Francisca Ladrón de Guevara, natural de Algeciras. Los abuelos maternos don Blas Mengíbar Mesa y doña María del Carmen Godoy Ortega, natural de Cazorla, aunque la familia era procedente de Baeza e Ibros.
Debió de fallecer muy niña, aunque no consta su fallecimiento en nuestra ciudad. Sí que el 26 de junio de 1896 su madre satisface al ayuntamiento de Jódar la cantidad de 120 pesetas “por un sitio del Cementerio á perpetuidad”. El panteón fue realizado en Madrid, en el taller que Antonio Ruiz, denominado también como “Galeotti”, tenía en la calle Concepción Jerónima, 22. La denominación de la firma «Ruiz y Galeotti», puede inducir a errores, quizás el escultor Antonio Ruiz, fuese socio, discípulo o simplemente heredase el taller del famoso artista madrileño, al que atribuyen haber nacido en Italia, sin fundamento: José o Giuseppe Galeotti, autor del panteón de don Juan de Austria en el monasterio de El Escorial a finales del siglo XIX, y que fue un reconocido escultor de la capital de España. Hay una tradición local que afirma que la madre pudo costearlo porque el ángel tiene un defecto físico, un pie menor al otro. El éxito de este panteón hizo que se construyesen otros similares, incluso de la misma firma de marmolistas y escultores madrileños.
La primorosa y minuciosa talla de este panteón, sin herederos conocidos. Desde los tiempos del recordado Antonio Sánchez Portillo y Marcelino Gómez, era cuidado por el ayuntamiento de Jódar como obra de arte; hoy necesita una restauración y la continuación de esos cuidados, tan necesarios en obra tan frágil. ¡Ojalá no quede abandonado a su suerte y continúe preservándose para admiración de las generaciones futuras!. Hace pocos años la niña perdió la cruz que portaba en sus manos, esperemos esté guardada.
En definitiva, una breve historia para una niña, cuya desgarradora frase de su madre, la inmortalizó para siempre, y consiguió erigir en Jódar un monumento al amor materno, representando en ese ángel con la trompeta de la victoria, que eleva el alma contrita de esa niña al cielo. Todo lo demás, en torno a ella, son leyendas muy recientes…