Conozco a Rafael Rivilla Jordan desde la infancia, desde que cursaba estudios de Primaria en el Colegio “Santiago Apóstol”. Fue allí donde inició sus primeras andaduras plásticas en el óleo, acuarela y carboncillo de la mano de D. Emiliano Herrera, un maestro que marcó su vida artística y su pasión por la pintura.

A lo largo de estos cincuenta años he podido seguir de cerca su trayectoria y evolución artística en otros campos, además de la pintura, como es el arte de la porcelana rusa, la delineación artística o la restauración. Paisajes, marinas, bodegones, motivos florales y objetos cotidianos han quedado inmortalizados, durante estas cinco décadas, en los óleos de Rafael en los que cuida la luz, el color y el dibujo.

Trabajador infatigable, dibuja con gran sensibilidad la realidad que nos rodea; trasmitiendo en sus obras serenidad, amor y sencillez. Sus numerosas exposiciones le avalan como uno de los pintores más prestigiosos de la provincia. Si añadimos, a su trayectoria artística, su desinteresada labor al servicio de la cultura valdepeñera participando en numerosas actividades, especialmente las relacionadas con el alumnado de los centros educativos, comprenderemos cuál ha sido el motivo por el que el Ayuntamiento de Valdepeñas de Jaén le ha concedido la Medalla de Oro de la Ciudad.